Harry Styles
Harry Styles en Barcelona, España | Foto tomada de Tommo's girl

Con los brazos en alto, bailando, cantando, gritando y grabando con el móvil, todo a la vez, se pasaron las dos horas de concierto el público que llenó este miércoles el Estadio Olímpico de Barcelona, en el primer concierto en España de la gira Love On Tour 2023 de Harry Styles.

Más de 56.000 personas, muchas de ellas con boas de plumas en el cuello -tal como indica el código de vestimenta de los conciertos de Styles-, se dejó encandilar por este encantador de serpientes que tiene enamorado a medio mundo.

Un mundo formado mayoritariamente, como se vio en Barcelona, por mujeres jóvenes y adolescentes, algunas acompañadas de sus padres, que subieron la media de edad del estadio, y una representación nada despreciable de miembros de la comunidad Lgtbiq+.

Pero no solo estos perfiles cayeron en las redes del músico y se saben de memoria las canciones pegadizas de este artista que ha subido como la espuma en los últimos años y que ya no es el ídolo de adolescentes que era cuando formaba parte de One Direction.

Ahora es una estrella del pop que juega en la liga de los grandes y compite en poder de convocatoria con Lady Gaga y Taylor Swift.

Harry Styles en Barcelona

Las entradas para esta primera fecha en España volaron en cuanto salieron a la venta y las colas que se hicieron esta tarde para entrar al recinto fueron kilométricas.

La espera bajo el sol fue larga y sofocante, pero el placer es mayor si cuesta conseguirlo y los espectadores sintieron que la recompensa estuvo al nivel de sus expectativas en cuanto vieron el enorme escenario, el cuidado espectáculo audiovisual y sobre todo a Harry Styles saltando y cantando el primer tema, «Daydreaming».

Como si realmente un sueño se hubiera hecho realidad, los espectadores gritaron de placer con los primeros compases y no dejaron de hacerlo durante todo el concierto.

Vestido con chaleco de jefe sioux del siglo XXI, que dejaba al descubierto la gran mariposa que tiene tatuada en el pecho, el cantante de 29 años de edad empezó la noche corriendo de esquina a esquina del escenario, saludando a todo el mundo.

«¿Qué tal allá arriba?»,  dijo mirando a las gradas del fondo, «¿y allí abajo?, ¿qué tal?», añadió con la mirada en el mar de personas frente a él.

«Buenas noches. Mi nombre es Harry y es un absoluto placer estar aquí, con vosotros», siguió, repitiendo el saludo que hizo en Madrid hace un año, cuando la gira, con la que lleva volando por el mundo desde 2021, pasó por la capital española.

Un saludo que ha formulado miles de veces, pero que sigue sonando humilde y sincero, sobre todo porque lo acompaña de una sonrisa desarmante.

Interpretó «Golden», «Adore you» y «Keep driving» y, con el público en el bolsillo, hizo un pequeño descanso entre canción y canción para moderar los gritos del público con el simple movimiento de su mano.

Un ligero movimiento hacía arriba desbocó el griterío, mientras que otro pequeño movimiento hacia abajo lo paró en seco, en toda una demostración de cómo tener a 56.500 personas en la palma de tu mano.

El concierto continuó, alternando temas del disco que dio origen a esta gira en 2021 Fine Line (2019), con el que sacó después, Harry’s House (2022), y que debido a la pandemia acabó encabalgándose en el mismo tour.

Styles también entregó un regalo a quienes le siguen desde que era un adolescente: «What makes you beautiful», de One Direction, que desató la locura colectiva.

Hubo tiempo para presentar a la banda, para interaccionar con el público, para leer los carteles de los fans de las primeras filas y para hacer realidad el sueño de una espectadora venida desde Bilbao, pero sobre todo hubo tiempo para bailar, cantar y grabar miles de imágenes con el móvil, todas movidas.


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