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Con un aspecto envidiable, burlón, cercano, pero sobre todo agradecido, José Luis Rodríguez «El Puma», asegura ser un milagro andante. Lo dice antes de enfrentar un escenario de altura como Quito y a diez meses de superar un doble trasplante pulmonar.

«Para la gente que no cree en los milagros, les digo: Yo soy un milagro», comenta el artista venezolano en una entrevista con Efe en la víspera de su presentación en la capital de Ecuador a la que seguirán conciertos en Guayaquil y Cuenca.

Pese a la jovialidad que manifiesta con 76 años de edad y tras haber recobrado la vida, reconoce que aunque tenga los pulmones prestados siempre le pega la altura de los 2.800 metros de Quito.

Aquejado durante años de una fibrosis quística ideopática, dolencia que no tiene cura, en diciembre de 2018 pasó por el quirófano en el hospital Jackson Memorial de Miami después de recibir la mejor noticia, que tenía donante y que tras esperar en el número 25 de la lista había llegado el momento.

Su amigo y compañero Raimundo Santa Marta comenta antes de la entrevista que 21 pacientes que lo precedían fallecieron esperando. A «El Puma» le llegó la intervención milagrosamente.

La enfermedad

«Llegué a utilizar 20 litros de oxígeno», confiesa Rodríguez. Explica que la enfermedad «convierte a uno en un niño de tres años» por la debilidad que padecía a la hora de hacer actividades de lo más cotidianas.

Gracias a un producto diseñado por su amigo y que refuerza directamente las células, «El Puma» pudo resistir los embates en esa espera. La describe como una de las cosas más complicadas porque los órganos no siempre son los adecuados para el cuerpo.

Su amigo, al que se vuelca en elogios el propio cantante, lo presenta como «la persona más longeva en superar un doble trasplante de pulmón y estar en los escenarios».

Y su regreso a las tablas no se hizo esperar. En febrero, dos meses después de la operación participó en el festival Venezuela Aid Live en Cúcuta, frontera de Colombia con Venezuela. En mayo inició en Miami una gira de conciertos para presentar su nuevo trabajo.

Este mes lanzó su último tema, que no podía tener otro título que «Agradecido». Se trata de una melodía pegadiza de aires latinos que explica su periplo antes y después del trasplante. Para él, es un canto a la vida en el que manifiesta que «la muerte tiene cura».

Una vida en tres minutos

Con su característica melena hacia atrás, el cantante no deja de agradecer a Dios. Ese «que maneja todas las cuerdas para que algo suceda», a su mujer Carolina, a la que dice aprendió a querer más, a los amigos, a los médicos y a ese «público que lloró mucho por mí y sigue llorando».

Por ello la composición ha sido un repaso a todo lo vivido.

«Reducir a tres minutos 56 años o más de carrera no era fácil y sin embargo. Con Erika Ender nos juntamos y salió esto tan maravilloso», describe este empresario, productor y autor que tiene en su haber 46 discos publicados e infinitos galardones.

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En noviembre, en los Grammy Latinos, «El Puma» recibirá el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de Grabación en reconocimiento a su trayectoria.

«Lo recibo con emoción, con humildad de parte de la Academia que hace un reconocimiento a tu vida, a tu trayectoria, a tantos viajes», destaca.

Canciones eternas

En su actual gira sigue interpretando canciones como «Dueño de nada», «Voy a perder la cabeza», «Silencio» o «Culpable soy yo». En muchas ocasiones lo ha hecho sentado en un taburete que abandona de tanto en tanto, si sus nuevos pulmones se lo permiten.

Ante la reciente desaparición de figuras de la música melódica latina como José José, Camilo Sesto, al que suma al mítico Juan Gabriel, «El Puma» forma parte de esa casta de artistas que han hecho de la balada y los ritmos más populares sus grandes compañeros.

En tiempos de reguetón, el venezolano reconoce que las composiciones más actuales tienen su lugar entre el gran público.

«La gente tiene el derecho de buscar lo que le gusta. Hay una gran expresión musical a través el rap, algunos son poetas, otros vulgares y en el reguetón es lo mismo: algunos son románticos y otros de letras muy pobres», dice.

Concluye con que todo son modas, incluso los géneros musicales y que todo pasa. «Pero yo creo que el amor nunca va a pasar, nunca va a dejar de existir», asegura.


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