Padrón

Al amor no lo condiciona la edad, afirma Leonardo Padrón. Es un motor universal y está lleno de plenitudes y tormentos. Y el tiempo, dice, no detiene jamás la fuerza con la que se ama. Sobre este tema gira Si nos dejan, la nueva telenovela en la que el guionista, escritor y poeta venezolano trabaja desde el año pasado para Televisa: el amor de una mujer en sus 50 por un hombre 15 años menor que ella. Una adaptación de la telenovela colombiana Señora Isabel cuyo rodaje comenzó hace dos semanas en México.

«Es una historia de amor a pesar del entorno, la familia, y lo que el sistema cultural dicta. Es una mujer emancipada con derecho a conjugar el verbo amar en la edad que le dé la gana. Resulta desconcertante porque se supone que estamos en el 2021, pero ese tipo de relaciones sigue siendo estigmatizada. Tecnológicamente avanzamos mucho como sociedad, pero seguimos siendo inmensamente conservadores en una cantidad de temas que tienen que ver con nuestra manera de ejercer el animal social que somos. Es una historia que no envejece ni pierde vigencia, es el siglo XXI y tienes que seguir contando porque todavía existe este lastre», comenta Padrón.

La telenovela cuenta la historia de Alicia, una mujer de 50 años, que descubre que su matrimonio con Sergio ha terminado por una infidelidad. Él está con una mujer menor, pero ella conoce también a un joven de 35 años con el que se involucra sentimentalmente. «Que una mujer se enamore de un hombre 15 o 20 años menor siempre suena a escándalo. Incluso lo sigue siendo en la versión contraria, cuando un hombre se enamora de una mujer menor. Además, lo sé porque lo he vivido en carne propia. Incluso me parecía divertido y qué sabroso contarlo cambiando los géneros», dice el escritor de 61 años de edad.

El nombre de la telenovela tiene que ver con el contenido y la trama. Pero también con el tema musical de la producción: «Si nos dejan», bolero del cantante y compositor mexicano José Alfredo Jiménez, interpretado por alguien cuyo nombre que será revelado oportunamente. «El título es atinado porque de eso se trata… Y si no nos dejan, bueno, ¡qué se jodan! Ese debería ser el título: Si no nos dejan, que se jodan», dice entre risas.

Si nos dejan es su tercer proyecto con Televisa. Amar a muerte fue el primero en 2019 y luego vino Rubí (2020). Ambas producciones fueron transmitidas en Estados Unidos por Univisión, y alcanzaron altos niveles de audiencia. Lo acompañan en este nuevo trabajo el productor Carlos Bardasano de W Studios y los directores Carlos Cock, con quien hizo Amar a muerte y Rubí y Luis Manzo, quien dirigió en 1995 Amores de fin de siglo, que transmitió Venevisión. La telenovela se estrenará en los próximos meses, primero en Estados Unidos y después en México; además, Padrón espera que algún canal venezolano compre la historia y la transmita en el país.

Hay magia en las escenas, afirma Leonardo Padrón. No solo confluyen talentos consagrados, también nacionalidades: la actriz mexicana Mayrin Villanueva interpreta a Alicia, la protagonista de 50 años de edad; Marcus Ornellas, de origen brasileño, coprotagoniza esta historia como Martín y tiene 35 años. También, el mexicano Alexis Ayala forma parte del elenco junto con las venezolanas Scartlet Gruber y Gabriela Spanic, quien regresa luego de siete años alejada del mundo de las telenovelas. Y si bien el escritor no tuvo injerencia en el casting, sí estuvo cerca de las decisiones y confía plenamente en su productor.

A pesar de que le gustaría reservar un papel para la actriz y cantante Mariaca Semprún, su esposa desde enero de este año, no fue posible, pues ella se encuentra en México trabajando en otra producción. «Me gustaría repetir la experiencia que tuve con ella. Como la popular Shirley, un personaje en La mujer perfecta. También le escribí un personaje en La vida entera y el musical Piaf. Pero ella está ahora en otro proyecto, con la competencia, está con Telemundo —dice entre risas. Tiene un personaje chévere, de época».

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Gabriela Spanic regresó a las telenovelas como Fedora. «Ella encarna otra versión de lo que es tener 50 años. Es una versión más libre, osada, hedonista», dice Padrón | Foto Televisa

La historia original de Si nos dejan fue escrita en la década de los noventa por Bernardo Romero y Mónica Agudelo, se llamó Señora Isabel y se estrenó en 1993 por el Canal A de Colombia. Desde entonces, fue adaptada para TV Azteca en 1997 como Mirada de mujer. Luego, en 2001, Nunca digas adeus debutó en Portugal en el canal TVI; y en 2007 los canales R.T.I Televisión, Caracol Televisión y Telemundo mostraron Victoria.

Padrón comenzó a adaptar la telenovela de 83 capítulos de una hora en 2020 cuando le presentaron la propuesta. La había visto cuando Radio Caracas Televisión la transmitió en 1993. «La trama me pareció  novedosa, irreverente y trasgresora. Además, explora un ángulo nuevo de los amores contrariados muy interesante. Felizmente me concedieron el privilegio de hacer el remake y en eso estoy», expresa, quien además asegura que ha disfrutado el proceso de escritura, pues, y como en proyectos anteriores, ha tenido libertad absoluta para alimentar el argumento original y crear subtramas.

Junto con un profundo abordaje sobre amores difíciles y prejuicios sociales, Si nos dejan toca temas que Padrón considera pertinente asomarlos a través de la televisión. «Si nos dejan es una historia sobre el amor a contracorriente, los estigmas sociales, el empoderamiento femenino, la reafirmación de la mujer como brújula del mundo, la violencia de género, el muro de los prejuicios, el acoso y la burla; el imperio de los medios de comunicación, la fragilidad del sistema de justicia, y sobre todo aborda la complicada búsqueda de la felicidad personal y la exploración de los infiernos de la familia», apunta.

Además, comenta que las mujeres tienen maneras particulares de llevar y vivir los 50. Esto se aprecia en Si nos dejan tanto en Alicia como en Fedora, su mejor amiga, interpretada por Gabriela Spanic. «Ella encarna otra versión de lo que es tener 50 años. Es una versión más libre, osada, hedonista. Una mujer que decretó su independencia afectiva con respecto a los hombres. Es un personaje que escribí para que fuera entrañable, de las que provoca escuchar cada vez que sale a escena. Estoy muy contento porque ya he visto su trabajo y, hasta donde entiendo, lo está disfrutando muchísimo», asegura Padrón.

Mientras más local es una historia, más universal termina siendo, añade el escritor. Y es por ello que todas las mujeres latinas podrán verse reflejadas en la telenovela: «Esa trama funciona en cualquier latitud y contexto cultural. Son prejuicios muy asentados en lo que suele ser la dinámica normal hombre-mujer. Hay una perversa tradición que tiene la sociedad occidental a la hora de regular lo que son las relaciones amorosas; y se sigue pensando que no puedes romper el molde, porque eso trae consecuencias, y te empiezan a juzgar. Pero no hay nada más vacuo e inútil que juzgar el amor teniendo como medida el calendario. Es un escándalo inútil. Pero existe y el ruido es estridente».

Usualmente Leonardo Padrón está junto con el equipo durante las grabaciones. Sin embargo, por temas de papeles de residencia no puede salir de Estados Unidos, pero en otras circunstancias estaría haciendo trabajo de mesa con actores y directores. Además, la manera de trabajar cambió desde que el confinamiento se impuso como norma para evitar la propagación del covid-19. Consecuentemente, el escritor ha estado con el equipo a través de plataformas virtuales como Zoom, a la que llama la oficina del siglo XXI, donde estima pasará la humanidad un buen rato hasta que finalice la emergencia sanitaria.

Se siente a gusto con el equipo de Si nos dejan, dice. «Estoy rodeado de gente que vibra mucho con la emoción de generar contenido audiovisual. Somos storytellers y es un oficio sensacional». Además, elogia la relación que ha mantenido con Televisa y W Studios desde hace tres años. «No nos hemos violentado. Ni yo a ellos, ni ellos a mí. Están generando contenido que tiene olor a novedad, a una visión moderna del melodrama. Me he sentido cómodo y estimulado con este desafío de escribir para audiencias que tienen otros referentes culturales a los nuestros, pero como las historias son universales, terminan funcionando en cualquier latitud».

La primera vez que Leonardo Padrón fue a Televisa quedó sorprendido. Era un lugar enorme. Allí vio maravillado, en fotografía, los rostros de personajes icónicos que han marcado la televisión latinoamericana. Pero en Venezuela, el escritor tenía ciertos prejuicios hacia este gigante de los medios mexicanos. «Sentía que estaban aferrados a la vieja escuela y yo estaba haciendo novelas de corte muy realista. Pero ahora ellos saben que tienen un desafío: la migración de audiencia a las plataformas de streaming es masiva y la única manera de evitar que la estampida siga creciendo es generar contenido atractivo que apele a todos los target posibles, con discurso contemporáneo cónsono con el siglo XXI», puntualiza.

En el set se toman todas las medidas de bioseguridad para garantizar la salud de todos los involucrados | Foto Televisa

Las consecuencias del covid-19 en la industria audiovisual han sido duras, pues durante un año entero estuvo prácticamente paralizada. Sin embargo, el autor de Los imposibles mira el contenido consumido por Internet, así como el de la televisión abierta, como un antídoto para la ansiedad del confinamiento. Esto, entonces, funciona como un aliciente para seguir produciendo a pesar del virus. «Hay que aprender a lidiar con él. Tomar todas las medidas de bioseguridad posibles, aunque eso no garantiza que nadie se vaya a enfermar. Pero de eso va la nueva normalidad. Como dicen, y nunca mejor dicho, el show debe continuar», añade.

Un viaje de ida

En enero, Leonardo Padrón y Mariaca Semprún ataron el nudo en una boda privada en Miami oficiada por la actriz y cantante Elba Escobar, y acompañados por el periodista César Miguel Rondón, entre muchos otros amigos. «Para los efectos, yo estaba casadísimo con Mariaca hace tiempo. Para mí el matrimonio es una decisión existencial, no una decisión legal. Somos pareja desde hace 11 años y era como esta es mi mujer, yo soy su hombre y hacemos la vida. Decidimos reinventar la relación, darle el estatus legal por creer en los rituales. Nos parecía que era una manera extraordinaria de comenzar 2021 después de un 2020 tan desgastante para todos. Nos entusiasmó la idea y allí fue», explica.

Sobre cómo vivió 2020, el escritor afirma que estaba acostumbrado al confinamiento, pero relativamente. Explica que cada vez que terminaba una novela, donde pasaba meses trabajando, le gustaba tomar el pasaporte y viajar «de una manera feroz e inacabable». Con más de 35 años en el mundo del entrenamiento, 2020 fue un tiempo de serenidad. Sin embargo, extraña a sus hijos que residen en Madrid. Lleva un año sin verlos. Es una «estocada mortal»: está acostumbrado a tenerlos cerca y representa la gran herida de la pandemia.

Desde el exilio, el guionista mira Venezuela con mucho dolor. «Es una herida abierta a la que todavía no me acostumbro. Venezuela es mi casa natural, mi placenta. Además, yo no me canso de lamentar que hayamos desembocado en esta pesadilla que tiene unos niveles de sordidez estremecedores y que ha arruinado tantas vidas. Uno puede tener una visión macro de la catástrofe del país, pero cuando te asomas a las historias mínimas, detalladas, de cómo le ha cambiado la vida a tanta gente, la cantidad de lágrimas derramadas en estos últimos 20 años son imperdonables. Eso no tiene perdón de ningún tipo. Para mí Venezuela es un estremecimiento que no acaba y que se hace profundo cada día».

Padrón se define caraqueño «hasta la médula» y extraña la vida que llevaba en su ciudad. El clima, que le parece perfecto, su casa y la biblioteca que fue construyendo. Asegura extrañar lo mismo que todos, «una vida que éramos». Sin embargo, se siente agradecido donde está actualmente, su bienestar y trabajar en lo que le gusta y saber hacer es un privilegio. En Miami está desde hace tres años, pero le habría gustado vivir en Bogotá, Nueva York o alguna ciudad europea. Sin embargo, con el tiempo ha generado más sentido de pertenencia y espera que solo sea una ciudad de tránsito. De Miami celebra los azules, la gastronomía, la diversidad cultural y su benevolencia con el migrante.

«Yo tengo solo tres años y medio fuera del país. Aunque me parece una eternidad porque me encanta viajar, soy un adicto a sacar el pasaporte y usarlo. Pero a mí me gustaba muchísimo estar en el país porque la movida cultural venezolana es inagotable. Si algo tiene Venezuela es que sus artistas no claudican porque eso es cancelarse como artista, y un artista es alguien que hace alquimia con los procesos existenciales: el dolor lo convierte en creación. A mí me sigue asombrando y maravillando que, a pesar de la profundización de la herida y el daño en términos económicos y sociales del chavismo, ese es uno de los focos de resistencia más plenos que existe», agrega.

«Lo más difícil como migrante es que no  logras establecer un sentido de pertenencia con el lugar donde estás. Todavía sientes la condición de extranjero, el tatuaje de la palabra. Y es una sensación inquietante porque no hay nada más cómodo que estar en casa», señala Padrón, quien además destaca que a pesar del juego político en Venezuela, trata de no cultivar la desesperanza con respecto a un posible retorno. Su esperanza está anestesiada. Pero no es permanente, no es su actitud ante la vida.

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Si nos dejan es el tercer proyecto de Padrón con Televisa. Antes hizo Amar a muerte y Rubí | Foto Televisa

Durante estos tres años viviendo en Miami, el autor de Kilómetro cero dice que uno de los desafíos más interesantes ha sido escribir para públicos de otros países. «He crecido mucho enfrentando estos nuevos retos. Es importante relacionarte con el sistema de valores de otros países». Por otra parte, lo que perdió es tan extenso que asegura poder escribir un libro entero con la lista. «Eso está implícito, perdí mi territorio, mi normalidad, mi sentido de pertenencia. Lo más sabio ahorita es abonar más las ganancias que las pérdidas».  Reconoce que le teme a lo impredecible, a las zancadillas que hace la vida, a no tener tiempo para desarrollar sus proyectos y a la distancia que lo separa de sus hijos.

En febrero Leonardo Padrón tuiteó que la poseía pareciera estar jugando al escondite. Y sí, el poeta reconoce que, debido a las circunstancias del exilio, ha sido difícil reencontrarse con ella. «La poesía amerita la posibilidad de poderte reclinar sobre tu propia vida a descansar adjetivos y a ponerle palabras a la desazón interna. Tengo algunos ejercicios poéticos que le he robado a la zozobra, pero no puedo decir que tengo un ejercicio cotidiano con la poesía como lo tenía antes. Y esa es una de las cosas que quizá me ha robado el exilio. Me toca, eso tengo que resolverlo yo solo, volver a esa habitación donde estaba el poeta».


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