Los Miserables
Foto Jesús Navas navas_jesus

Piedad, piedad. Las brillantes luces blancas iluminan el escenario de la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño (TTC) donde el ensamble masculino de Los Miserables da inicio al primer acto. Los presos en la cárcel caminan encadenados, cargan pesadas piedras sobre sus espaldas y suplican piedad por sus culpas. Entre ellos, canta un atormentado Jean Valjean (interpretado por Humberto Baralt), quien cumple su pena por robar un trozo de pan. Mientras la luz del sol los trata con maldad, los oficiales, dirigidos por Javert (interpretado por Gaspar Colón), los vigilan y obligan a cumplir su pena. El escenario, con una elaborada escenografía, impacta. La Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Elisa Vegas y con un número reducido de músicos especialmente escogidos para el musical, acompañan el primer gran número de Los Miserables, basado en la novela del poeta y escritor francés Víctor Hugo.

“Hambre sufrirás si sigues enfrentando a la ley”, dice Colón en el papel de Javert. El reconocido intérprete de ópera, quien ha actuado en escenarios de América, Europa y Asia comienza así el primero de muchos encuentros con Jean Valjean, a quien perseguirá el resto de su vida en su afán por hacer cumplir la ley. Marcado por un tatuaje en su pecho que le recuerda constantemente su pasado y sus culpas, Jean Valjean quiere respirar en libertad. Al conseguirlo, se enfrenta con un mundo que le da la espalda por sus errores, una sociedad que no cree en segundas oportunidades.

Con la marca de Caín en su pecho y un papel que lo condena como exconvicto, Baralt, actor y cantante de 29 años, muestra en escena un atormentado Jean Valjean que desea una nueva vida. En su tan esperada libertad lo único que encuentra son críticas por su pasado y prejuicios por sus culpas. Desesperado, Valjean se aprovecha de la hospitalidad de un obispo (interpretado por el coach vocal Domingo Balducci). El pueblo lo descubre robándole al religioso. En aprietos una vez más, Valjean vive el primer gran quiebre de su viaje como personaje: el obispo miente para salvarlo. “Nada ocurre sin razón. Ve y encuentra tu perdón. Hoy tu alma ya es de Dios”, le dice el obispo.

Los Miserables
El tatuaje, su marca de Caín | Foto Jesús Navas navas_jesus

Valjean se reconoce a sí mismo como un triste ladrón que sólo sabe huir. “Compró mi alma para Dios, tocó mi mano y ya no era un ladrón sino su hermano. Preso he vivido, esa es mi única fe. Llegó el momento de cambiar”. Decidido, parte de allí dispuesto a olvidar su historia y huir de sus errores. Se cambia de nombre, se va del lugar. Se convierte en alcalde, un líder y ciudadano bondadoso en una sociedad fría y prejuiciosa, el único que ve el dolor de Fantine (interpretada por Gabby  Brett) y decide ayudarla. Incluso, asume el papel de padre para su hija Cosette, a quien cuida y ama como propia y por quien está dispuesto a todo.

Los Miserables es una historia de redención humana. Un clásico de la literatura que se presenta del 30 de marzo al 8 de abril, a las 7:00 pm en el TTC, que invita a recobrar la fe y la esperanza en la humanidad dirigido por el argentino Mariano Detry y producido por Claudia Salazar.

Los Miserables
Jean Valjean en busca de una nueva vida | Foto Jesús Navas navas_jesus

2019, una temporada necesaria

3 años de espera, 8 semanas de preparación, días de ensayar de 9:00 am a 5:00 pm. 300 personas entre técnicos, artistas y productores, más de 20 alianzas con patrocinadores que apostaron por el espectáculo. Los Miserables volvió al TTC después de una primera temporada en 2019, una experiencia que recibió muchas críticas por el estado en el que se encontraba el recinto y los precios de los boletos.

“En 2019 no tenía sentido hacer este espectáculo, estábamos en una situación muy difícil. Pero el hacerlo en 2019 nos permitió hoy aspirar a más y tener un espectáculo mucho mejor que el de esa vez”, cuenta Claudia Salazar, directora de Clas Producciones y productora ejecutiva. La noche del preestreno, el variado público invitado que va desde niños a adultos no puede evitar las comparaciones. Algunos, ante el funcionamiento del aire acondicionado de la sala, señalan satisfechos la mejora y el frío que se siente en el lugar. “Está mucho mejor que en 2019”, se escucha.

La taberna | Foto Jesús Navas navas_jesus

El TTC, opinan, ahora sí está a la altura de un espectáculo como Los Miserables. Sobre el escenario los 39 actores del elenco interpretan las 31 canciones divididas en dos actos con micrófonos al estilo de Broadway: dispositivos color carne en los rostros del elenco que pasan desapercibidos mientras ofrecen una interpretación musical impecable. El vestuario característico de la época y la inmensa escenografía que se mueve en la tarima giratoria de la sala completan el panorama.

“Lleva muchísimo tiempo lograr la perfección. Estoy orgulloso de lo que hemos logrado en 8 semanas. Los Miserables está a la altura de lo que requiere el teatro musical en el mundo. Hemos estado trabajando muchísimo pero no hemos tenido lo más importante: a quien contarle nuestra historia y es aquí donde entran ustedes”, le dijo al público Detry antes de comenzar el espectáculo. A pesar de haber logrado una primera temporada en 2019, renovar las licencias para volver a llevar esta historia a las tablas fue el reto más complicado para la producción de esta temporada.

Las exigencias subieron, cuenta Salazar. El nivel de detalle que debieron alcanzar en esta segunda temporada fue más elevado. Para ello, contaron con importantes aliados que ayudaron a hacer de la puesta en escena un espectáculo de altura y calidad, un nuevo nivel de espectáculo. Entre ellos estuvo Rachael McCutcheon, diseñadora de iluminación argentina que heredó el diseño original del musical y la encargada de que en la obra las luces no solo complementan la historia, transmiten diferentes emociones y crean atmósferas.

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También contaron con dos ingenieros de sonido argentinos, Gastón Briski y Alejandro Zambrano,  quienes han recorrido el mundo haciendo teatro musical. Expertos en el tema, lograron que una orquesta formada por 33 músicos en sonara como una de 100. Los actores, en todo momento, contaron con sus micrófonos y, en dos oportunidades, los inconvenientes de sonido se solventaron de inmediato. “Además vino de México Feliciano Sanromán que es un especialista en pelucas”, cuenta Salazar. El equipo, que mezcló lo mejor del talento venezolano con invitados internacionales, lograron un nivel de producción más alto que en 2019.

“Clas tiene 10 años construyendo el mundo del teatro musical de manera muy pequeña y este musical nos obliga a subir la barra. Para mí significa apostar por los grandes espectáculos en el país. Los Miserables significa poder aspirar a tener industria de teatro musical en Venezuela a nivel de empresa”, asegura la productora.

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Un espectáculo a la altura

“Muy humano”. Así es como describe Claudia Salazar el proceso que hay detrás de Los Miserables. Más allá de los esfuerzos monumentales de la producción que busca ofrecer un espectáculo de calidad en un país con una fuerte crisis económica y una recesión en el consumo cultural, lo que hay detrás de esta obra es un grupo de personas comprometidas con el arte. Una familia que entiende el teatro musical como una forma de vivir.

Los Miserables
Jean Valjean por Beto Baralt | Foto Jesús Navas navas_jesus

“Lo más difícil de un show de este nivel es el aspecto técnico, todo lo demás es humano. Tener el talento es humano, sumar alianzas con marcas y empresarios es un proceso muy humano. Cuando entras a la sala y te enfrentas a luces, micrófonos y otros aparatos empieza la parte más complicada. En ese momento es cuando tenemos que entregarnos un poco más a esto, a ese acto de fe de creer que todo saldrá bien”, cuenta Salazar.

Los 10 años que lleva al frente de Clas Producciones le han servido para cumplir el objetivo lo mejor posible. A pesar de las notables dificultades que sufre el gremio teatral, Salazar asumió el reto, primero, siendo muy minuciosa, y segundo, haciendo un presupuesto exhaustivo. Siempre se enfrenta al miedo de no recuperar la inversión, aunque eso en esta oportunidad no le preocupa: si no se recupera lo invertido, el show será una siembra para recuperarlo después. Con entradas que van desde los 35 dólares a los 200 dólares, Salazar considera que los precios son accesibles para todas las personas.

“La realidad de la economía siempre nos afecta un poco pero ya uno va generando una costra y un conocimiento que te permite tratar de estar tres pasos por delante de la economía. Yo creo que sí lograremos captar público. De hecho, está apuntado para que así sea, tenemos entradas de bajo y alto costo porque esa es una de las misiones: Los Miserables lo podrá ver todo el mundo. Tenemos un gran aforo en la Sala Ríos Reyna”.

Apostar por un espectáculo como Los Miserables es un acto de fe.  Uno en el que el secreto está en confiar en ella, en su experiencia y en el equipo. “Los Miserables es el comienzo de la industria”.

Los Miserables
La escena d ela taberna, una de las favoritas del público | Foto Jesús Navas navas_jesus

Una experiencia que marca

Los tres protagonistas de Los Miserables, Humberto Baralt (Jean Valjean), Gaspar Colón (Javert) y Gabby Brett (Fantine) llegaron al musical sin saber lo que significaría para ellos ser parte de la experiencia. No tenían idea de lo mucho que los cambiaría como personas formar parte de un proyecto así. Tampoco estaban familiarizados con el teatro musical. Los Miserables, coinciden los tres, marcó un antes y un después en sus vidas incluso desde la primera temporada de 2019 donde Baralt y Colón interpretaron a sus personajes por primera vez. Brett dio vida a Eponine.

La primera vez que Baralt audicionó para Los Miserables lo hizo sin experiencia actoral y por el papel de Marius. El proceso en la audición se hizo largo. Seguían pidiéndole que cantara más partituras y él ya había comenzado a sospechar lo que sucedería. Fue “una locura” ese momento y también, un reto.

Debía interpretar, a sus 26 años de edad, un personaje que tiene 46 cuando comienza la obra y 67 cuando termina. Tras la primera temporada, la pausa que tuvieron por la pandemia le brindó una madurez que lo ayudó a entender mejor al personaje. Cuando supo que volverían para una segunda temporada y que habría audiciones para evaluar cómo estaban vocalmente, se preparó para el papel desde octubre. Baralt sigue lejos de los 46 años que tiene Jean Valjean, pero ser parte de la familia Los Miserables e interpretarlo en escena lo ha hecho crecer como artista y como persona.

“Mi personaje es un hombre muy noble y rígido que da todo por las personas que ama. Precisamente por eso cae preso, a él lo encarcelan por robar un pan para su sobrino. Eso no se cuenta, pero en la novela de Víctor Hugo se especifica que desde joven se tuvo que encargar de sus sobrinos y robó un pan porque estaban pasando mucha hambre. También es una persona que se arriesga por desconocidos con tal de que cuiden a Cosette, su hija. Es una persona con una bondad muy grande a pesar de su rigidez”, explica.

Los Miserables
Cosette y Jean Valjean | Foto Jesús Navas navas_jesus

Gaspar Colón vivió una experiencia significativa. Aunque es una de las voces más reconocidas en Latinoamérica y cuenta con amplia experiencia en el mundo de la ópera, desconocía el teatro musical hasta que llegó a Los Miserables. “Venía de la ópera y la zarzuela y tienen características diferentes. La obra desde el libro hasta el musical es muy importante, no hay manera de participar o verla sin que te cambie o te lleve a la reflexión sobre la existencia, el ser humano, sobre vivir en sociedad, la relación entre la ley y la justicia. Soy abogado también y es interesante ese planteamiento que hace Víctor Hugo. Percibes esa distancia que hay entre la velocidad en que la ley evoluciona con respecto a la necesidad de equidad que tienen los seres humanos”.

Es una obra muy profunda, continúa. “Está tan llena de elementos que es imposible que no te transforme. Javert es una persona apegada a la ley. Está convencido que la ley es Dios, no falla ni se equivoca. El gran problema de Javert, a diferencia de Jean Valjean, es que no logra entender que hay que cambiar, que hay que tener tolerancia. La única manera de ser justo es abriendo un espacio para la flexibilidad. Javert es totalmente inflexible y como no comprende que el mundo no es así, se suicida. No puede coexistir sin el rigor de la ley”, comenta.

Gaby Brett llegó a interpretar a Fantine después de una temporada siendo Eponine. A las audiciones se presentó porque su maestro de canto, Manolo de Freitas, le insistió. “Son personajes espejos, a nivel musical tienen muchas similitudes. Fantine forma parte de los protagonistas mayores de la obra y va de la mano con Javert y Jean Valjean, Eponine tiene más que ver con la trama infantil, pero a nivel musical tienen muchas similitudes. La historia no es tan parecida pero muestran lo mismo. Cuando desaparece Fantine aparece Eponine y su primera canción suena en la muerte de Fantine. Son personajes espejos. La actriz que interpreta Eponine tiene todas las características vocales para ser Fantine y eso facilita esa transición”, explica.

Los padres de Eponine | Foto Jesús Navas navas_jesus
Eponine en escena con sus padres | Foto Jesús Navas navas_jesus

Lo más difícil de Fantine, señala, es que muestra demasiada sensibilidad. En Eponine había más rudeza, una característica que coincide con su personalidad. “Con Fantine la búsqueda ha sido distinta y por eso ha sido tan enriquecedor este viaje. Tuve que buscar puntos en común con una madre que hace todo por su hija Cosette. No tengo hijas pero tuve que encontrar dentro de mí esa sensibilidad, ese amor de familia, que me ha ayudado a desenvolverlo”, confiesa.

Para ella, Los Miserables va más allá de la historia que se ve en tarima. Los personajes hablan del amor en todas sus facetas. Cada una de sus historias muestra ese sentimiento tan universal y eso es lo que la hace especial. En palabras de Baralt, el principal mensaje del espectáculo es la reivindicación humana y la esperanza. “Valjean es un personaje que por las injusticias que sufre pierde la fe en la humanidad y muchas cosas lo golpean una vez que lo liberan. También transmite un mensaje de amor, amor puro por Cosette y por su familia”, comenta.

En el caso de Colón, después de tantos años dedicándose a la ópera, puede asegurar que Los Miserables 2023 está muy cerca de concretar y ser el espectáculo más importante que se ha hecho en Venezuela. “Lo digo sin dudas, porque los niveles de perfección que se han logrado en lo artístico y lo técnico son magníficos. Incluso las instalaciones del TTC están en muy buenas condiciones. Estoy seguro de que va a ser como presenciar un estándar internacional”.


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