Gloria Estefan

A metros del océano, en Miami Beach, Gloria Estefan transita este tiempo pandémico atravesada por las emociones encontradas. La imposibilidad de ver a sus seres queridos la entristece, pero la salida de Brazil305, luego de siete años sin editar un material, la encuentra en un gran momento, superando dolores profundos. «En 2017 iba a entrar al estudio, pero se me enfermó mi madre y a los 33 días falleció. A los cuatro meses intenté grabar el disco, pero no podía. No me salía la voz, me ahogaba en llanto», explica al diario La Nación en la charla íntima a través de una plataforma tecnológica que permite observarla en la gran biblioteca de su residencia en la zona insular de Florida.

Brazil305, editado por Sony Music, está conformado por 18 temas, de los cuales 14 son versiones nuevas de clásicos ya transitados por la estrella de la música latina. «Este material iba a editarse a cuatro años de mi anterior trabajo. Es que, a esta altura de mi carrera, no voy a estar sacando discos cada dos años, no lo he hecho históricamente, jamás. Para editar algo novedoso siempre esperamos tener una propuesta musical que nos interese. Por otra parte, la música va cambiando a través de los años», explica con un decir que conjuga la pronunciación cerrada del anglosajón norteamericano y la cadencia de ese español que delata su nacimiento en La Habana, Cuba, hace 63 años.

«Cuando hay amor», el primer sencillo de difusión, lleva dos millones y medio de vistas en YouTube. El video, rodado en Salvador de Bahía, Brasil, muestra a una exultante Gloria Estefan rodeada de bahianas rescatando sonidos, danzas y vestimentas que hacen a la identidad de esos orígenes afro sobre los que se inspira y ronda la esencia del material. «En 2017, cuando ya tenía la música grabada en Brasil, fui a la casa de mi madre y se lo canté completo porque ella era la inspiración de todo eso».

Fue su mamá Gloria quien le impregnó lo festivo y la esencia profunda de la identidad de esa cultura nacida en África: «Me cantaba las canciones de Carmen Miranda, Elis Regina, Tom Jobim, Clara Nunes. Fue ella la que me inculcó la pasión por la música brasileña. Por eso, cuando entré al grupo hice que se aprendieran «Corcovado» y «Chica de Ipanema» para que yo las pudiera cantar». El grupo no es otra cosa que ese fenómeno pop llamado Miami Sound Machine fundado por Emilio Estefan, su marido. La banda registró, en 1982, Río, afirmando ese nexo con las melodías de Brasil.

Ante la muerte de su madre, Gloria Estefan decidió frenar el desarrollo del nuevo proyecto. La energía de la estrella latina estaba empañada por el dolor y la melancolía ante la ausencia: «No quería plasmar eso en el disco. Por eso le pedí a Sony Music que me diera un tiempo, porque no iba a poder volcar la alegría que se merecía este trabajo. Es que mi madre era la gloria y ya no estaba».

-¿Cuándo pudiste regresar al estudio?

-Tardé más de un año en volver. Cuando sucedió, ya estaba en condiciones de hacerlo y de darle al disco lo que se merecía. Ya era otro sentir, ya ahí mi madre me estaba ayudando. Es que la música siempre encuentra su nuevo momento.

-Finalmente, Brazil305 se editó en tiempos de pandemia.

-En 2017 no hubiese tenido el mismo impacto que ahora, con toda esta tristeza colectiva y la soledad que hemos vivido. Hoy es más importante compartir alegría y música.

-Es un momento del mundo donde esa samba brasilera viene muy bien.

-Mira, los fans me mandan videos mostrándome todo eso. Un muchacho de veintipico me envió uno donde se lo veía bailando mientras le cocinaba a su madre a la que está cuidando por la pandemia. Me han llegado imágenes de familias enteras bailando las canciones del disco con sus niños. La idea es que por un rato nos podamos olvidar del virus, divertirnos, traer un poco el sol de Brasil.

Entre los valores del nuevo trabajo de Estefan figuran una versión de «Magalenha» con Carlinhos Brown, un prócer de la cultura brasileña; «O homem falou», originalmente grabada por María Rita, y el ya clásico «Conga» que grabara con Miami Sound Machine en 1985. Brazil305 también incluye composiciones atemporales en inglés como «Cuts Both Ways», «Here We Are» y «Get On Your Feet», y los boleros «Con los años que me quedan» y «Ayer». «Mi tierra», otra partitura que identifica a la cantante, también forma parte del flamante material producido por Gloria y Emilio Estefan y Afo Verde, y registrado en estudios de Brasil y en el de los Estefan en Miami.

A lo estrictamente musical se suma Sangre Yoruba, una producción audiovisual que completa lo conceptual del trabajo: «Grabamos en febrero, en Brasil, un documental que habla sobre las raíces de la samba. La música es un puente entre los seres humanos y, en la raíz de la música de Brasil, Cuba y de gran parte de Latinoamérica, está África. Nuestra intención es que podamos establecer ese puente desde la música».

-¿Por qué Sangre Yoruba?

-A la tribu Yoruba la llevaron forzosamente, dado que eran tiempos de esclavitud, a Cuba y a Brasil.

-También hay influencias en Estados Unidos.

-Sí, aparece en la música gospel, que es una celebración, porque en la iglesia era el único momento en el que todos se sentían libres para poder compartir en comunidad. Esa música también era una forma de atravesar las cosas duras que les estaban pasando. Es que la música siempre ha ayudado al ser humano a sobrepasar momentos difíciles.

-¿Puedes dar testimonio sobre eso?

-En lo personal ha sido así, la música me ha salvado en muchos momentos. Además, comprendiendo de donde salió esa música, viendo lo similar que somos, podemos entendernos como seres humanos y no como integrantes de diferentes razas.

Una de esas circunstancias tormentosas que le tocó atravesar fue un grave accidente en una ruta de Estados Unidos, cuando estaba yendo a un concierto. El 20 de marzo de 1990, un camión chocó de frente al vehículo que la transportaba, junto a su marido y a su equipo de colaboradores y músicos. «Pensé que quedaría paralítica», reflexionó Emilio Estefan en una reciente entrevista en la que recordó aquel hecho que podría haber tenido consecuencias aún peores. La rotura de la columna y el pronóstico médico de discapacidad no pudieron con la cantante quien, tras largos meses de soportar dolores fortísimos y de un trabajo de rehabilitación minucioso, logró ponerse de pie.

-Tu nombre real completo es Gloria María Milagrosa.

-Gloria María Milagrosa Fajardo García. Me quité el María Milagrosa a los 18 años porque era demasiada presión. En Cuba siempre te ponían el nombre que correspondía al santo del día en el que habías nacido; aparentemente nací el día de la Milagrosa.

-En tu cuenta de Twitter observé una fotografía en la que se te veía junto a una imagen del Dalai Lama. ¿Acaso el Gloria María Milagrosa te marcó en el ejercicio de la espiritualidad?

-Tengo fe, pero no me gusta el dogma. Me criaron dentro de la religión católica, pero acepto y amo a todas las religiones. Rezo con amigas una vez por mes, ahora, por zoom, una vez por semana. Rezamos el Rosario porque, culturalmente, vengo de ahí, es lo que soy. Además, creo mucho en la Virgen y en Dios como seres elevados. Siento que hay algo superior a nosotros, aunque cada ser humano expresa la fe a través de su cultura. La religión fue hecha por hombres, no es necesaria, pero es lindo tenerla. En realidad, la base de todas las religiones está en el «trata al otro como quieres que te traten a ti». Si todos hacemos eso, vamos a estar bien. Creo mucho en la oración porque en mi accidente la sentía.

-Luego de aquel accidente que padeciste, tus fans organizaban cadenas de oración en distintos países del mundo. Es una muestra de ese sentido de creencia en algo superior.

-El bien colectivo es lo que vale, sin importar a qué religión pertenece cada uno.

Mi tierra

Sobre la biblioteca que enmarca el escritorio de la cantante, una bandera cubana y otra norteamericana parecen definir su pertenencia. Origen y presente. «De mi tierra bella, de mi tierra santa» proclama desde uno de sus hits. Acaso esas banderas sean la conjunción del mapeo en el que construyó su vida: «Una es la bandera que cubría el féretro de mi padre, que fue un militar en Bahía de Cochinos, Cuba. A los 34 se enfermó, era un bebé. Se fue apagando y murió a los 47. Yo lo cuidaba porque mi madre trabajaba».

-¿Qué lugar ocupaba la música en esos tiempos?

-Era mi escape. Me encerraba en mi cuarto a tocar la guitarra y cantar. Quería ser fuerte para mi familia, por eso la música fue mi ancla, no quería que me vieran llorar.

-La música te ha salvado, pero entiendo que también el amor. De hecho, uno de los cortes del nuevo trabajo es «Cuando hay amor».

-Claro. Yo no pensé nunca en casarme y, sin embargo, me casé el día después que cumplí 21 años. Emilio y yo estábamos destinados para conocernos, sucedió tres años antes de la boda. Durante el primer año fue mi jefe, y luego ya fuimos novios.

-Al mezclarse con lo profesional, ¿hubo dudas sobre el vínculo que se iniciaba?

-Estaba segura que quería pasar con él el resto de mi vida. Somos el uno para el otro, esa también es un ancla. Somos muy distintos, pero en las cosas esenciales y en las prioridades, raramente diferimos. Fue un amor que me ha motivado, que me ha hecho sentir más joven. Es un fantástico padre y esposo. Le ha puesto amor a todo lo que ha hecho. Escogimos la carrera que amábamos, así que ha sido un privilegio haber podido vivir haciendo música.

-¿Eres consciente de la dimensión internacional que han generado los nombres de Emilio y Gloria Estefan?

-Nunca ha sido algo en lo que nos enfocamos Emilio y yo. Siempre nos abocamos a la música, a lo que estábamos creando y en la felicidad que eso nos daba. Desde ya, siempre buscamos la calidad para poder competir. Pero jamás me pongo a leer artículos o buscar en Google sobre mí.

-¿Estás pendiente de los charts?

-Nunca sé en qué posición está mi canción. Si tú me preguntas ahora cuántas vistas tiene en YouTube el último video, no lo sé, no tengo tiempo tampoco para hacerlo. Es que la fama no es real, es algo que alguien le otorga a uno al igual que la quita. Por supuesto, me siento dichosa, pero no ha sido la prioridad.

-Una milonga argentina dice que «la fama es puro cuento».

-Es así. Es verdad. Es muy relativa la fama y es momentánea. Hay una frase en inglés que dice «solo eres tan bueno como tu más reciente éxito». Hay gente que me dice: «volviste después de siete años», pero yo no me he ido a ningún lado. He estado trabajando como una loca en otras cosas.

Destiny

En las últimas semanas, la actividad de la cantante cobró más intensidad a partir de todo lo que implica el lanzamiento de un nuevo material. De todos modos, el impacto de la crisis por el coronavirus en Estados Unidos implicó que la estrella, que ha vendido más de cien millones de discos en todo el mundo, se recluyera en su casa minimizando el contacto con la vida exterior. «Lo más difícil fue no poder abrazar a mis hijos y a mis nietos. Por suerte existe la tecnología que nos conecta. En la anterior pandemia no había nada de todo este tipo de posibilidades. No será ésta la última, pero esperemos haber aprendido algo».

-¿Cómo fue ese día a día en el ostracismo?

-Me gusta quedarme en casa, así que eso no fue un problema. Organicé todos los closets y me conecté más con los fans a través de las redes.

-¿Tuviste miedo?

-Cuando siento eso, trato de pensar en qué quiero que suceda. No voy a darle energía al miedo que me lleva a pensar en la posibilidad que mis seres queridos se enfermen. En cambio, pienso en que van a estar saludables y haciendo todo lo que podemos para prevenir. El miedo es un poder muy grande y no quiero darle fuerza.

La diva romántica y pop ha escalado 38 veces al primer puesto de Billboard y obtuvo 7 premios Grammy. A pesar de su trascendencia en la industria de la música, no se ha privado de escribir y editar dos libros dirigidos a los niños. La comunicación, en sus diversos lenguajes, ha sido un motor en su vida: «Las canciones vienen de una emoción, una vivencia, de la experiencia. A la hora de escribir pienso mucho en qué van a sentir las personas cuando la escuchen: si las va a motivar, si las va a hacer sentir más fuertes o positivas. Quizás pueden hacer catarsis o hasta comunicar sus emociones a alguien en caso que no tengan palabras. Escribir canciones es una linda forma de transmitir ideas, creencias y de motivar».

-La experiencia, la madurez como mujer, ¿cómo influye en tu tarea creativa?

-Las experiencias y la madurez cambian la interpretación, y las vivencias siempre se reflejan en la voz.

«Que la inspiración me encuentre trabajando», se le atribuye a Pablo Picasso. En el caso de Estefan esos procesos encuentran un camino de acuerdo a las circunstancias: «Es distinto en cada canción. Cuando trabajo como compositora, me siento a escribir una canción y puede quedar buena, es parte del oficio. Pero hay una diferencia muy grande cuando una canción viene de otro lado y atraviesa mi cuerpo. En ese caso, uno es el vehículo que la trae al mundo. A las letras que nacen de esa inspiración, raramente les modifico algo».

-¿Y cuándo se te encarga ponerle letra a una melodía ya existente?

-También se tiene que partir de algo real y honesto. Hay muchas formas de decir algo, y uno se encarga de buscar la que cree mejor.

-Imagino la dificultad de la elección de los 18 temas de Brazil305, teniendo en cuenta que 14 son parte de tu nutrido repertorio. ¿Cómo ha sido el tránsito para imprimirle a esos títulos el sonido actual de Gloria Estefan?

-Fue muy natural, no forzamos nada. Sony me propuso incluir «Coming Out of the Dark», pero no resultaba la adaptación y la dejamos fuera. Yo sabía que no iba a funcionar ni en bossa nova ni en samba; no había nada que ofrecer desde allí. En cambio, la versión de «Tu y yo» en español me gusta mucho más que la anterior que compuse hace 30 años. Traducir no es fácil, yo trato de reescribir desde el sentido original de la canción. En ritmo de bossa nova esta letra queda súper sensual. «Don’t Wanna Lose You», «Ayer» y «Con los años que me quedan», después de la partida de mi madre cobran otro sentir, tienen otros matices.

-Recurrir a poéticas musicales como samba y bossa nova, ¿se convierte en un estímulo ante el contexto mundial y cierta mirada distópica hacia el futuro?

-Hay que enfocarse en cosas que te alimenten el alma, que te permitan transitarlo. Son momentos muy difíciles a nivel político, económico, científico. Por eso tenemos que unirnos porque tenemos un poder colectivo muy fuerte. Siempre voy a tratar de balancear haciendo sentir a las personas más positivas y fuertes.

En simultáneo con la presentación de su nuevo material, la cantante se entusiasma con el estreno, en octubre, de una versión de Red Table Talk, por Facebook Watch. En Red Table Talk: The Estefans se la verá junto a su sobrina, la presentadora Lily Estefan, y su hija, la cantante Emily Estefan. La idea es repetir la buena repercusión que tuvo el formato con Jada Pinkett Smith y su familia. «Me pasé la pandemia buscando fotos para ese show, me dio mucha nostalgia. Hablaremos de cosas muy candentes y personales, con la mirada de tres generaciones de mujeres con diferentes ideas. Esperemos que puedan traducirse lo que diremos en las mesas de las casas, que dispare conversaciones necesarias entre los seres humanos». Gloria apelará a sus estudios en Psicología y Comunicaciones, abordados antes de su incursión definitiva en el universo musical para transitar este desafío de gran masividad en las redes. El programa tendrá momentos muy íntimos que abordarán temas en torno a la identidad de los integrantes de la familia, incluida la identidad sexual, cuestión que la cantante aborda con total libertad a la hora de estimular a sus hijos para que desarrollen una vida sin ocultamientos.


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