sánchez lópez
Foto Carlos Hernández

Por Mariela Díaz Romero

Jorge Sánchez López, escritor madrileño (1981), graduado en Psicología y Estudios Ingleses se desempeña como profesor de inglés, es también el autor de la novela Hielo seco (Club Lighthouse Publishing, 2020), un thriller ambientado en Oropesa del Mar que abre la trama con la extraña muerte de Malory, una turista irlandesa. Intriga y misterio rodean al supuesto homicidio que debe esclarecer el detective Almanzor, un personaje aguerrido, inteligente, suspicaz, que llevará al lector a través de una historia en la que las apariencias son solo eso: vagas ilusiones que despistan hasta al más avezado.

Sánchez López es además un lector curioso y un videoaficionado de pelis y series, en las que predominan la audacia por resolver asesinatos extraños, además que presentan situaciones adversas y complejas en las que los personajes deben sobrevivir a brazo partido.No es extraño que este autor se declare seguidor de creadores como Raymond Chandler, Edgar Allan Poe o Alfred Hitchcok, hacedores que retan la imaginación del lector y/o observador.

Antes de Hielo Seco, novela publicada con la editorial canadiense Club Lighthouse Publishing  en 2020, que también fue traducida al inglés como Dry Ice, Sánchez López escribió Nunca debiste atravesar esos parajes, que saldrá en un futuro como Deep Into the Heathen Wilderness.Sánchez es también autor de un libro de relatos titulado Remontar la corriente.

-¿Cuándo y cómo comenzó su interés por el oficio de la escritura?
-Desde pequeño tuve pasión por la música y la poesía. En primaria, imitaba a los autores a los que estudiábamos, escribiendo elegías al estilo de Miguel Hernández, poemas al invierno o el verano como Juan Ramón Jiménez o Valle Inclán o versos ingeniosos, queriendo ser Quevedo. También hice algunos pinitos redactando pequeños artículos para la revista del colegio. Con las tareas que nos mandaban me di cuenta de que quería escribir, y el día en que un autor de novela de detectives para jóvenes, Francisco J. Satué, me firmó uno de sus libros, poniéndome en la dedicatoria «suerte si continúas», pensé que quizá podría ser como él o Andreu Martín. Aquello se me olvidó durante muchos años, pero, cuando tienes formación humanística, es fácil que lo acabes ejerciendo de un modo u otro. Desde escribir manuales de cursos de formación hasta un informe pedagógico de un proyecto de Responsabilidad Social Corporativa en el sector textil. Tras estos trabajos de consultoría, llegó un disparador, el paro, una crisis personal, y a partir de ahí algo volvió a rugir en mi interior. El análisis lingüístico siempre está muy presente en mí, ya que soy profesor de inglés para adultos y eso implica corregir textos, explicar y analizar el lenguaje.

-Es un autor de novela negra, ¿por qué es el género en el que se siente cómodo?
-En la novela negra se trabaja con frecuencia sobre los miedos, los misterios insondables del ser humano y los temas de los que nadie quiere hablar, pero que producen fascinación. Aun sin ejercer a día de hoy en ese campo (la Psicología criminalística), la ficción me permite dar mi punto de vista sobre cualquier tema social, sea marginación, corrupción, violencia, odio, la ambigüedad de la justicia o la discusión filosófica sobre la bondad y la maldad. La novela negra es un cajón de sastre donde caben pasiones, erotismo, drama, misterio, fantasía, acción, crónica social, retrato de lugares y costumbres reales y terror, en pequeñas dosis, pero conformando un género con identidad e historia propias.

-¿Cuáles han sido los escritores que le han dejado una huella tanto como lector y escritor?
-Como graduado en Estudios Ingleses, antiguamente conocido como Filología, la cual es mi segunda titulación universitaria, he retomado las tragedias de Sófocles o Shakespeare de una manera tardía, ya que estos autores también se estudian en bachillerato, y que también tienen en común algunos elementos con la posterior novela policíaca. También debo de tener una influencia, más o menos consciente, de la literatura gótica y del Romanticismo, incluyendo a Charlotte Brontë, a Mary Shelley o a Edgar Allan Poe, muy presentes en Nunca debiste atravesar esos parajes y Hielo seco. Algo también ha tenido que ver el cine de Hitchcock. Pero además, me ha marcado bastante el realismo sucio, que se refleja tanto en mi libro de cuentos Remontar la corriente como en las novelas. Historias como las de Raymond Carver, de personajes cotidianos que buscan su identidad, un lugar en el mundo y salir de la crisis existencial en la que se encuentran. Dentro del propio género de la novela policíaca, misterio y negra, en cualquiera de sus manifestaciones, los autores son múltiples: Pierre Lemaitre, Lorenzo Silva, María Oruña, Toni Hill, Soren Sveistrup, Camilla Lackberg, Harlan Coben o PJ Tracy, entre otros. Son tanto españoles como norteamericanos y nórdicos; cada uno de ellos deja alguna influencia, se quiera o no. Sin olvidar, por supuesto, a los clásicos, entre quienes destacaría a Raymond Chandler y Mary Higgins Clark o Agatha Christie.

-¿Tiene una formación literaria académica o es autodidacta? ¿El escritor nace o se hace?
-Para la escritura como tal, no existen unos estudios concretos, ya que nos encontramos a autores de todo tipo. Sí que he participado en algún taller y como alumno de tutorías de narrativa, que te ayudan a conocer trucos, a organizarte y a evitar vicios y tópicos. Hay muchos videos en internet que ayudan a ello. Respecto a la segunda pregunta, diría que ambas cosas. El ser una persona curiosa, que se plantea interrogantes, ayuda a realizar un viaje para indagar en ellas. No creo en escribir sobre lo que ya se sabe todo; el proceso de investigación es clave. El talento puede ayudar, pero la paciencia, tenacidad y el cuidado de los detalles son muy importantes. Teniendo en cuenta mi formación como filólogo, puedo ser editor, traductor, corrector de textos o promotor cultural. Esto me permite participar en muchos de los procesos aun cuando trabajo con editoriales tradicionales. De hecho, he traducido mis dos novelas al inglés, de las que Hielo seco ya está disponible como Dry Ice y Nunca debiste atravesar esos parajes saldrá en un futuro como Deep Into the Heathen Wilderness.

-¿Cómo ha influido la psicología en su formación de escritor?
-Es clave a la hora de retratar situaciones y personajes. Muchos autores de novela negra son periodistas, abogados o policías. La visión que podemos dar los psicólogos es a veces ligeramente diferente: rasgos de personalidad, trastornos, perfil criminal, obsesiones, enigmas y misterios, donde las huellas físicas o las pesquisas policiales no siempre son lo fundamental. En los relatos, donde tengo un público de todas las edades, incluyendo adolescentes, los valores como la libertad o la solidaridad, la lucha contra las injusticias y las crisis personales son elementos que aparecen constantemente.

-¿Cómo es su rutina cotidiana para escribir, ¿sigue algún rito, disciplina o espera que «canten» las musas?
-Escribo en el sofá, con música de tono adecuado a lo que esté escribiendo. No confío del todo en la inspiración, aunque tampoco soy un escritor de mapa de estos de libro. Planifico pero muy ligeramente, haciendo y ajustando sinopsis de dos líneas los siguientes capítulos, haciendo fichas esquemáticas de personaje, documentándome o rumiando las ideas en mi cabeza durante días antes de ponerme a escribir. Con frecuencia esa acción de darle vueltas termina en un eureka, y ahí me doy cuenta de uno de los factores sueltos: un lugar, personaje o situación que prometen, y tomando este creo el resto. Después me dejo llevar y a veces las cosas no salen como inicialmente las pensé. Me gusta que todo sea muy visual, que el lector lo pueda ver en su mente, pero dando solo pinceladas en las descripciones.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos literarios?
-Realizar la segunda parte de Nunca debiste atravesar esos parajes, que utilizará a Heather Parsons, la misma agente y adiestradora de perros del FBI de Minnesota. Si en una primera parte investigaba las desapariciones y asesinatos de menores, en esta trabajará en un crimen que hace temblar el sistema judicial, y del que no puedo develar mucho. También estoy colaborando con el podcast Tertulia jurídica, donde hablo sobre temas de actualidad con profesionales del Derecho Penal. En la línea de Hielo seco, una obra breve que gira en torno a una muerte dulce e inquietante en el jacuzzide un complejo inmobiliario en Oropesa del Mar, tengo otra novela, más larga, ya lista en el cajón, y que en este caso sucede en municipios del sur de Madrid, donde yo vivo. Es difícil compaginar todo esto con las constantes firmas de libros en Casa del Libro y festivales en el horizonte, pero la saga americana y las actividades de promoción van a ser mis principales tareas.

-¿Por qué para usted es importante escribir?
-Probablemente sea la pregunta más difícil de todas. Como decía Bukowski, es algo que te pide el cuerpo, una necesidad, una pulsión. Si no lo hago cuando tengo un tiempo muerto, es como si me faltara algo, y eso que lo compagino con mi trabajo como profesor. Casi siempre cuando me apasiona ponerme en el teclado, es un placer similar al que siento al escuchar música, por eso escribo con banda sonora, y de hecho se las hago a los libros mediante playlists en Spotify. Escribo fundamentalmente los fines de semana, en períodos no lectivos, días libres y en verano. No hacerlo sería como no desarrollar mi parte creativa y la libertad de expresión. No es cierto que no tenga en mente a los posibles lectores o el que la historia sea lo suficientemente clara. Escribir para uno mismo no es el objetivo en este caso. Pero sí es cierto que no creo en escribir sobre lo que ya se sabe todo.

-¿A qué aspectos de su vida ha tenido que renunciar para poner en primer lugar la escritura?
-Salir menos de lo que lo hacía antes y elegir un trabajo compatible con esto. Sí es verdad que se necesita buscar un equilibro, hacer deporte, aburrirse, quedar con un amigo o ir de compras. Es cuestión de organizarse y no querer hacerlo todo de golpe.


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