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Foto TIMOTHY A. CLARY/AFP

La Fiscalía de Nueva York alegó este miércoles que el productor de cine Harvey Weinstein se inyectó una sustancia para tener una erección antes de supuestamente violar en 2013 a una de las dos denunciantes clave del caso en el que está siendo juzgado por cinco delitos sexuales.

La fiscal asistente Meghan Hast expuso el relato de una mujer hasta ahora no identificada, y que es la aspirante a actriz Jessica Mann, que testificará sobre un incidente ocurrido en un hotel de Nueva York en el que ella se alojaba y adonde el productor acudió inesperadamente antes de una cita que ambos tenían con otra persona.

El productor supuestamente la forzó con sexo oral semanas antes en Los Ángeles con la promesa de un trabajo. Y en marzo de 2013, el acusado decidió que quería más y lo obtuvo a la fuerza, dijo la fiscal.

Hast explicó que al acudir Mann a la entrada del hotel vio que Weinstein estaba haciendo check-in y lo confrontó.

Weinstein la agarró del brazo, la llevó a la habitación, cerró la puerta y le exigió que se quitara la ropa, a lo que ella se negó, por lo que él gritó más alto y se puso más agresivo, sostuvo la fiscal asistente.

«Dándose cuenta de que estaba en peligro, Jessica se desvistió. Él fue al baño y cuando salió se le puso encima y la forzó a tener relaciones sexuales«, contó.

«Angustiada, corrió al baño y vio que había una aguja en la papelera. Ni siquiera se había molestado en usar protección y había usado una aguja. Miró la etiqueta y cuando buscó en Google se dio cuenta de que Weinstein se había inyectado en el pene para tener una erección», explicó la fiscal.

Mann será llamada a testificar por la Fiscalía durante el juicio y, según alegaron las autoridades, es una de varias víctimas con las que Weinstein mostró sus dotes de manipulación con mujeres jóvenes y vulnerables que prueban un comportamiento depredador.

Asalto a Mimi Haleyi

La fiscal explicó que el productor sometió a la ayudante de producción británica Mimi Haleyi a pruebas en las que la manipulaba haciéndole creer que tenían una relación profesional para que esta mujer, que no tenía nada, sintiera que le debía algo a él.

Hasta que en 2006 accedió a que la recogiera un chofer y la llevara a su casa. Miriam se encontró a solas con el acusado en un loft enorme. Se sentaron en el sofá y hablaron, y entonces cambió su tono radicalmente», relató Hast.

La fiscal resaltó la corpulencia de Weinstein, un hombre de mediana edad de unos 130 kilos de peso, frente a una joven veinteañera de unos 50 kilos que intentaba zafarse.

«La empujó a la cama con todo su peso sobre ella. Ella decía que intentaba levantarse, pero nada funcionó (…). Él puso la boca sobre su vagina. Ella imploró que parara y le dijo que llevaba un tampón. Él se lo arrancó y siguió agrediéndola sexualmente», detalló la fiscal.

Haleyi, todavía intentando procesar el incidente, no asistió a un estreno de cine y este la llamó enfadado. Una estrategia que utilizaba para mantener cerca a sus víctimas y asegurarse de que no denunciaban.

Esto desembocó en un segundo encuentro en un hotel, supuestamente para una bebida, en el que acabó violándola en su habitación.

La Fiscalía reveló que, además de la actriz Annabella Sciorra, testificarán contra Weinstein para intentar establecer un patrón depredador tres mujeres previamente no identificadas: Dawn Dunning, Tarale Wulff y Lauren Young.

Tras dos horas de argumentos de las autoridades tomó la palabra uno de los abogados de Weinstein, Damon Cheronis, quien sembró la duda sobre las supuestas víctimas revelando mensajes entre ellas y Weinstein que, apostilló, muestran dos realidades distintas.

Cheronis disputó la manipulación a Mann de la que acusa la Fiscalía a su cliente y dijo tener mensajes, entradas de diario, lecturas de videntes y otras pruebas que muestran una relación de cinco años, entre 2012 y 2017.

«Cuando escuchen los testimonios será emocional, pero no queremos avergonzar a víctimas. Recuerden que estamos aquí para hacer preguntas que no se han preguntado», concluyó el abogado ante el jurado.

Al final de la jornada, la Fiscalía invitó al primer testigo, un ejecutivo llamado Lance Maerov que perteneció a la junta directiva de The Weinstein Company y que describió al productor como un hombre extremadamente influyente y poderoso que se comportaba de manera diametralmente opuesta en público y en privado.

La defensa no dejó escapar la oportunidad de volver a pedir al juez que suspendiera el juicio quejándose del lenguaje inapropiado empleado por la fiscal. Además de las irrelevantes fotografías que mostraban a las testigos o a Weinstein con el ex presidente Bill Clinton, pero una vez más, vieron denegada su petición.


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