Todo comenzó hace diez años con una carpa de la marca Pepsi adaptada, de manera improvisada, a un estudio de televisión. Allí se celebró la primera edición de los Premios Pepsi Music, un galardón que reconoce el talento musical venezolano. Fue el 29 de marzo de 2012. Venevisión transmitió la gala en la que se entregaron 53 estatuillas del logo de Pepsi con auriculares a artistas como Caramelos de Cianuro, Desorden Público, Chino y Nacho, Óscar D’León, Guaco y el recientemente fallecido Aquiles Báez, entre muchos otros. Desde el inicio los organizadores, miembros de la Academia Pepsi Music y ejecutivos de la marca sabían que lo mejor sería llevar la gala a un teatro. Año tras año, persiguieron el objetivo. Diez años después el sueño se hizo realidad: los Premios Pepsi Music celebrarán su primera década el 21 de septiembre en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño (TTC).
No ha sido fácil llegar al complejo cultural de Caracas, hoy remozado luego de años de abandono y convertido en un centro de actividad política del régimen. En su sala más grande, el público podrá ver a sus artistas favoritos con entradas que van desde los 40 hasta los 60 dólares. Los Premios Pepsi Music tuvieron que atravesar varios obstáculos, cambios y retos en el camino. Tuvieron que evolucionar para poder llegar a Los Caobos. Tras la séptima edición, celebrada en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela el 10 de octubre de 2019, y en la que se entregaron 74 estatuillas, la gala tuvo que hacer frente a la pandemia y a dos ediciones virtuales. Es un reto volver a la presencialidad: más de 100 personas conforman el equipo de producción a cargo de Ana María Díaz, productora general desde la cuarta edición.
“El equipo está en igual proporción contento y nervioso porque la responsabilidad es grande. Siempre hablábamos de ponernos la vara muy alta en cada edición, es un reto superar las ediciones pasadas. También es una prueba para todos hacer los premios en el TTC, pero sé que será una gran fiesta de la industria musical”, dice.
Es un orgullo haber llegado a la décima edición de los Premios Pepsi Music en el TTC, afirma Rebeca Comin, gerente de Portafolio de Bebidas No Alcohólicas de Empresas Polar. “El público ya conoce el premio, sabe en qué etapa nos encontramos, votan y devuelven su cariño a los artistas. Evolucionamos con el público, quien nos ha ido dando las pautas de qué cosas quieren y así nosotros podamos dárselas. Sabemos que estamos en el camino correcto porque nos han acompañado en cada una de las ediciones pasadas”.
Luego de 10 ediciones, fue una evolución natural que los premios llegaran a esta gala aniversaria dorada, señala José Ricardo Di Guida, gerente de categoría Pepsi. “Han sido diez años cada uno con sus retos, con sus eventos a lograr. Hemos pasado distintas etapas, pero sobre todo, hemos descubierto un talento musical increíble en el país”, asevera Di Guida.
Feliz y cálido aniversario
La gala dorada de los Premios Pepsi Music se celebrará con la presencia del público, algo que le dará a la décima edición una calidez que en un estudio de televisión no ocurre de forma natural, comenta Díaz. Los artistas de las 85 categorías que se premiarán este año tendrán la sensación de estar en un concierto cuando los asistentes aplaudan las nueve presentaciones, de entre 8 y 10 minutos de duración cada una, que tendrá la gala. “Todas las presentaciones tocarán la fibra del público. El guion de este año tiene mucho que ver con los artistas de la década, es una categoría que por primera vez se va a premiar por la ocasión”, explica. Los nominados a esa categoría son: Guaco, Chyno y Nacho, Desorden Público, Servando y Florentino, Los Amigos Invisibles y Caramelos de Cianuro.
En la gala se redujo la cantidad de premiaciones para darle más protagonismo a las presentaciones durante la ceremonia que contará con Verónica Gómez y Manuel Silva como anfitriones. “Esta gala lleva meses de preparación y luego dos horas se nos pasan en un segundo”, comenta Díaz.
La productora sabe que no existe el evento perfecto, así que ha ido aprendiendo de cada una de las ediciones pasadas. Aprendió mucho en cuanto al equipo de trabajo, la duración de las presentaciones musicales, la logística y, sobre todo, la estructura que debe tener la gala para lograr el equilibrio en los géneros musicales. “Hay que tener ojos para todos los detalles. El reto este año también está en que no tenemos tanto tiempo para ensayar la logística porque el TTC tiene demasiados eventos. Hay poco tiempo para ensayar, pero con el equipo engranado y con la mejor preproducción podremos lograrlo”.
Una vez terminan los premios, inmediatamente comienza a pensar en el próximo. Para Ana María Díaz son importantes las reuniones de posproducción donde se evalúa en qué se falló y qué se puede mejorar. “Lo primero por hacer es armar el equipo de trabajo y saber con quiénes cuento para que sean las cabezas de la producción. Luego, viene el proceso de las postulaciones, la academia evalúa, y por último se dan las votaciones. Mientras eso ocurre, se comienza a diseñar el evento”.
Este año en particular se trabajó mucho en el diseño del escenario que será muy elegante y dorado. La tarima además cambiará de colores y texturas dependiendo del momento. “Queremos que el público apenas abra el telón diga ¡Wow! Será una gala que resumirá el trabajo realizado desde la primera edición”, asegura Díaz.
Una vitrina
Desde que Pepsi surgió como marca global se ha establecido una relación significativa con la música, ese es el vehículo que utiliza para comunicarse con sus consumidores. Desde grandes personajes como Michael Jackson, Beyonce o Brittney Spears, pasando por artistas locales como Servando y Florentino, Caramelos de Cianuro o Desorden Público, la marca quiso usar la estrategia de la música, explica Di Guida. Fue así como de forma natural se buscó apoyar al talento que surgía en el país en un momento en el que no había premios que lo reconociera.
“Era imposible apoyar a todos los artistas, sin importar su género o en qué momento de su carrera se encontraba. Así que, como parte de esas actividades que hacía Pepsi con la música, se buscó brindarles una plataforma que sirviera de apoyo a todos los géneros musicales”, relata Di Guida. Los premios nacieron y se convirtieron en una vitrina para el talento nacional. “Surgieron varias cosas importantes: la necesidad de la marca de comunicarse, una necesidad que tenía el mercado y un grupo de personas que culturalmente podrían tener apoyo”, explica, por su parte, Comin.
Hay un interés genuino por premiar el talento nacional, enfatiza Di Guida, quien tampoco niega los objetivos que Pepsi busca como marca. “Teníamos la intención de que año a año los indicadores crecieran y estuviéramos más posicionados. Nos planteamos crear una mejor relación con los artistas porque eso nos permite estar presente en sus eventos y en sus shows. Siempre con la búsqueda de acercarlos al consumidor, que es a quien nos debemos. Sí hay un objetivo de marca detrás de nuestro interés genuino por premiar el talento musical”, señala.
Pero lo principal es mostrar el talento más allá de los propósitos de la marca, afirman Di Guida y Comin. Y así pasó: los premios generaron un compromiso y crecimiento con la industria musical venezolana al buscar conectar a través de la música con los consumidores. “Se generaron talentos que en la primera edición eran incipientes y hoy pueden considerarse unas grandes celebridades. Se mostró talento que, quizás, no hubiera podido mostrarse de otra forma”, asegura Comin.
¿Privilegian los Premios Pepsi Music lo mainstream? Toman la palabra los profesionales que integran la Academia de los Premios Pepsi Music, presidida por John Fabio Bermúdez.
El poder del mainstream
No es fácil ser parte de la Academia de los Premios Pepsi Music. Varios de sus miembros como María Beatriz “Pata” Medina, Ricardo Martínez, Otto Ballaben o Daniel Pandesousa lo describen como un honor. Es una experiencia enriquecedora pero, a su vez, complicada. Son el filtro por el que pasan las miles de postulaciones que se envían para los galardones; este año, por ejemplo, fueron 4.200.
Su trabajo consiste en evaluar, mediante mesas de trabajo y con mucha colaboración de sus cientos de miembros, a cada uno de los postulados. “Tenemos que escucharlos a todos. Los expertos de cada género debemos evaluar, deliberar y depurar para reducir la lista a solo cinco nominados, solo llegan los mejores. Luego se abre la etapa de votación al público. Esa doble validación, tanto de la Academia como del público, hace que solo lo mejor de lo mejor llegue a los premios”, explica Otto Ballaben, vicepresidente de la Academia.
Señala que en los premios convergen varias formas de ver, disfrutar y hacer música: está la visión del público que vota por sus favoritos. Luego está la marca que ve en la música un vehículo para conectarse con la audiencia y, por último, la industria musical. Esta última abarca a todos los profesionales que evalúan a los postulados y realizan una curaduría artística y técnica de cada uno. “Esas tres perspectivas hacen que este proyecto tenga mucha empatía”, afirma Ballaben.
Aunque estos cuatro miembros de la academia aseguran que los premios sí son realmente inclusivos, hay quienes recuerdan que no siempre fue así. “Las primeras ediciones fueron muy mainstream, estaba arrancando el premio y había que posicionarlo. Con el pasar de los años, los premios fueron ofreciendo cada vez más espacio a los artistas nuevos. Sí se ha abierto el abanico de exposición más allá del mainstream”, opina Ricardo Martínez, miembro también de la academia Grammy y productor musical.
Pata Medina está consciente de que puede parecer que la Academia apoya lo que más suena porque es lo que consume el público. “El trabajo año tras año es defender lo que no es mainstream. Tratamos de ser objetivos y evaluar cuánto han hecho los artistas más populares para ver si se le puede dar la oportunidad de postular a otras personas”, asegura la locutora.
Recalca que si desde la Academia se nomina siempre a los mismos artistas no se mostrará lo que hacen otros no tan conocidos. “Sabemos que hay consenso en que la Academia siempre premia lo mainstream porque es lo que la gente más consume. A nosotros como académicos se nos da la oportunidad de darle visibilidad a los que no han sido mainstream”, señala.
Esa ha sido la lucha desde hace varios años en una academia donde se busca evolucionar constantemente. Hubo muchos cambios para poder llegar a esta edición, un punto que el cantante y miembro de la academia Daniel Pandesousa define como exacto. “No cambiaría nada de la Academia porque le damos valor a todos. Ya encontramos el punto exacto donde todos podemos estar de acuerdo”, asegura.
Todos están presentes
En diez años la Academia de los Premios Pepsi, con la cual se busca darle credibilidad a los galardones, ha vivido muchos cambios, sobre todo, en cuanto a la inclusión de nuevos géneros. Los premios pasaron de entregar 54 estatuillas en su primera edición a entregar 86 en la novena edición. Un cambio que, a juicio de Ricardo Martínez, se corresponde con los cambios que ha vivido el país. “La Academia ha estado en constante evolución y monitoreo para mejorarla, innovar y también para ver si lo que implementamos funciona o no. Ha sido toda una hazaña que los premios se mantengan y estén reformulándose constantemente. Han cambiado mucho, como lo ha hecho el país”, opina.
Tras diez años de trayectoria, Pandesousa afirma que más que cambios se han hecho ajustes. Señala que se han premiado nuevos géneros como el Urbano, Trap, Hip Hop o la Fusión Tropical, un proceso que describe como divertido. También se han incluido nuevas categorías como Cantautor, Artista Digital o Artista Refrescante, y en esta décima edición se incluirán las categorías: Disco Décima Edición, Video Décima Edición, Tema Décima Edición, Artista Décima Edición y Artista de la Década.
“Cuando nos llegan las propuestas en un año, empezamos a evaluar y nos damos cuenta de que quedan muchas canciones que no caben en ningún lado. Si podemos reunir a varios artistas que no se pueden clasificar, surge la necesidad de crear una nueva categoría”, explica Pata Medina.
Cree que siempre habrá mucho por hacer, aunque todos los años se hace el esfuerzo para hacer unos premios más inclusivos. “Es tanta la música que se estrena y que no conocemos que es difícil abarcarlo todo. Tenemos que seguir exigiéndonos, poniéndonos las metas altas y proponiendo. Ojalá este proyecto pueda crecer más allá de un evento anual. Para mí sería ideal tener circuitos como los tiene la Fundación Nuevas Bandas”.
Otros, como Otto Ballaben, consideran que la inclusión de nuevos géneros debe darse pero de forma controlada. “Debemos mantener un criterio muy lógico al hacer la actualización. Constantemente estamos incluyendo nuevos géneros y categorías, pero es algo que pasa por muchas miradas. No nos tomamos a la ligera la incorporación sino que debe tener sentido para el público, también se contempla la visión de la industria y de la marca”, explica.
El futuro
Pata Medina y Ricardo Martínez consideran que hace falta que la academia sintetice algunos parámetros que ayuden al proceso de depuración. “Debería existir un filtro que evite que los artistas sin mezclas apliquen. Sería bueno que además, por género, se haga una pequeña descripción para que los artistas sepan cuál es la categoría a la que deben aplicar”, opina Medina.
Con ella coincide Martínez: “Las reglas de cierta manera siempre van cambiando y sería bueno que los lineamientos sean inamovibles para que el criterio sea más firme”. En el caso de Ballaben, lo único que cambiaría es la duración de las sesiones de trabajo que pueden extenderse hasta 8 horas.
Tras diez años de ediciones, cambios, retos y nuevos géneros, los Premios Pepsi Music se preparan para iniciar una nueva década. Desde el punto de vista de la productora Ana María Díaz, a futuro se incorporarán nuevos géneros musicales y se diversificarán los que hay. “Creo que los premios necesitarán crecer a otros espacios, la música tendrá siempre un papel más determinante. Será un crecimiento natural”.
Rebeca Comin concuerda con ella. Los premios cambiarán como posiblemente cambien Pepsi y el país, dice. “Debemos evolucionar a otras cosas donde sin duda alguna la conexión con el consumidor va a ser siempre la prioridad”, afirma.
Para Di Guida, la próxima década la visualiza con más eventos en vivo, sobre todo con una mayor presencia en el interior del país donde, por dificultades logísticas, no han podido llevar los premios. Mientras que los académicos como Ballaben, Pandesousa, Medina y Martínez aseguran que la academia seguirá autoevaluándose para seguir adaptándose a una industria musical en constante cambio y crecimiento como la que hay en Venezuela.