Emily

Apesar de sus clichés, de su unívoca mirada sobre los franceses y de la suspensión de la credulidad que se le solicita al espectador, Emily in Paris, la serie creada para Netflix por Darren Star (Sex & the City, Beverly Hills 90210) es una comedia romántica mezclada con un relato coming of age imposible de soltar una vez que empieza el primer episodio.

Protagonizada por Lily Collins como Emily Cooper, una especialista en marketing que se muda de Chicago a París para colaborar con una agencia de comunicación y mostrar su talento para el manejo de las redes sociales, la serie aborda el choque de culturas, pero con el sello Starr: poniendo el foco en la moda, los juegos de palabras un tanto obsoletos y, claro, en la relación de la protagonista con sus contrafiguras masculinas.

Como si se tratara de un respiro de las subtramas vinculadas a las cuestionables decisiones profesionales que toma Emily, que siempre terminan mágicamente bien, un día aparece Gabriel, su vecino, un cocinero que la ayuda a familiarizarse con la ciudad, si bien luego la termina involucrando en un triángulo amoroso con su pareja, Camille (Camille Razat). «Nada de lo que él hace sale desde la pedantería de sentirse ganador: simplemente está solo, no sabe qué hacer con su vida, y Emily lo enfrenta a esa realidad», cuenta, del otro lado del teléfono, Lucas Bravo, el actor de 32 años nacido en Niza, que se presentó al casting sin mucha trayectoria a cuestas, y se convirtió en el favorito del showrunner para interpretar al principal interés romántico de la heroína.

Bravo enfrentó las críticas que recibió la serie, contó qué le atrajo del rol de Gabriel, y compartió lo que le enseñó Collins para que su carrera, que está dando sus primeros pasos, prospere con éxito.

-¿Por qué piensa que la serie se convirtió en un éxito instantáneo?

-Porque llegó en un momento ideal. En la actualidad se vuelve muy difícil, en el contexto en el que vivimos, lidiar con muchas cosas, y me parece que la gente necesita de un programa como este que te ayuda a escapar, que además es una de las temáticas que aborda. Me parece que se necesitaba algo así, escapista.

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Lily Collins?

-Ella es una joya, es un placer compartir escenas con Lily, es muy generosa y una gran profesional. Además, ahora puedo llamarla mi amiga, porque siento que crecí como persona, como artista, estando a su lado. Es maravillosa.

-¿Qué fue lo que aprendió de ella?

-Observé mucho la manera en la que se manejaba en el set. Es la estrella del programa, y llegaba a filmar y no había persona a quien no saludara, a quien no hiciera sentir especial. Se tomaba el tiempo de hablar con todo el equipo, de conocer a quienes iban a trabajar con ella, y siempre de un modo muy respetuoso. Para mí el respeto es la base de todo, y verla a ella comportarse así, y ser tan amable, me dio esperanzas para el resto de mi carrera.

-¿Tiene una escena favorita de Gabriel y Emily?

-Mi escena favorita es la última que filmamos, cuando Gabriel se despide de Emily en el restaurante; y como era mi última escena del proyecto, me puse muy emocional, y así pude conectar con lo sensible que era esa secuencia también. Cuando terminamos de filmarla, Lily se acercó y me dijo que me consideraba un gran actor, y que iba a lograr muchas cosas en el futuro. Fue un momento muy especial.

-¿Qué es lo que más le gusta de su personaje?

-Que tiene esa cualidad de boy next door, alguien a quien podrías llegar a conocer fácilmente. Por otro lado, no está feliz con su novia, lo cual lo lleva a equivocarse, pero no lo hace desde un lugar desagradable. Yo quería encontrar capas en él, como la compasión que tiene. Me resulta adorable, y fue muy terapéutico para mí porque, como Gabriel, yo también me sentí igual de perdido en mi vida. Como actor, te enfrentas siempre al rechazo, entonces quise exprimir eso que le sucede de estar a la deriva. Además, tampoco la idea era interpretarlo como un hombre que jugaba con los sentimientos de las mujeres, sino como alguien considerado que no sabe qué hacer con lo que le pasa, que no se comunica con su novia, y que conoce a Emily justo en ese momento, quien representa una oportunidad de crecimiento para él.

-También comparte con Gabriel la pasión por la cocina…

-Sí, trabajé como sous chef en un restaurante, pero solo por dos meses, no tengo la misma experiencia de Gabriel en absoluto [risas].

-¿Cómo tomó las críticas al programa relacionadas con la representación desfavorable de los franceses?

-En este caso, París es una ciudad muy diversa, no es solo una cosa, pero a la hora de contar una historia, tienes que elegir un punto de vista, y Darren eligió lo que mejor sabe hacer: el camino de la comedia. A su vez, quiso mostrar la arquitectura y concebir una serie que hiciera sentir bien a la gente en esta pandemia. En cuanto a los franceses, sucede lo mismo que en otras ciudades del mundo: hay diversidad, hay personas agradables, y otras que no. Me parece que la percepción que tiene la gente depende de su predisposición a la hora de conocerlos. Si no vas con buena energía, vas a atraer lo mismo. Si te muestras abierto y agradable, entonces vas a encontrar gente empática. Todo tiene que ver con estar atrapado en cierta energía. Si visitas París ya pensando que sus ciudadanos van a maltratarte, entonces ahí estás proyectando tus propios miedos, y probablemente los percibas de ese modo.

-¿Estaba familiarizado con el estilo de Darren? ¿Miraba Sex and the City?

-Sí, me encantaba la serie, la vi tres veces completa, por eso me emocionó mucho no solo trabajar con él, sino que él filmara en París.

-¿Siente que el rodaje le permitió reconectar con la ciudad con otra mirada?

-Es muy extraño porque filmamos en tantos lugares, y la mayoría eran conocidos para mí, pero los contemplé de otra forma porque me había quedado con recuerdos o visiones de París que no se conectaban con lo que estaba viendo en el presente. Por eso disfruté mucho el rodaje, porque me hizo apreciar lo maravillosa que es la ciudad.

-¿Cómo lidia con la incipiente popularidad que le dio la serie?

-Siento que no ha cambiado nada, pero porque ahora estoy filmando una película [Mrs Harris Goes to Paris, de André Fauvel], entonces, estoy en un contexto solitario, viviendo la misma vida de siempre. Quizá cuando reconecte con París por fuera de lo laboral, ahí pueda sentir el impacto que ha tenido la serie, pero por el momento estoy concentrado en trabajar cumpliendo con los protocolos, con un doctor que viene todas las semanas a ver cómo estoy, y minimizando las interacciones con el elenco fuera del set. Ojalá pueda empezar a viajar de nuevo, y retomar muchas cosas.


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