Lawler
Sin título (Perfume), 1988. Fotografía a color. 125 x 103.1 cm | Colección Ella Fontanals-Cisneros, Miami

Louise Lawler es una artista americana, nacida en New York en 1947, mayormente conocida por el uso del medio fotográfico en su obra, aunque también ha incursionado en el videoarte, las obras sonoras, la instalación…

Se graduó de Cornell University en 1969, y se mudó a Manhattan. La efervescencia de los movimientos posmodernos de las décadas de 1970 y 1980 en New York fueron el medio idóneo para el desarrollo de su carrera, dentro de la línea del «arte de apropiación». En específico la obra de Lawler tuvo una conexión generacional y temática con la obra de otras fotógrafas americanas contemporáneas con ella como Cindy Sherman, Barbara Kruger (a quien le estaré dedicando una columna próximamente) y Laurie Simmons.

Los temas que le interesan, más allá de los modelos humanos, son los objetos, y en especial obras de arte de otros artistas. De formas aparentemente casuales, o escenográficamente construidos, desfilan por su lente imágenes de salas de museos del mundo, obras clásicas en proceso de desmontaje, esculturas en restauración… Todos tienen en común el interés por forzar una mirada diferente a estas obras, combinando el aspecto del juego con el extrañamiento. Las obras que fotografía se convierten en modelos involuntarios, captados desde ángulos inusuales, no necesariamente en sus posturas o ángulos más nobles, sino como humanizando de algún modo estos objetos, que aparecen vulnerables ante el ojo sorprendido del espectador. El objetivo no es en modo alguno irrespetar la obra o su autor original, sino profundizar en asuntos tales como la autoría, la originalidad de la creación e incluso la relación distante y fría que los museos establecen entre el público y las obras atesoradas.

Cuenta la bibliografía que en 1984 Lawler tuvo la posibilidad de visitar, sin limitaciones de acceso, las casas de los coleccionistas de arte contemporáneo Burton y Emily Hall Tremaine, en New York y Connecticut. La casa de un coleccionistaes, desde mi experiencia personal, siempre un espacio híbrido, a medio camino entre museo y vivienda privada, algo íntimo y a la vez destinado a la observación del ojo curioso de un visitante. Las obras allí no están colocadas siguiendo las reglas museográficas de una institución pública; sino el sentir de un coleccionista que, cual meticuloso relojero, ha hilvanado durante años las distintas piezas de su colección, todas diferentes y peculiares a sus ojos. Esta experiencia fue muy significativa para Lawler, muy joven por aquellos años, porque le permitió interactuar a su antojo con un enorme grupo de “modelos” en un espacio de intimidad y quietud reflexiva.

Su obra Sin título (Perfume), de 1988, es todavía un espacio más intimista, reservado y hasta cierto punto misterioso. Aparenta ser un ángulo de una habitación de una casa. Aunque las paredes están llenas de obras de arte contemporáneo, el descuido intencional de un cable que cae en diagonal del techo, y una suerte de caja en primer plano borroso señalan más bien que se trata de un espacio doméstico. El protagonismo de la imagen lo absorbe el medio punto a la derecha, donde se ve un grupo de frascos de perfumes. No por estar desplazados hacia un lado estos objetos pierden protagonismo, más bien todo lo contrario, tienen el atractivo de lo que se oculta, y resulta por tanto más fascinante. A lo cual se suma la alusión a un elemento inmaterial, como es el olor que desprenden los perfumes, como una sinfonía imperceptible, pero poderosa y subyugante. La composición, en términos de iluminación y sombra, color y sensualidad está intencionalmente construida en función del lente; y le hace a uno sentir que podría estar ahí, que se trata de un lugar físico del que uno podría adueñarse, experimentarlo en toda la dimensión de la palabra.

Le invito a conectarse a mi canal de YouTube y mi website para conocer sobre otras artistas contemporáneas que trabajan con la fotografía.


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