Carlos-Donoso

El humorista venezolano Carlos Donoso falleció este jueves a los 72 años de edad en Colombia, debido a un cáncer de pulmón diagnosticado en febrero de este año.

Al principio Donoso tuvo varios meses con síntomas de lo parecía ser una bronquitis, pero luego los resultados indicaron que era una “tumoración maligna de alto grado en el pulmón derecho”.

En ese momento, la familia abrió una campaña de recaudación en la plataforma GoFundMe, cuyos fondos serían destinados al tratamiento de la enfermedad del ventrílocuo.

“Desde que tengo memoria mi papá ha dedicado su vida a su única pasión: hacer reír a los demás. Acompañado de sus divertidos personajes logró llevar sonrisas a cada rincón del planeta. Lo que lo hizo merecedor de un sin fin de reconocimientos internacionales, pero para papá no hay mejor reconocimiento que los aplausos”, escribió Juan en el texto de la campana.

Hace tres días, sus hijos emitieron un comunicado en el que buscaban un mecanismo humanitario para que viajara uno de ellos desde Chile hasta Bogotá para brindar asistencia y compañía en medio de una pandemia mundial que mantiene los vuelos restringidos y el aislamiento social como medida generalizada para frenar la propagación del covid-19. Se desconoce si pudieron viajar.

Uno de sus hijos, David, compartió en redes sociales el adiós a su padre con una ilustración hecha por su hermano Juan Alejandro, en la que aparece el ventrílocuo con Kini en las puertas del cielo. “Gracias por las risas”, dice la imagen.

Carlos Donoso (Venezuela, 1948) obtuvo fama internacional por su habilidad para modificar la voz e imitar otras voces y sonidos. Contó en varias entrevistas que descubrió su talento viendo a otros ventrílocuos y comenzó a hacerlo a los 7 años.

“Siempre me gusto el humor, toda la vida. Creo que es algo fabuloso. Desde pequeño leía literatura de humor, pero no sabía que tenía la facultad de ser ventrílocuo, entonces como cualquier niño que está viendo televisión, lo hice. Me habían regalado un juguete y con ese comencé a hacer cosas”,  le dijo a Blu Radio en 2019.

Un susto por un embarazo que no fue lo llevó hasta Kini. En esa época hizo un casting para el programa de Renny Ottolina, en el que le recomendaron que cambiara de muñeco, que tuviera uno «con personalidad». «Un amigo me dijo que tenia un muñeco y cuando me lo da y no tenia ojos. Mi mamá me dio unos ojos y así empezó Kini».

Al principio se presentaba en varios locales de Caracas. Luego su reconocimiento fue tal que llegó a escenarios de Latinoamérica y Europa.

“Con él (Kini) salí para todas partes. Siempre un humorista necesita una vis cómica y Kini tiene esa vis, yo solo soy la parte seria de esa unión”, dijo.

Agregó: “Rompí esquemas en la ventriloquia, porque en ese momento tenían la boca cortada, el único monstruo así es Lalo, que según Kini es familia de chuy. Yo creo que Dios me dio los muñecos. Dios nos da dones a cada persona y las personas con dones los deben usar”.

El humorista y locutor José Rafael Briceño ejemplifica ese don con una anécdota que compartió en redes sociales.

“Una anécdota sobre Carlos Donoso para que tengan una idea del virtuosismo con que trabajaba. Estando en un camerino de un canal con él, ya tenía los muñecos y estaba interactuando con ellos. La sonidista entra para ponerle el micrófono y se detiene… observando cómo hablaban. Al cabo de un minuto preguntó (completamente en serio) ‘Señor, ¿son tres micrófonos?”.

Una vez, al ser interrogado sobre qué creía que había después de la muerte, dijo: “Yo me imagino que cuando te vas es así como cuando vas al aeropuerto. Te agarrarán y te dirán ‘tranquilo, ¿te acuerdas que tú también estabas llorando por mí? Ellos vienen para acá también, tranquilo”.


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