Fedora Alemán | Archivo

Horacio Peterson, Doris Wells, Juana Sujo, Pedro Antonio Ríos Reyna son algunos ilustres personajes de la cultura nacional que marcaron un hito y por sus aportes al país dan nombre a los recintos para espectáculos más importantes de la ciudad de Caracas. La Sala Fedora Alemán está ubicada en el Centro Nacional de Acción Social por la Música y desde 2010 ha sido el escenario donde se han dejado oír las notas mejor compuestas de la nación. El martes 6 de febrero, la célebre artista dejó de escuchar esa música que la acompañó durante más de ocho décadas de trayectoria.

Alemán falleció en su casa a los 105 años de edad, informó su hijo, el violista y director de orquesta Frank Di Polo. Sonriente y serena, la primera caraqueña que conquistó el mercado internacional con su voz lírica, murió de causas naturales y dejó un legado que ameritará indagación crítica por parte de los cantantes del género en Venezuela y el mundo.

La artista, que debutó en el Teatro Municipal de Caracas en 1936, comenzó sus estudios en la Escuela de Música y Declamación de Caracas. Continuó en Europa y Estados Unidos bajo la supervisión del profesor vienés Alfredo Hollander, quien la acompañó mientras ella conquistaba un estilo propio.

Nacida el 11 de octubre de 1912, fue una de las primeras sopranos que incluyó en sus recitales no solo las arias de las óperas, como era habitual, sino canciones. Además, la mayoría de sus presentaciones, aparte de contar con un amplio repertorio europeo también reservaban un espacio para la música latinoamericana, en especial la venezolana. “Cuando interpreto música internacional, lo hago a través de mis facultades para los demás, pero cuando canto canciones nuestras empiezo por cantarlas para mí misma”, dijo a El Nacional en octubre de 1964, a su regreso al país después de una gira de conciertos por Grecia, Israel, Italia, Francia, Alemania y España.

Por años ofreció conciertos en Suramérica, Estados Unidos y Europa. El Carnegie Hall de Nueva York, el Teatro Colón de Bogotá, el Brahms-Saal en Viena, la Kamerna Sala Filharmonije de Belgrado, el Palacio Cerio en Capri, Le Grand Theatre de Bordeaux, la Salle de Gaveau y la sede de la Unesco en París fueron algunos de los escenarios en los que se presentó.

Directores de la talla de Jasha Horenstein, Héctor Villa-Lobos, Jean Perisson, Carlos Chávez, Primo Casale, Wal Berg y Antonio Estévez la acompañaron en distintas ocasiones. Y compositores como Rhazes Hernández López, Isabel Aretz, Inocente Carreño y José Reina le dedicaron muchas de sus piezas. La música llenó todos los aspectos de su vida, incluso el familiar. De su matrimonio con el violinista estadounidense Mario di Polo nacieron el biólogo Reinaldo y el músico Frank.

Entre las condecoraciones que recibió Alemán están la Orden Andrés Bello y la Orden Río Branco conferida por el gobierno de Brasil. En octubre de 2017, la soprano recibió el título de Maestra Honoraria por la Universidad Nacional Experimental de las Artes.

La excelencia fue su primera y gran musa. “Adoro la belleza. En el arte y en la vida admiro solamente lo que es bello. Considero la perfección como un privilegio digno de conquistarse y, una vez logrado, defenderlo a cualquier precio. Por principio detesto la fealdad. De ahí que me siento dichosa de que conversemos sobre las artes musicales”, dijo en una entrevista con El Nacional.


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