Gustavo Rondón
El cineasta Gustavo Rondón Córdova durante un coloquio en Madrid, España el 3 de diciembre de 2018 | Foto Casa de América

El cineasta Gustavo Rondón Córdova (Caracas, 1977) pasó el confinamiento en Madrid, la capital que desde hace dos años convirtió en su hogar. Ya tenía años con el teletrabajo como su metodología predeterminada de trabajo. Pero aun así el miedo, la paranoia e incertidumbre de estar en Europa, que se convirtió en el epicentro de la pandemia de covid-19, estuvieron presentes. Su segundo proyecto cinematográfico se detuvo. Comenzó justo después de La familia, su exitosa ópera prima, y participó en el Foro de coproducción Europa-América Latina del Festival de San Sebastián 2019. Fue al final del año 2020, cuando el avance de las vacunas pronosticaba un futuro mejor, que retomó este trabajo.

Se trata de El tiempo que perdimos, que recién participó en el programa L’Atelier, uno de los tres programas que lleva a cabo la Cinéfondation del Festival de Cine de Cannes, una institución creada en 1998 para apoyar a los cineastas emergentes. Con la Selección, escogen cortometrajes de escuelas de cine de todo el mundo; en la Residencia, invitan a jóvenes directores que estén realizando su primera o segunda película a París durante cuatro meses para acompañar la redacción del guion y L’Atelier, que los conecta con profesionales de la industria.

“Recibimos la invitación a postularnos en San Sebastián, pero en ese momento tenía una versión muy temprana de guion y yo sentía que si aplicaba iba a quemar el proyecto. Cuando abrieron la postulación a finales del año pasado ya tenía unas tres versiones de guion con las cuales me sentía más a gusto. Me sentía capaz de compartir el guion. Aplicamos en ese momento con la grata sorpresa de que recibimos la noticia de la preselección. Luego ellos te hacen una entrevista personal y rápidamente recibimos la respuesta de que estábamos seleccionados”, cuenta Rondón.

Photocall de los 15 cineastas participantes en el L’Atelier en el Festival de Cannes | Foto @Cinéfondation

Aun así, la incertidumbre se mantuvo. A pesar del ritmo de vacunación, la industria cinematográfica, y con ella los festivales de cine, apenas están explorando realizar eventos híbridos o totalmente presenciales. Incluso la edición de 2020 del L’Atelier se llevó a cabo de forma online. No fue hasta mayo, que el Festival de Cannes fue anunciado, que tuvo certeza de que viajaría a Francia para reunirse con personas de la industria.

“Los de L’Atelier escogen 15 proyectos de todo el mundo y hacen una agenda de reuniones con productores, agentes de ventas, miembros de fondos de financiamiento y de festivales de cine que quieren conocer los proyectos en etapa temprana. Fue una experiencia muy positiva; tuvimos una agenda bastante llena durante una semana, que fue la primera del festival. Y el hecho, además, de que nos hayan escogido nos da buena señal de que el proyecto está siendo bien recibido”, explica.

El tiempo que perdimos es una idea que tenía desde 2017, cuando se estrenó su ópera prima, pero que comenzó a desarrollar poco después. Sigue la historia de una mujer de 40 años, que después de estar muchos años fuera de Venezuela, regresa al país y se reúne con su mamá y con su hija veinteañera, a quien dejó a cargo de su abuela.

“Es la continuación de mi exploración de dos temas que me apasionan mucho. Primero, son las relaciones familiares en conflicto, sobre todo por el paso del tiempo y separaciones. Segundo, es la mirada de nosotros a la sociedad venezolana, muy filtrada por lo que veo y lo que pienso. En esta ocasión tiene que enfrentar el distanciamiento ocasionado por el tiempo y, sobre todo, la huella del país donde se ha criado esa chica”, indica.

Añade: “También es el reencuentro con ese nuevo lugar, que es difícil reconocer y con el que es difícil, además, reconectar. Es un lugar que se ha vaciado mucho, gran parte de sus afectos se ha ido. Está en la línea de La familia, en la que trato el lugar como un personaje que determina quiénes son los personajes y las decisiones que toman. Aquí habrá mucho de eso también”.

Será una coproducción con Francia, que es fruto de las relaciones que realizó previamente con La familia. “La película tuvo una acogida muy positiva en allí, incluso en su etapa temprana, cuando estaba en papel. Después, con el estreno, la distribución y los premios, nos sentó un piso muy sólido para este proyecto. Este productor ya estaba incluso antes de participar en el Foro de Coproducción de San Sebastián. Gente que se sumó, que conocía mi trabajo previo y al leer las primeras versiones del proyecto”.

L’Atelier se llevó a cabo del 8 al 13 de julio, como una de las actividades paralelas al Festival de Cine de Cannes que se inauguró el 6 y finalizó el 17.

De los 15 proyectos que participaron, solos dos son de Latinoamérica. Además de El tiempo que perdimos, está Fidelidad, segundo largometraje del director guatemalteco César Díaz. Y así como La familia estuvo en la Semana de la Crítica de Cannes, en 2017, la ópera prima de Díaz, llamada Nuestras madres, también estuvo en esa misma sección, pero en el año 2019, y se llevó consigo la Cámara de Oro y el premio SACD, entregado por la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos en la Semana de la Crítica.

El resto lo completan siete de filmes de Europa (Austria, República Checa, Dinamarca, Grecia, Montenegro, Suiza, Holanda), dos de Oriente Medio (Líbano y Turquía), dos de Asia (Indonesia y Vietnam) y Rusia.

“No soy capaz de nombrarte un proyecto específico y decirte ‘este tiene mucho potencial’ porque todos lo tienen y cuentan con muchas posibilidades de que se conviertan en película. No todo guion se convierte en proyecto y no todo proyecto llega a ser una película, pero esta selección ayuda a tener presencia e interés”, agrega Rondón.

Ya es la cuarta vez que el director venezolano va a Cannes, pero esta vez fue la primera en la que pudo, además de cumplir con las actividades de industria, disfrutar de las películas. Destaca, de las que pudo ver, A chiara, de Jonas Carpignano (de la sección Quincena de Realizadores); Feathers, de Omar El Zohairy (de la sección Semana de la Crítica), y Evolution del director húngaro Kornél Mundruczó (de la sección Cannes Premiere).

“Espero solidificarlo en el segundo semestre de este año para que entre en etapa de financiamiento”, dice Gustavo Rondón sobre El tiempo que perdimos, ese proyecto que lleva tres años buscando hacer realidad.


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