"Calypso" es el nuevo de sencillo de Laura Guevara junto con Alberto Arcas, de la banda venezolana Okills | Foto Sergio Álvarez

Laura Guevara emprende un nuevo proyecto, cuyo foco es la migración. Participó activamente en las protestas contra Nicolás Maduro en 2017. Tenía la esperanza de que a través de la organización ciudadana se recuperaría la democracia en Venezuela. Presenciar la muerte de un joven en las manifestaciones a manos de cuerpos de seguridad del Estado cambio todo: “Si no me voy, no podré seguir haciendo música, porque aquí me van a matar”, pensó.  En junio, México se convirtió en su nuevo hogar.  Hasta que el terremoto de septiembre de ese año la devolvió a su tierra natal.

Por el terremoto perdió el apartamento que alquilaba. “Fue un trauma muy fuerte de desprendimiento, de dejar ir y entender que hay cosas pasajeras”. Necesitaba el aire hogareño y es en esos meses –en los que también logró presentarse dos veces en Caracas- donde compuso su nuevo sencillo “Calypso”, que lanzó en las plataformas digitales el 30 de agosto.

La pieza la interpreta junto con Alberto Arcas, de la banda venezolana Okills. Guevara había colaborado con la agrupación en “Funcional”, del disco América Supersónica (2015). Desde entonces, los lazos se mantienen.

El sencillo lo considera como un tributo al género popular del estado Bolívar que sirve de fondo para un “canto libertario”. “Es un llamado de conciencia contra el abuso de poder, la ambición desmedida. También habla de derribar esas etiquetas y prejuicios que nos separan. Es un recordatorio de que el ser humano es y debe ser multicolor. Vive mejor cuando acepta que el ser humano es diferente”, explica la cantante desde México.

“Calypso” forma parte de una nueva producción discográfica que lanzará en marzo de 2020, tendrá 11 canciones y el tema principal será la migración. El título tentativo es El canto del emigrante.

— ¿Por dónde irá este nuevo disco? ¿Qué te interesa contar?
—Me interesa contar cómo la vida de la gente se ve marcada por la migración y cómo, de alguna manera, la política y los malos liderazgos impactan en la vida de la gente. También de los procesos de cambio intenso cuando uno tiene que reinventarse, renacer y levantarse como el ave fénix. Habla de cómo estos procesos duros sacan lados hermosos de todos. Nos hace darnos cuenta y conocer fortalezas que no sabíamos que teníamos. Creo que esos cambios profundos, como es la migración, que es comenzar de cero, volver a conocer gente, sentirte solo, muy solo, trae una fortaleza interna. Es una esperanza de que cada día, cada logro que tienes es un éxito enorme y es un premio de la esperanza. Tendrá estos mensajes: nostalgia, fortaleza y esperanza.

—En 2018, en una entrevista dijiste: «Por los momentos prefiero trabajar con sencillos y luego armar un álbum.» ¿Por qué el cambio de opinión?
—Yo sigo queriendo trabajar con sencillos, porque te mantiene mucho más activo y más presente. Pero esta vez quiero sacar un álbum porque tiene un concepto y un planteamiento que quiero compartir.

—¿Cómo ha sido el proceso de reinvención?
—Ha sido duro. A veces desesperante, agobiante, abrumador. Pero cuando el tiempo va organizando las cosas, uno se da cuenta de las fortalezas que uno tiene, de los avances, de la madurez que ha alcanzado. Uno agradece todos esos aprendizajes como una forma de ser mejor. Ahora ando en un disco chévere. Estoy trabajando con productor mexicano y creo que será un disco especial. Estoy emocionada con las historias que contaré.

—¿Te presentas con frecuencia en locales?
—Ahora no me estoy presentando tanto. Trato de cantar en lugares que tengan más impacto y estoy enfocada en terminar el disco.

—México tiene la industria musical latina más grande. ¿Cómo te abres espacio entre tantas opciones?
—No es fácil abrirse espacio, pero yo estoy siendo fiel a mi mensaje y a lo que quiero compartir. La música es un camino complejo, desafiante, de resistencia, perseverancia, no es un camino trazado. Uno se lo traza y cada logro se celebra. No puedes quedarte en los laureles cuando logras cosas ni desanimarte cuando no alcanzas nada, porque la música es una carrera de resistencia, no de velocidad.

—¿Te ha sido posible vivir de la música en México?
—No. Hay mucha mentira alrededor de eso de “vivir de la música”. Mucha de las bandas que conocemos, de los cantautores no viven de la música. Para vivir de la música debe haber un músculo financiero atrás importante, que pueda hacer promoción, posicionar en un tiempo veloz y luego tener personas reales que te contraten. El problema con la música es que es muy cara hacerla y no necesariamente después se reintegra eso que invertiste. Yo doy clases de canto a niños y adultos, de iniciación musical a niños, de estimulación musical temprana a bebés. Esa es la forma en la que vivo hasta que la música sea mi ingreso 100%.

Te presentaste en Caracas en marzo del año pasado, ¿Cómo viste al país?
—Estuve desde diciembre hasta finales de marzo en Venezuela, por lo que pasó con el terremoto. Ha sido duro ver a Venezuela tan deteriorada. Hay realidades tan duras, tan disímiles y contrastantes. Por un lado, una gente viviendo súper bien, que se ve que ganan en dólares. Por otro lado, hay personas comiendo de la basura, pasando hambre, trabajo, haciendo filas para comprar comida. La burbuja del bienestar y luego la realidad socioeconómica de la mayoría. Parece mentira como dos realidades tan radicalmente distintas pueden convivir, pueden acostumbrarse y continuar.

—Y, desde la distancia, ¿cómo se ve Venezuela?
—Es una mezcla de emociones muy fuerte.  Todos los días es una espera. Que las cosas se arreglen y que Venezuela pueda ser un lugar donde todos los sueños se puedan desarrollar y no tengamos que huir de una situación desastrosa. Pero para eso necesitamos estabilidad. La música, la cultura, ocurre con más facilidad cuando las necesidades básicas están cubiertas, porque si no son casi lujos. La única manera de poder  hacer música es que haya un excedente de dinero, porque la música cuesta dinero. Digamos que espero poder tener un país donde podamos crecer, soñar, construir, donde haya oportunidades.

—En marzo de este año hiciste una canción con la ruta que estableció Juan Guaidó y la Asamblea Nacional. En ese momento todo estaba apenas comenzando. Ahora que se ha recorrido camino ¿consideras que sigue siendo la salida?
—Hice esa canción con la ruta que estableció la Asamblea Nacional y Guaidó porque me parece que, aunque no lo veamos y nos desespere que las cosas no pasen, hay mucha gente trabajando para que se pueda recuperar nuestra democracia, y yo soy de las que cree que hay que hacer. No es fácil, estamos frente a una situación compleja de un gobierno autoritario al que le entregamos el poder. Yo lo digo: entregamos, aunque yo nunca voté y cuando pude votar jamás vote por esto.

Considero que hay mucha gente para lograr cambios, que no vendrán de un día para otro y que no corresponden a nuestras ganas de que las cosas cambien ya. En ese sentido, políticamente somos muy inmaduros, infantiles, pero eso ya es otra entrevista.

—¿Regresarás pronto a Venezuela?
—Por los momentos, no sé si pueda volver. Estoy resolviendo una situación con mi pasaporte. Apenas pueda me encantaría regresar. Siempre estoy pendiente de lo que pasa; mi familia está allá. Mientras, trato de moverme aquí para darme a conocer y crecer.


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