Foto: Cortesía

La censura contra el cine avanza. En menos de una semana dos producciones venezolanas fueron vetadas.

Después de nueve meses de negociaciones con el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, el director Flavio Pedota denunció el sábado 5 de octubre que Infección, su película, no se estrenará en las salas del país. Los documentos y requisitos exigidos por la institución nunca se aprobaron.

Ahora se suma Chavismo: la peste del siglo XXI. Para este miércoles estaba prevista la proyección del documental de Gustavo Tovar-Arroyo en el conjunto de auditorios de la Universidad Simón Bolívar. La actividad, que formaba parte de un cineforo, la prohibió el Tribunal Trigésimo Sexto de Primera Instancia Estadal en lo Penal.

La producción, que se estrenó en Youtube el 15 de junio de 2018, cuenta la decadencia de Venezuela desde la primera aparición pública del fallecido presidente Hugo Chávez, el 4 de febrero de 1992, hasta el año 2018, donde se muestra la miseria, la inseguridad y el hambre. Hasta la fecha tiene más de 1.137.700 reproducciones.

En redes sociales se difundieron mensajes en rechazo a la sentencia, firmada por la jueza Norelys León Zaa, que exige que el largometraje no se difunda en ninguna universidad nacional ni en cualquier otro espacio público.

El tribunal argumenta que la decisión es conforme a la solicitud interpuesta por la Fiscalía Quincuagésima Novena del Ministerio Público por una investigación seguida por supuesto delito de «promoción o incitación al odio».

Gustavo Tovar-Arroyo considera la prohibición de su documental como un éxito sin precedentes. «Que una tiranía que encarcela, tortura y asesina a venezolanos se sienta ofendida por un documental es, sin duda, muy honroso para mí como autor y para el equipo de productores. Nosotros solo tratamos de alertar sobre el horror del chavismo. Esa sentencia solo muestra la grotesca estupidez que compone a la tiranía chavista», afirma.

En 24 países, 71 ciudades y 22 universidades del mundo se ha proyectado Chavismo: la peste del siglo XXI. Tovar-Arroyo, escritor y activista venezolano de derechos humanos, asegura que se siente enaltecido de la acusación.

«Me honra que la tiranía más ruinosa de la historia de las Américas intente impedir mi mensaje. Quiero enviar una bofetada de realidad a la tiranía para hacerles ver que están publicitando el documental. Les agradezco infinitamente que lo prohíban, que lo denuncien, que me acusen. Les ruego que lo sigan haciendo, pues así el contrapeso de la verdad que representa este trabajo tendrá reconocimiento mundial».

Tovar-Arroyo sintetiza en la producción lo que, a su juicio, ha sido para Venezuela la llegada del chavismo: un país rico repleto de hermosos paisajes que cayó en manos de una dictadura totalitaria. «Me enaltece que mis ideas y mi mensaje los haya desnudado y a eso le temen. Sin embargo, me preocupa que gente inocente pueda ser perseguida por tratar de iniciar un debate. Cada día la miseria invade los espacios y esto tiene que acabar. No se puede con tanta podredumbre», puntualizó.

Para William Anseume, presidente de la Asociación de Profesores de la USB, esta orden representa una violación de la autonomía universitaria.

«Esto es sin duda un ataque más en el que se viola el derecho a la opinión y a la manifestación de las ideas. Es un preámbulo de lo que quiere imponer la dictadura en las universidades venezolanas», expresó.

Indicó que desde la asociación se está evaluando lo ocurrido. También agregó que, debido a la situación, solicitarán una medida de protección a los académicos ante la ONU, la OEA y la CIDH por la persecución y las amenazas que han recibido. «Los profesores vamos a defender la autonomía y las elecciones desde la universidad, no por imposición del régimen», reiteró.


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