La euforia se apoderó de La Vega el domingo 2 de agosto de 2009. La calle Independencia del popular barrio caraqueño se hizo pequeña ante la multitud aglomerada frente a una gigantesca tarima. Algunos decidieron subirse a los postes, otros se guindaron de las ventanas, los más privilegiados se asomaron en las platabandas. Nadie quería perderse ni un solo acorde de ese excepcional concierto: Gustavo Dudamel frente a la Sinfónica Simón Bolívar, gratis y al aire libre.

Con esa presentación poco usual, Jorge Rodríguez, alcalde de Libertador, celebró los 442 años de la capital. Eran los tiempos en que el sistema de nacional de orquestas y la autoridad municipal trabajaban de cerca, en sintonía, como una red engranada de un mismo gobierno.

La institución musical había dejado clara su simpatía y fidelidad política justo dos años antes, la medianoche del 28 de mayo de 2007. Con las notas del Himno Nacional interpretadas por el Coro y la Orquesta Simón Bolívar, bajo la batuta de Dudamel, se daba la bienvenida a TVES, el canal impuesto por el presidente Hugo Chávez luego de sacar del aire a RCTV.

A Dudamel, sin embargo, nunca le ha gustado la política. Siempre ha sido un tema incómodo, irritante, ajeno. Su discurso se limita a los perímetros de la música, del arte y al poder transformador de un proyecto loable como es el Sistema, creado hace 42 años durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Su educación musical comenzó a muy temprana edad, en un núcleo de Barquisimeto. Cuando tenía 12 años de edad, José Antonio Abreu se sorprendió de su talento excepcional y se ofreció como mecenas de su carrera.

“Un día, cuando tenía 16 años, estaba ensayando en una orquesta y como no llegaba el director, yo me monté a ensayar”, suele contar Dudamel en las entrevistas. “Para mi sorpresa la gente me tomó en serio. Cuando llegó el maestro (Abreu) me dijo que no me detuviera”. Y así lo hizo. En 1999 lo nombraron titular de la Orquesta Infantil Simón Bolívar, una agrupación sin precedentes que causó sensación por su desafiante nivel interpretativo y la corta edad de sus músicos.

Los primeros años de la década de 2000 significaron la internacionalización del Sistema y de la carrera de Dudamel. A Caracas no paraban de llegar invitaciones a los teatros más prestigiosos del mundo. El nombre del joven director resonaba en los círculos más exclusivos de la música clásica. Interés que se acentuó luego de que el joven de 23 años se impuso con su melena en el concurso de dirección Gustav Mahler en 2004. Al año siguiente fue su debut en los BBC Proms de Londres, y recibió el Anillo de Beethoven, premio creado por el Festival Internacional de Beethoven de Bonn.

El barquisimetano se puso de moda. Las entradas para sus conciertos se agotaban con meses de anticipación, la gente esperaba ansiosa el final para bailar al ritmo del Mambo de Bernstein y saltar enloquecidos por una chaqueta con el tricolor venezolano. Los medios lo llamaron la “Dudamelmanía”.

El divorcio

A Hollywood llegó en 2009, con el reto de asumir las riendas de la Filarmónica de Los Ángeles. Rodeado de estrellas de la música y el cine, Dudamel comenzó una nueva etapa de su carrera, sin desatender sus compromisos con la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.

Los logros alcanzados por los músicos durante esa década fueron extraordinarios. El éxito les permitió gozar de la simpatía de gran parte de los venezolanos, en una época de gran polarización social. Dudamel y su orquesta, sin embargo, estaban por encima de la vida política.

De eso se preocupaba José Antonio Abreu, su maestro, con larga experiencia lidiando con diputados, ministros y presidentes. Los beneficios de los ingresos petroleros de la era Chávez llegaron hasta el Sistema, que logró internacionalizar su imagen a través de las giras, invitar a Venezuela a grandes maestros de la música y terminar la construcción de su sede, el Centro de Acción Social por la Música.

Dudamel no dudó en cancelar una de sus presentaciones en el Hollywood Bowl cuando le llegó la noticia de la muerte de Hugo Chávez. El viernes 8 de marzo de 2013 dirigió el Coro y la Sinfónica Simón Bolívar en el funeral del mandatario.

La llegada de Nicolás Maduro al poder significó el fin de la luna de miel entre el Sistema y el gobierno.

Los funcionarios del Despacho de la Presidencia comenzaron a reclamar sus espacios dentro de la institución. Ante la opinión pública, la estrategia era adueñarse del prestigio simbólico construido por el Sistema.

En el aniversario 70 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Dudamel tuvo que dirigir a la Sinfónica Simón Bolívar escoltado por un video en pantalla grande con imágenes de Chávez.

Un concierto bastante incómodo que recibió innumerables críticas, que le llevaron a publicar el 29 de septiembre de 2015, dos días después de la presentación, un artículo de opinión en el diario LA Times que tituló “Por qué no hablo de política venezolana”.

La coacción gubernamental era evidente. En octubre de 2016, en medio del escenario de la sala de conciertos Simón Bolívar, Carolina Cestari, entonces viceministra de la Suprema Felicidad, amenazó a los empleados de la institución. “¿Usted no está de acuerdo con el proceso revolucionario? Sea coherente con su posición política y busque trabajo en otro lado”. La radicalización de la revolución.

Durante años el director fue acusado por los opositores venezolanos de mantener un silencio cómplice frente a los abusos del Ejecutivo. Hasta 2017.

“Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión”, fue la primera estocada pública de Gustavo Dudamel frente al gobierno, en un comunicado que difundió el 4 de mayo. “Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis”, dijo el director en referencia directa a las protestas en contra de Maduro.

El asesinato de Armando Cañizales, joven de 17 años de edad, violista de la Sinfónica Juvenil Francisco de Miranda, fue el detonante que le llevó a romper el silencio.

La segunda estocada de Dudamel vino en un artículo publicado el 19 de julio en El País y en The New York Times. El director exigía que se detuvieran las elecciones a la constituyente.

Maduro preparó su contraataque. Luego de la instalación de la cuestionada ANC, le dirigió un mensaje: “Le envío nuestro saludo a Gustavo Dudamel, aunque no nos comprende. Te metiste a la política, bienvenido a la política”.

La palabra se convirtió en acción. La semana pasada el Despacho de la Presidencia decidió suspender la gira de conciertos de la Orquesta Nacional Juvenil Simón Bolívar, que debutaría en septiembre en Estados Unidos bajo la batuta de Dudamel.

“Me rompe el corazón la cancelación de la gira. Mi sueño de tocar junto a estos maravillosos jóvenes músicos no se podrá hacer realidad esta vez”, afirmó el director en sus redes sociales.

Dudamel pasó así de favorito de Chávez a uno de los rivales de Maduro.


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