Optilaser cesó sus actividades en el país. Hasta el 31 de julio estuvo operativa la única compañía privada encargada en Venezuela de la fabricación de discos.

De sus instalaciones, ubicadas en Los Rosales, salieron miles de CD de artistas como Los Melódicos, Caramelos de Cianuro, Desorden Público, Aquiles Báez, Celia Cruz, Yordano y tantos otros que conforman el cancionero popular del venezolano. “La segunda fábrica de discos compactos en Latinoamérica y la primera en Venezuela”, se lee en la página web de la compañía fundada en 1989.

“A pesar de que el formato está en declive en el mundo, acá se compran todavía discos en físico y nosotros los músicos nos aferramos a él. Me imagino que buscaremos la manera de migrar al digital, en el que estamos un poco atrasados”, afirma Héctor Molina, cuatrista de C4 Trío.

En 2015, Francisco Manigat, entonces gerente de Mercadeo y Ventas de Optilaser, explicó a El Nacional que dependían de las importaciones para la materia prima: policarbonato, tintas, aluminios y mallas. “Anualmente estamos en capacidad de producir 10 millones de discos, pero en la actualidad hacemos 1,5 millones”, afirmó en ese momento quien dejó de trabajar en la empresa en 2016.

Olga Tovar, directora de la Cámara Venezolana de Productores Fonográficos, recuerda con nostalgia aquellos años de una industria en crecimiento. “Era la época dorada, entre finales de los ochenta y la década de los noventa. La industria del disco generaba aproximadamente 14.000 empleos directos e indirectos. Teníamos a las 5 mayores disqueras en el país y 20 sellos nacionales. Ahora solo queda Sony, que importa de Colombia, y de las locales, hay 16 afiliadas en la cámara. Estamos subsistiendo con el mínimo personal para trabajar”, indica Tovar, quien no tiene datos actuales del número de trabajadores.

“Esto es terrible. No contamos con divisas para la importación de la materia prima. Optilaser era la única empresa que quedaba. El Estado creó una, pero se paralizó, por lo que tienen materia prima. Hemos intentado comprar la que poseen. Pero eso también es correr la arruga. Podemos hablar de un cierre técnico en la fabricación de discos de Venezuela”.

Tovar se refiere al Centro Nacional del Disco, creado por el gobierno en 2006. Se llamó y escribió al organismo estatal para preguntar por cifras actuales, pero no hubo respuesta. CD Systems, con sede en Colombia, es una opción para algunos músicos, pero el pago es en dólares.

Recordland se mantiene como la principal cadena de disqueras del país. Vidal Hernández, gerente comercial de distribuidora Sonográfica, asevera que aunque los ingresos han aumentado por la inflación, las unidades han disminuido en aproximadamente 50%. La empresa se abastece de Sony y de la edición de discos de artistas que pertenecieron al sello Sonográfica. Esos álbumes eran elaborados en Optilaser.

Yuri Tovar, gerente de producto de Sonográfica, indica que parte del sector insiste en encontrar formas para que la fábrica siga operando. “Hemos evaluado maneras de adquirir la materia prima, pero ellos también están un poco reacios”. Se contactó a Félix Roche, director general de Optilaser, pero dijo no estar autorizado para hablar.

José Luis “Caplís” Chacín, bajista de Desorden Público, cuenta que realizaron 1.000 ejemplares en Optilaser de Bailando sobre las ruinas, su más reciente álbum. De planear otro, evaluarían opciones en el exterior. “Igual, ni siquiera lo hemos podido vender aquí, los precios no dan. Todo se ha hecho excesivamente costoso. Afuera un disco puede costar hasta 20 dólares. Cuando lo conviertes a bolívar, es impagable. Lo que ocurre es criminal. Recuerda que además de la fabricación del CD, los músicos pagan estudios de grabación, diseño gráfico e impresión de portada. Esto ocurre en momentos en los que en el exterior ha habido una fiebre por comprar discos, incluso cassettes, debido al regreso del vinilo”.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!