Gallagher
De Luxe, 2004-2005. Portafolio de 60 objetos impresos con aguatinta de punta seca, fotograbado, spitbite, litografía, serigrafía, repujado, tatuaje, grabado a máquina, plastilina, polímero, medium, pomada, ojo de juguete | Cortesía de la Colección Ella Fontanals-Cisneros, Miami

Ellen Gallagher es una artista multimedia, nacida en Providence, Rhode Island (Estados Unidos) en 1965. Aunque sus padres eran estadounidenses, ambos eran descendientes de emigrantes: el padre de Cabo Verde, en el oeste africano y la madre de irlandeses. Este origen familiar mixto cultural y socialmente ha tenido siempre un impacto en el pensamiento y su concreción en la obra de Gallagher. Antes de dedicarse a la creación artística tuvo trabajos tan increíbles como la carpintería o la pesca. Específicamente las ballenas, cuya caza es tan importante en la industria de su ciudad natal, constituirían un tema recurrente en su carrera de más de una manera.

Estudió arte en Oberlin College en Ohio, en Studio 70, en School of the Museum of Fine Arts, Boston y en Skowhegan School of Painting and Sculpture, Maine. Sus estudios se enriquecieron con sus experiencias de vida e investigaciones personales, de tal modo que su interés fue oscilando hacia diversas ramas y disciplinas de la ciencia y la cultura tales como la oceanografía, la artesanía realizada con huesos de ballenas, el llamado minstrel[1], así como los movimientos contemporáneos de la abstracción geométrica. Baste esa somera enumeración para entender la amplitud temática y el fascinante intelecto que encarna su obra, que además es prolífica en la experimentación técnica a partir de la artesanía, el collage, el fotomontaje, así como la incursión en muy variados procedimientos del grabado (serigrafía, colografía, litografía, fotograbado).

Sobre esta misma línea tomemos por ejemplo su serie De Luxe, desarrollada entre 2004-2005, en la que se puede apreciar el ancho repertorio visual y técnico. La pieza parte de un concepto, en este caso la estereotipación consistente y sistémica de las personas afroamericanas. La artista se dio a la tarea de investigar y reunir recortes publicitarios que aparecieron en revistas como OurWorld, Ebony y Sepia, desde 1939 a 1972, destinados a personas de raza negra. El propósito de cada artículo era simple incentivar el consumo de pelucas y otros productos de belleza y vestuario que en realidad seguían un paradigma de belleza caucásico. El mensaje subliminal partía del presupuesto de que mientras más «blanca» era la apariencia de la persona, mayor su estatus social.

Cada recorte (ver imagen ilustrada) fue manipulado manualmente, y se les añadieron elementos de plastilina, óleo, tela, ojos saltones de plástico, convirtiendo el mensaje publicitario original en una caricatura de sí misma, que sutilmente condena la práctica del racismo y el menosprecio de lo diferente. En este caso, a esa imagen «caricaturesca» contribuye también la estética del minstrel, desde una perspectiva de revisión de la historia como mecanismo de reflexión y conocimiento.

Ha existido alguna crítica que menciona el marcado abordaje del tema racial por parte de Gallagher, y en respuesta a ello la artista -no sin cierta ironía- ha hecho otras series de pinturas donde la geometría limpia y sintética se apodera de todo el cuadro. Como gesto artístico es muy interesante, pues pone de manifiesto que los artistas, cuando definen y defienden una idea de justicia social con vehemencia a través de sus obras, pueden ser tildados de extremistas o radicales. Sin embargo, en la honestidad de tratar aquellos temas que verdaderamente importan y duelen a los artistas, yace precisamente su mayor valor como individuo y creador. La obra de Gallagher es inteligente, aguda y sutil, y es también única desde el momento en que ha logrado crear un lenguaje propio, a través de signos y códigos vaciados de su contenido inicial y recargados de nuevos sentidos y lecturas.

Para más información sobre arte contemporáneo internacional, les invito a suscribirse a mi canal de YouTube y visitar mi website.

[1]El minstrel es una manifestación teatral vernácula, que se puso de moda en los Estados Unidos durante el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. El minstrel se caracterizaba por la representación de personajes afroamericanos, de manera caricaturesca y peyorativa. Era mayormente representado por actores blancos, con el rostro pintado de negro, por lo que también se le conoce como blackfaceminstrel.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!