La hora menguada
Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

11:17 am. En la sala del Centro Cultural Chacao (CCCH) el público se acomoda en sus asientos preparándose para una de las últimas funciones del clásico cuento de Rómulo Gallegos adaptado por Orlando Arocha para el teatro, La hora menguada (1919). Sobre el escenario la detallista escenografía traslada a los espectadores al interior de una cocina del siglo XX con su horno, lavaplatos, mesa; los amplios ventanales que dan al patio y otros pocos muebles característicos de la época.

En el centro del espacio un comedor con tres sillas llama la atención de los presentes: en torno a él girará la historia de estas dos hermanas que en el pasado fueron interpretadas por las icónicas Doris Wells y Marina Baura para el ciclo estrenado en Radio Caracas Televisión (RCTV) en 1984. La hora menguada es un clásico conocido por el público venezolano que, en esta ocasión, volvió a las tablas con una propuesta inteligente y audaz.

 

En la escenografía todo está cuidado. Amelia, interpretada por la escritora, productora y actriz Elaiza Gil, cocina en el lugar, hace arepas, monta el café, lava las tazas y el público aprecia cada detalle, implemento y utilería: las estufas realmente funcionan y del grifo se puede apreciar cómo corre el agua cada vez que alguno de los personajes lo utiliza. Henriqueta, interpretada por Crisol Carabal, desde el inicio se muestra recelosa ante las habilidades de su hermana. Su esposo Gustavo Adolfo, interpretado por Gabriel Agüero, parece más complacido por Amelia que por su propia esposa. Desde el inicio queda en evidencia el conflicto entre ambas hermanas, las Linares, y esa relación de amor-odio que las llevará a tomar decisiones drásticas en su vida.

La hora menguada
Amelia | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Amelia es alegre, amable y simpática. Sabe bailar, cocinar e incluso las camisas le quedan mejor planchadas. Henriqueta es todo lo opuesto. Una noche, Gustavo Adolfo regresa de una fiesta ebrio, se encuentra con Amelia y, sin poder evitarlo, se consuma una infidelidad que desembocará en el gran conflicto de la historia: un embarazo que para Amelia es condena de deshonra y para Henriqueta la prueba viviente de la traición que sufrió en su propia casa. Tras la muerte de Gustavo Adolfo, como viuda doliente que quiere evitar los rumores y habladurías típicas de la sociedad, decide que cuando nazca el niño, ella será su madre. A Amelia no le queda otra opción que aceptar. Así, ambas crían al pequeño Vito, interpretado por el actor Sebastián Rojas, bajo una mentira que, en algún momento, queda al descubierto trayendo duras consecuencias para ambas.

Gustavo Adolfo | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Toda la historia de La hora menguada ocurre en esa cocina realista, de estilo colonial, en la que el paso del tiempo transcurre con la inclusión de datos históricos que marcaron al país. La llegada de la radio, esa que a Vito le encantaba escuchar con su «tía» Amelia, la muerte de Juan Vicente Gómez y la llegada de Eleazar López Contreras al poder son algunos de los datos que se mencionan para marcar el paso del tiempo. Vito crece, la mentira se mantiene, el país va cambiando y en el pueblo en el que viven nadie parece notar el secreto que ocultan. Hasta que, en una discusión sobre quién sufre más, se revela la verdad.

Tras un fin de semana exitoso la semana pasada, donde tuvieron funciones a casa llena, el equipo de La hora menguada se prepara para dar cierre a esta temporada del gran clásico de Gallegos. Sus últimas dos funciones, dirigidas también por Orlando Arocha, serán este domingo 14 de abril a las 11:00 am y a las 5:00 pm en el Centro Cultural Chacao.

La hora menguada
Vito | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

La hora menguada es Venezuela”

Al momento de describir La hora menguada, Elaiza Gil describe la historia como un «chisme de pueblo», un cuento que ocurre en una pequeña localidad y que con su encanto está grabado en el recuerdo del público venezolano. Para poder llevar la historia de las hermanas Linares al equipo le tomó más de un año de trabajo. Desde principios de 2023 Elaiza Gil, quien además de actuar fue la encargada de armar el elenco de la obra, comenzó las conversaciones con la familia Gallegos para finiquitar todo lo concerniente a los derechos de autor. Pocos meses después, en mayo de 2023, se iniciaron las gestiones para conseguir los fondos que un montaje de esta envergadura requiere.

Como actriz, Gil sabía que quería regresar con un proyecto que tuviera gran importancia, que hiciera una diferencia. Está consciente, además, de que asumir el papel de Amelia en una historia ya conocida por el venezolano era un ejercicio actoral exigente. «No actuaba desde hace 8 años, aunque si me pongo a sacar la cuenta es más tiempo el que no estuve actuando. Quería retomar mi profesión principal, me considero actriz de vocación. Me dije que si regresaba tenía que ser con algo contundente, siempre digo que me puse el asta muy alta con A todo volumen (2018), no podía venir con nada menor y mi caballito de batalla tenía que ser Crisol», cuenta.

Henriqueta | Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

En un momento en el que abundan mucho las comedias y obras  de otro estilo en la cartelera teatral, sabía que irse por un clásico sería un reto. Así que, como productora general, ideó la forma en la que la historia pudiera tener un atractivo comercial e incluso que fuera accesible para todo público. «Es una historia fácil de entender, un melodrama que además tiene mucha comedia y humor negro. La hora menguada era perfecta para lo que queríamos», asegura. Las entradas, que se pueden adquirir en la página de Liveri, tienen costos accesibles: van desde los 5 dólares las más económicas hasta los 30 dólares las más costosas.

La hora menguada
Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

«La hora menguada es Venezuela de punta a punta: huele a Venezuela, se escucha a Venezuela. De principio a fin estuvimos enfocados en hacer un proyecto donde el público saliera sintiéndose orgulloso de ser venezolano. Para nosotros en cada función es una maravilla decir estas líneas escritas entre Rómulo Gallegos y Orlando Arocha en su versión. Eso es a lo que la gente más le conmueve. El público se traslada desde el sonido, el olor, desde las emociones y sensaciones», señala Gil.

La hora menguada
Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Un equipo comprometido

Desde el inicio del proyecto el equipo que está detrás de La hora menguada mostró compromiso con ofrecer un espectáculo de calidad. Asimismo, tanto Gil como Carabal sabían en «el paquete en el que nos estábamos metiendo». Asumieron el reto con compromiso y seriedad, lo único que querían era ofrecer lo mejor al espectador. «Sabemos que venimos nada más y nada menos que de la mano del gran Rómulo Gallegos. Queríamos rendirle homenaje a él y a La hora menguada que es un gran clásico. Para eso se convocaron a las personas que debían estar», comenta Gil.

Para ella la persona indicada de acompañarla en escena siempre fue Crisol Carabal. Sabía además que para el papel de Gustavo Adolfo tenía que contar con Gabriel Agüero. Sebastián Rojas, el pequeño que cautivó al público como Vito, fue, en palabras de la actriz, la guinda del pastel. «Desde un principio se buscó a los indicados. Sabíamos que para un trabajo actoral de esta envergadura necesitábamos a un experto que, con los ojos cerrados, le diéramos lo mejor de nosotras mismas: Orlando Arocha», cuenta.

Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Cuando le propuso a Carabal el proyecto, la actriz le respondió: «Esto son palabras mayores». No se negó, de hecho, se propuso a ser su cómplice. Incluso aprovecharon un viaje que tenía la actriz a Venezuela para programar la temporada. Al director y dramaturgo Orlando Arocha también lo convencieron de que se sumara al proyecto. «De la noche a la mañana, sin ser su cuento favorito, se emocionó, se entusiasmó e hizo una versión gloriosa. Esto está lleno de gente comprometida: desde la persona que hace las luces, pasando por la prensa, aquí todos estamos comprometidos con un montaje de este nivel», afirma Gil.

El esfuerzo ha valido la pena. Desde el público todo el elenco y equipo de producción ha recibido buenos comentarios. «Lo más hermoso que ha sucedido con el público hasta estos momentos es que la gente nos agradece. Las palabras más lindas que nos han dado, y mis compañeros coinciden, es que están viendo teatro serio, de nivel. O nos dicen que tenían muchos años que no veían un montaje donde todo el mundo está comprometido. Las luces, video, sonido, dirección y actores, todos estamos compenetrados. Eso ha sido el comentario más lindo», confiesa.

Foto Leonardo Vega @soyvegaleonardo

Tras esta primera temporada, Gil quisiera darle una larga vida al proyecto. El esfuerzo que hicieron, le parece, es demasiado grande como para que acabe con una corta temporada. «Aquí corrimos el riesgo de abrir funciones a las 11:00 am, algo que nos han agradecido porque hay gente que viene de diferentes lugares. Vienen de Charallave, de los Altos Mirandinos. No quieren salir de noche», comenta. Comprometidas con complacer al espectador y ofrecer un espectáculo de calidad en los camerinos tanto ella como Carabal tienen un par de colchones para poder descansar antes de la segunda función.

Ahora lo ideal para el equipo sería hacer una gira en Venezuela. Gil quisiera poder llevar el clásico de Gallegos a varios rincones del país. «Los proyectos, a medida que pasa el tiempo, van madurando y se van volviendo más ricos, condensados. Creo que Gallegos y nosotros, que estamos haciendo esta primera temporada, merecemos que esto tenga larga vida», afirma.


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