Diego Vallenilla

El fotógrafo Diego Vallenilla, antes de la cuarentena, rara vez se quedaba un fin de semana en Caracas. Los viajes, así como la captura de instantes, le apasionan; incluso en 2019 recorrió gran parte de Venezuela con cámara en mano. Así que la segunda semana de marzo no solo le tocó quedarse en la capital, sino en su casa. La confirmación de los dos primeros casos de covid-19 en el país impuso el confinamiento generalizado, los tapabocas y el distanciamiento social como norma inviolable por el bien de la salud pública. Quedó latente la necesidad de explorar y documentar.

Al principio salía una sola vez por semana al supermercado. Los eventos que tenía agendados para cubrir quedaron suspendidos, así como las fotografías para algunos proyectos. A un mes de la cuarentena, los registros de los balcones del mundo, donde la gente intentaba hacer vida social, inspiraron una idea que comenzó a materializarse a finales de abril.

Su perfil de Instagram de tener a los diablos danzantes de Yare y el Salto Ángel se llenó de personas que publicaban su deseo más íntimo durante la pandemia en una pancarta.

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Les cuento en qué ando. Estoy haciendo unos retratos de gente en cuarentena. Para hacer esto breve, les resumo las características de cada imagen: Las fotos las tomo desde la calle, desde un jardín, encaramado en el techo del carro, en un árbol o una azotea. Es primera vez que hago retratos desde la distancia sin contacto con los retratados. Mientras hago la foto, cada protagonista de la serie está asomado en una ventana o en un balcón, cumpliendo su cuarentena. Antes de hacer la foto, le pregunto a cada persona qué quisieras en este momento, un deseo muy personal, además de la salud de todos que es lo más importante. A partir de mañana comienzo a publicar esta serie. Lo que verán son retratos de gente muy pana que aceptó asomarse en sus ventanas para contarme sus deseos de cuarentena. Y tú, cuéntame ¿qué quisieras en estos días?

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“Unos cinco días antes de la primera publicación comencé a hacer las fotos. La idea surgió porque yo tenía la necesidad y el interés de registrar la cuarentena. Pero yo estaba buscando un registro fresco, un registro ligero. Lo que busco son muy deseos personales. Yo le dejo claro a la gente que más allá de la salud, que es lo más importante, todos tenemos un deseo muy, muy personal y de eso trata”, explica el fotógrafo de 41 años de edad.

Abogado de la Universidad Católica Andrés Bello, hace más de 15 años cambió las leyes por el lente de una cámara. Y, ahora, desde un jardín, el carro o una azotea retrata las aspiraciones de los caraqueños. Se mueve a pie, a veces en mototaxi y cuando tiene gasolina, usa el carro. Los protagonistas de su historia solo deben responder una pregunta: «¿Qué quisieras?»

Hasta ahora ha hecho más de 70 retratos, un reto porque son a distancia. “No tengo el control. Cuando haces un retrato y la persona está cerca, posiblemente tengas más recursos, más dominio del retrato; explicas dónde se debe poner o de qué forma, das indicaciones. Pero cuando yo llego tengo que resolver con el balcón. Sí procuro que sea una ventana que no quede muy lejos, porque tengo un lente que no es de gran alcance”, cuenta.

Al comienzo contactó a sus vecinos o personas que vivían cerca de su vivienda, pero poco tiempo de haber comenzado la serie las historias llegaron a su bandeja de mensajes directos. “Una vez me escribió una mamá, por ejemplo. Ella estaba en proceso de adopción y por la cuarentena el proceso quedó paralizado y estaban a punto de entregarle a la niña. Su deseo es ‘Conocer a mi hija’. Esa historia me llegó por Instagram y es uno de los mensajes más impresionantes”, expresa.

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Además de la salud y lo realmente importante, todos tenemos un deseo muy personal. Aquí los deseos de ellos: . Mechi: “Cuando empezó la cuarentena estaba participando en una exposición colectiva que se había inaugurado una semana antes. También iba a participar en otra que quedó montada sin inaugurar. Además tenía pautado un viaje a Paris para dejar unas obras que me pidieron en una galería allá. En la cuarentena estoy trabajando para una exposición individual para finales de año, no sé si se va a concretar pero igual lo estoy haciendo con mucho ánimo e ilusión , además de otros proyectos interesantísimos que han surgido en el camino. Conclusión: no siempre tienes el control de todo hay que dejar que las cosas fluyan y en eso estoy”. . Gaby: “Antes de que llegara Diego, reuní a mi tropa para preguntarles ¿qué quisieran? Y la conclusión y petición de todos se resumía en “Ser libres! “ …Rodrigo y Gonzalo cuando comenzó la cuarentena tuvieron algunas dudas de si estábamos así por la situación en Venezuela, pero esta vez les pude contestar que por primera vez el mundo estaba en lo mismo que nosotros”. . “Mamá de corazón”: “Desde hace 6 meses mi esposo y yo estamos en un programa de colocación familiar con una de las muchas casas hogar de Caracas. Ya teníamos el proceso muy avanzado pero con la cuarentena todo quedó paralizado y aún nisiquiera conocemos a nuestra hija. Una mamá embarazada conoce a su hijo en 9 meses pero nosotros nos quedamos en pausa y aunque ya el proceso es complejo y genera miedos, debemos sumarle esta cuarentena. Las casas hogares responsablemente no permiten visitas para proteger a los niños y los tribunales estan trabajando sólo casos urgentes. Yo no sólo pienso en mi familia y en las emociones que implican ser papás de corazón sino en todos esos niños que tienen el derecho de tener una familia. Si nosotros queremos conocerla se que ella también quiere conocernos”. . Mirna: “A mis 83 años, en este encierro en que nos encontramos, sin hijos, sin nietos, sin amigas…Direct Tv era mi gran compañía!”. . Estas son las historias de hoy. Sigo buscando más retratos de gente pana que acepta asomarse en su ventana para compartir sus deseos!

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Cada post tiene al menos 4 imágenes que contienen desde mensajes que anhelan el reencuentro con el otro hasta exigencias como “Agua” o “Internet que funcione”. Incluso estas historias se combinan con la de personalidades venezolanas como los periodistas Valentina Quintero y Nelson Bocaranda, así como Maickel Melamed, la directora de orquestas Elisa Vegas y la actriz Chantal Baudaux. “Me parece algo chévere e interesante. Mezclo a todo el mundo, además son muy distantes en Caracas, entonces meter a estas personas que son conocidas por tantos, como una persona más, me pareció muy chévere”.

No todas las imágenes las publica. “Trato que cada post sea una buena combinación, trato de que un mensaje profundo vaya con otro con sentido del humor. A veces hay algunas que no le encuentro combinación con otra”, señala.

Agrega: “A mí me interesa el tema de las historias. En mis viajes por Venezuela de repente entro en una casa, empiezo a hablar con alguien y si hay una historia que me interesa, la documento. Esto tiene algo de eso”.

Reconoce que tenía pensado hacer menos retratos, pero la receptividad y el feedback ha sido tal que quizá se salga de sus planes y continúe dándole vida al proyecto.

“Yo quería la fotografía y quería viajar. Sin embargo, la fotografía requiere tiempo y eso era algo que no tenía como abogado, porque trabajaba en oficina desde la mañana hasta la tarde-noche. Cuando podía solo tenía los fines de semana. Poco a poco fui preparando el plan hasta que un día tomé la decisión. Ha sido un proceso muy, muy bonito”, dice Vallenilla.

—Y tú, ¿qué quisieras?
—Playa (Risas). Seguir recorriendo Venezuela, como lo estaba haciendo antes de la cuarentena.


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