María Eugenia Mosquera es la fundadora y directora de Vale TV, el canal del Arzobispado de Caracas. Desde siempre la historiadora ha abogado por el uso educativo de los medios de comunicación social. Considera que en la coyuntura que atraviesa el país, en medio de protestas y una brutal represión desde hace más de un mes, todos los sectores son conscientes del momento histórico que se vive.

“Es hora de hacer política de altura y comprender que la bomba de tiempo es social y económica. Hay que dejar todos los populismos atrás”, dice.

—Como historiadora y directora de un canal de televisión, ¿qué diagnóstico hace de la crisis actual?

—Estamos inmersos en una profunda crisis política, económica y social. El conflicto ha escalado, hemos iniciado una espiral de violencia que nadie sabe adónde nos puede llevar. Es necesaria la aceptación del adversario, bajar el tono en el discurso y limitar la actuación de los sectores armados del país. En esta coyuntura, en la que hay una mezcla de ilegalidad y legalidad, las salidas nunca son las clásicas; es decir, nunca son electorales de manera inmediata o a través de un golpe de Estado. Las salidas son negociadas mediante acuerdos, que llevan a transiciones, aun cuando estas palabras generen malestar en una parte de la población.

—¿Considera que se ha dado un cambio en la dirigencia opositora? 

—Sí, hay un cambio en la reorganización, el liderazgo, el mensaje y las propuestas. La MUD parece haber logrado un método de trabajo, luego de las elecciones del 6 de diciembre y del fallido diálogo, que se apuntala en la generación más joven, concreta, que está al frente de la Asamblea y en el liderazgo que representó al movimiento estudiantil de 2007, que hoy en día es vanguardia. En la actualidad vemos tres generaciones de líderes en la calle. En los diversos sectores hay una conciencia histórica del momento que atraviesa el país, que debe ser asumido con madurez, inteligencia, honestidad y sobre todo sin mezquindad o intereses parciales, dejando el selfie atrás.

—La televisión ha sido uno de los medios más cuestionados durante estos años. ¿Qué debe cambiar?

—La cultura es la representación de la sociedad, un espejo. La televisión es uno de principales medios de divulgación del conocimiento. Los contenidos de los medios no están diseñados para educar, pero las personas aprenden de ellos y constituyen referentes esenciales. De ahí la importancia del comportamiento ético de los medios y un compromiso de respeto frente a la formación permanente de las audiencias y la realidad sociocultural del país. Es importante garantizar la calidad y pluralidad de los contenidos que se difunden sin importar si son de carácter público o privado, por la influencia que tienen en la sociedad.

Hay una parte importante que muchos no han considerado y es el lenguaje en los medios.

—El lenguaje es fundamental, dice todo de cómo somos de manera individual y colectiva. Siempre insisto en las redes sociales en que el lenguaje del odio solo genera más odio, divisiones y violencia. De manera simbólica ha sido utilizado en nuestro país para escalar el conflicto; por lo tanto, también debería ser utilizado para reducirlo. Tenemos que reaprender a tratarnos como ciudadanos, pues aún en nuestras diferencias políticas hay coincidencias. No somos enemigos y no estamos en guerra, así que todas aquellas palabras con una carga militarista, guerrerista y de odio debemos desecharlas. Puede haber adversarios, jamás enemigos.

—¿Cómo puede contribuir la televisión a un cambio en el país?

—Los medios se deben configurar como garantes de la información plural para el ejercicio de la participación democrática, pues un sistema democrático requiere, indispensablemente, de un libre flujo de información e ideas, así como del progreso educativo y cultural de la población a través de contenidos útiles, inteligentes y que transmitan valores. Ello abre la posibilidad de una participación ciudadana más informada, preparada y, por ende, más activa y responsable en el devenir de su propio país, sobre todo en las actuaciones e intereses públicos. Una ciudadanía más participativa, más inteligente y más consciente del tiempo histórico que le toca vivir. Los contenidos serán fundamentales para llevar a la nación a un mayor nivel de desarrollo.

—¿Está dispuesta a ser mediadora en un eventual proceso de diálogo?

—Siempre voy a estar dispuesta a formar parte de una mesa de negociación y acuerdos o de resolución de conflictos, pero es necesario que tenga una estructura, unas condiciones, garantías, mediadores aceptados por todas las partes y sobre todo unos objetivos claros y medibles. Ya en el pasado lo fui, en 2002 en la Mesa Nacional de Diálogo, en la que me tocó incluso hacer la estructura, y en las mesas posteriores con los medios. Por eso tengo claro los errores y aciertos de dichas mesas de diálogo; así como también tengo claro que no todo aquel que quiere ser parte de una negociación puede serlo.

Concierto ciudadano para los medios

María Eugenia Mosquera señala que los medios deben manejar las situaciones con transparencia, honestidad y pluralidad. “Hay que informar todo lo que se debe informar, no calificar y no juzgar”, agrega.

Señala que en el futuro es necesario un debate profundo de la sociedad civil, con el fin de establecer preceptos constitucionales transparentes y democráticos que garanticen el derecho a la información para todos. “Especialmente en un mundo tan cambiante, en torno a tres puntos fundamentales que implican políticas de Estado: primero, crear y fortalecer un sistema de medios públicos autosustentable e independiente, al servicio de la gente, de la sociedad, como existe en Alemania, Inglaterra u otros países. Segundo, trabajar en un marco regulatorio, con reglas claras en relación con las concesiones de radio y televisión. Y tercero, promover la figura del defensor del ciudadano ante los medios”.


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