El Taller Experimental de Teatro cumple, específicamente el lunes 11 de diciembre, 45 años de actividad, y así se consolida como una de las agrupaciones de teatro más antiguas de Venezuela, pues después de cuatro décadas en la que ha formado a nueve generaciones de nuevos talentos en sus espacios se mantiene a la vanguardia con un estilo de creación único. El actor, director, profesor de la UPEL y de Unearte e incansable creador escénico, Guillermo Díaz Yuma, de 67 años de edad, fue uno de los fundadores del TET en los sótanos del Aula Magna de la UCV en la década de los años setenta. Tenía 22 años de edad cuando, como estudiante de la Escuela Nacional de Teatro, comenzó a seguir los pasos de Eduardo Gil (quien falleció en 2014), maestro a quien se le dio la responsabilidad de formar un ente de creación experimental de teatro en la UCV.

«En Venezuela, lo tradicional es lo que ha comandado siempre, nosotros fuimos un grupo que se salió del esquema», indica Yuma, y apunta que parte de la persistencia de la agrupación en las tablas radica en que cuenta con un espacio propio ubicado en el sótano de la basílica de San Pedro, en Los Chaguaramos, el Teatro Luis Peraza, el cual fue cedido por la gestión del maestro José Antonio Abreu cuando fungía como ministro de Cultura. «En 1984 hicimos una función de Ricardo III  en la sede del Grupo Actoral 80 ­cuando se podía ir para allá­. Había solo cinco espectadores, entre ellos, el maestro y su guardaespaldas. Cuando terminamos, se acercó a los camerinos y nos dijo que el espacio del TET en Los Chaguaramos, que era un cine, se podía acondicionar para hacer teatro experimental y ya vamos a cumplir 25 años aquí», recuerda.

–¿Qué tipo de teatro se está  haciendo en Venezuela? –Hay cosas que me alegran del teatro que se está ejecutando, la principal es que hay mucha gente joven, pero hay que tener en cuenta que crear en este momento es muy difícil, hay pocos recursos económicos y espacios. Admiro a los jóvenes que se las ingenian, pero muchos se están yendo. Nosotros hacemos teatro del arte, siempre tratamos de que tenga ese adjetivo. Abordamos temas que queremos que interesen a quienes estamos aquí ­aunque sea una obra extranjera­, pero que se relacionen con lo que nos afecta como venezolanos y con lo que está pasando. Para que un grupo sobreviva debe comprender el momento y asimilarlo.

–¿Cómo mantener un grupo  por tanto tiempo y con el mismo ímpetu creativo?  –La formación es básica, eso es lo que tratamos de enseñar.

Lo primero que aprendemos es qué queremos decir: qué hay de ti que quieras decir para que nos conmuevas, cuáles son tus intereses y temas. La gente llega aquí y no sabe esas cosas, pero el que va a ser artista se empieza a conmover y se queda porque precisamente entiende que este teatro es eso, un espacio donde puedes decir lo que sientes y donde puedes expresarlo a través de una idea. Así empiezas a formar parte de una familia creativa, que no es cerrada sino que está insertada en una sociedad que se puede transformar con tus ideas porque eres, incluso, un agente de cambio.

Por eso nos mantenemos unidos y creando.

–¿La formación teatral o la  creación artística en general  debería ser prioritaria en un  momento como el actual?  –Siempre, pero eso solo lo dicen los teatreros. El teatro no le duele a más nadie, sino a los que hacemos teatro. No es como un hospital, cierran un centro de salud y todo el mundo se altera, lo mismo pasa con una escuela; pero cierran un teatro y a pocos parece importarle, porque desde siempre en el país no se ha asumido el arte como algo importante.

–¿Cómo defender los espacios frente a un gobierno para el cual el arte no es una  prioridad? –Con tu trabajo. Hay una palabra muy fea pero que describe perfectamente lo que nosotros hacemos aquí: sobrevivir.

Hacemos lo que queremos y no vamos a rogarle a nadie para hacer teatro. Este es un grupo privilegiado porque tiene un espacio, pero igual sufrimos la coyuntura: un bombillo para un reflector cuesta esta semana casi un millón y medio de bolívares, ¿cómo haremos cuando se queme? Pues volveremos al siglo XVI y encenderemos velas. El artista siempre va a salir adelante, porque nuestra formación nos ayuda a sortear las dificultades.

–¿Cuál es el rol del creador  frente a una transición política, social y económica? –El artista es la voz y el alma del pueblo. El teatro es la acción del pensamiento, eso nos diferencia de otras formas de arte.

Allí hay mucha fuerza, pero en nuestro país ni para el teatro ni para el arte en general ha habido una incubación de esa fuerza creadora capaz de fortalecernos y sostenernos. Mientras sigamos siendo vistos como mero entretenimiento, no se comprenderá la esencia de nuestro trabajo.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!