Moulin Rouge
Foto Archivo

Miles de personas se congregaron el domingo por la noche en el bulevar frente al Moulin Rouge de París para asistir a un espectáculo de can-can y fuegos artificiales, con el fin de celebrar los 130 años del célebre cabaret de Montmartre.

La policía bloqueó la arteria para la presentación, que comenzó con música y un espectáculo de luces. La función se proyectó en el icónico molino de viento rojo, y se relataron los orígenes de ese cabaret durante la Belle Epoque.

Una solitaria bailarina, que desafiaba los primeros fríos otoñales, apareció luego sobre el techo del Moulin Rouge, con sus lentejuelas pero sin hacer topless.

Alrededor de 50 chicas surgieron del local para bailar el can-can, mientras los fuegos artificiales retumbaron en lo alto. En un inicio eran rojos y luego mezclados con azules y blancos para formar los colores franceses, que son los mismos de las faldas de las bailarinas.

“Es tan mítico como la Torre Eiffel. Es como un pedazo de historia de la Belle Epoque”, dijo a la AFP Yiftah Bar-Akiva, un israelí que vive en París desde hace 11 años. “No creo que sea irrespetuoso con las mujeres, creo que sigue siendo arte”, agregó.

“Nunca estuve en el Moulin Rouge y quería tener una idea de como es el espectáculo”, relató Joanna Cavarzan, quien vive en Chartres, a 80 kilómetros de París, y que se acercó en compañía de un amigo de Toronto.

Pero como muchos otros, apenas pudieron ver a las bailarinas, puesto que no se montó ningún escenario en el bulevar para el espectáculo.

Inaugurado en 1889, el Moulin Rouge se convirtió en una visita obligada para millones de turistas que visitan cada año la capital francesa.

Cada noche el Moulin Rouge ofrece dos espectáculos de dos horas, y las localidades se agotan los 365 días del año.

El cabaret también se convirtió en una piedra de toque en la cultura popular. No solo con la exitosa película de 2001 de Baz Luhrmann, sino por la versión de John Huston protagonizada por Zsa Zsa Gabor.


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