Vestido Doris Wells
Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

“Soy una actriz atrapada en la nada”, dice Rossana Hernández frente al trípode donde coloca su celular para comenzar una transmisión en vivo. La conexión a Internet es inestable y la cámara enfoca al público presente en La Caja de Fósforos, que observa cada uno de sus movimientos. Luce nerviosa ante la idea de tener que actuar un monólogo en las redes sociales. Hernández, actriz, productora y directora, miembro fundador del grupo Deus Ex Machina, continúa su texto sobre los inconvenientes de llevar el teatro a las casas de los espectadores a través de la tecnología. Su actuación evoca la época del confinamiento, cuando el gremio se planteó continuar trabajando desde el aislamiento que impuso la pandemia del covid-19.

El internet falla una y otra vez.La imagen de Hernández se congela. La actriz intenta seguir adelante con el monólogo a pesar de las constantes interrupciones. Cuando finalmente cree que podrá dar inicio a su actuación frente a un público virtual, hay un corte en el servicio eléctrico. Desesperada, Hernández comienza entonces a buscar linternas y encuentra, casi por accidente, un sobre con el texto de una obra: Un vestido para Doris Wells.

Hernández comienza a leer la descripción de todo lo que acaba de hacer en escena. Se asusta al ver que sus acciones están condicionadas por un texto ya escrito. “No sé cómo explicar lo que acaba de pasar”, le confiesa al público en una escena autorreferencial, metaliteraria y de ruptura de la cuarta pared. Antes de continuar con la actuación, Elvis Chaveinte, actor y dramaturgo de la pieza, interrumpe lo que sucede en el escenario para hablar con el público.

Rossana Hernández como Mary en Un vestido para Doris Wells | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

“Crean en la actriz, en todo lo que ella diga y sigan el juego para conocer qué tienen en común una inmigrante, un vestido, una máquina de coser, un país, José Ignacio Cabrujas y Doris Wells. Tengo que dejarlos para seguir escribiendo. Gracias, disfruten el juego”, dice el también miembro fundador de Deus Ex Machina. Inmediatamente, comienza la historia que el dramaturgo escribió inspirado en la vida de su propia abuela, Un vestido para Doris Wells.

La pieza se estrenó el 11 de agosto en La Caja de Fósforos, ubicada en la Concha Acústica de Bello Monte, como parte del décimo aniversario de la agrupación. Con una temporada que terminará el 26 de agosto, las presentaciones serán los viernes a las 6:30 pm, sábado y domingo a las 4:00 pm.

Vestido Doris Wells
La obra voltea la mirada al pasado dorado de la televisión venezolana | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

Una sastra española en Venezuela

Para entender al venezolano hoy, Deus Ex Machina posó su mirada en el pasado dorado de la televisión y plantea un diálogo con los espectadores. La agrupación se enfocó en una de las mejores etapas de la televisión, en la Radio Caracas Televisión (RCTV) producía telenovelas y contenido cultural de calidad. Para ello, aprovechó la historia de Mary, inmigrante que llegó a Venezuela tras huir de la Guerra Civil española y terminó trabajando en el canal como “sastra”, el femenino del conocido oficio de sastre. No se conocía, por esa época, el oficio de costurera.

Mary, abuela de Chaveinte, llegó al país sin nada. Su pasaporte era el único testigo de su viudez y su hijo su motivación para seguir adelante. Cuando llegó, solo contaba con su experiencia como costurera, un oficio que no era tan solicitado en el país. No había vacantes y tras pasar la cuarentena obligatoria, Mary tuvo que mantenerse con otra de sus habilidades. Tras no poder desempeñarse en lo que le apasionaba, terminó como cocinera de doña María Luisa Martín Capote.

Poco a poco, logró salir adelante. Cuando enfrentaba dificultades se decía a sí misma “Se perdió más en la guerra”. Esa frase la repetía como un mantra que terminó por convertirse en su filosofía de vida. Con mucho esfuerzo, logró alquilar una habitación en el edificio Ben, ubicado en Sabana Grande y sin pretenderlo, terminó confeccionando un vestido para la hija de su patrona, María Luisa Lamata. Un pedido llevó a otro y Mary llegó así al equipo de vestuario de RCTV donde coincidió con la icónica actriz Doris Wells y el reconocido dramaturgo, escritor e intelectual José Ignacio Cabrujas.

Vestido Doris Wells
Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

Su historia continúa entre transiciones en las que se escucha a Cabrujas hablar de la capacidad del hombre para ser otro y del rito que supone el acto teatral. Sus palabras, narradas desde el viejo televisor en blanco y negro de Mary, se intercalan con representaciones de Hernández en los icónicos papeles de Doris Wells en la televisión venezolana. Un día, el teléfono de la casa de Mary suena con una llamada inesperada: recibe un encargo para hacerle un vestido para la actriz. Emocionada, saca sus ahorros para comprar las mejores telas y poder cumplir con el encargo, uno que la repentina muerte de Wells en 1988 le impidió concretar.

El vestido quedó basteado y guardado con cuidado en el clóset de Mary, esperando eternamente por su dueña por años hasta que su nieto lo encontró un día mientras hacía limpieza. La sastra española no dejó que lo tocara y fue contundente cuando vio que lo sacaba del armario: “Deja eso, es un vestido para Doris Wells”. Así surgió la idea para la obra.

Vestido Doris Wells
Para Hernández fue un arduo proceso montar la obra | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

Lo que fuimos y lo que somos

Un vestido para Doris Wells se escribió en la época de la pandemia cuando se trabajaba por Zoom o Google Meet. En ese momento, Chaveinte decidió escribir la historia pensando en esas plataformas y en representarla por esa vía. Sin embargo, la idea no terminó de convencer al resto de sus compañeros en Deus Ex Machina. “Algo nos faltaba, nos faltaba el acto teatral como pasa en el escenario”, comenta Hernández. Aun así, Chaveinte escribió el texto, lo extendió y se plantearon presentarlo cuando pasara la pandemia.

Al terminar la cuarentena, la agrupación tenía ya otro compromiso pendiente: el estreno de El bramido de Düsseldorf. “La obra ya estaba producida y ensayada pero por la pandemia se paró la temporada. Un vestido para Doris Wells se aplazó un poco. Este año, cuando llegó nuestro aniversario, pensamos en hacer otro tipo de espectáculo, uno más grande. Queríamos hacerlo, pero decidimos representar esta historia”, revela la actriz.

Vestido Doris Wells
Deus Ex Machina celebra diez años de compromiso y pasión | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

Apostaron por la historia del vestido para Doris Wells por dos razones. Primero porque es una historia que cuenta y toca mucho al espectador por estar relacionada con valores muy venezolanos. Y segundo porque no contaban con ningún tipo de apoyo para asumir algo más grande donde pudieran llamar a más personas. “No íbamos a poder cumplir económicamente”, confiesa la directora. Como agrupación, recuerda, pasaban por un momento de revisión. Se plantearon lo que fueron y lo que son actualmente así como qué tipo de teatro querían hacer.

La decisión se tomó de forma inconsciente porque llevar a escena la obra les permitió, sin pretenderlo, conectarse con sus orígenes como grupo. Hernández cuenta: “La obra se hizo de la misma forma que nuestra primera pieza. Nos encargamos de todos los aspectos de diseño y realización con nuestras propias manos. En la medida en la que íbamos trabajando, nos dijimos: esto se parece a cuando hicimos Saverio, el cruel, por la escena y por lo que pensábamos cuando decidimos montar un grupo. Fue como volver allí”.

Deus Ex Machina se fundó en 2012, pero estrenaron su primera obra en 2013, la pieza escrita por el argentino Roberto Arlt en 1936. Durante ese año, junto con Gabriel Agüero, el tercer miembro del grupo, se dedicaron a leer posibles textos para llevar a escena. Nada les convencía hasta que Agüero les habló de la obra que estaba trabajando para su proyecto de grado.

La llamada de Doris Wells le cambió la vida a Mary | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

“Elvis y yo lo leímos y dijimos: esto es perfecto para nosotros. A pesar de que es un texto escrito en 1936 nos hablaba de lo que ocurría en Venezuela en 2012. Convocamos a un grupo de amigos, diseñadores y artistas y terminamos montando este texto que terminó siendo muy comentada. Éramos 7 actores en escena, era una obra sobre los delirios del poder”, narra Hernández.

Dialogar con el público

En Deus Ex Machina apuestan por compartir un mensaje en el cual creen pero, sobre todo, establecer un diálogo con el espectador. “Queremos compartir algo en lo que creemos, nos angustia o nos parece hermoso. Lo pensamos más como un diálogo, poner en escena algo que el otro también tome, sobre eso dialogar y que el espectador se pueda llevar cosas para poder pensar. Es pensar juntos”, explica Hernández.

En ese sentido, con Un vestido para Doris Wells, el grupo planteó mirar hacia atrás, a esos referentes que parecen haberse perdido. Hernández reflexiona: “Pareciera que estuviéramos flotando actualmente, que no sabemos de dónde venimos, que lo más reciente ha velado el pasado glorioso que tuvimos. Antes que nosotros hubo un montón de artistas, escritores, intelectuales, ciudadanos que hacían un trabajo maravilloso con mucho compromiso, volcaban en él lo mejor de sí y se hacían preguntas como nosotros”..

Actualmente, continúa,  parece que la inmediatez es lo que manda e impera la necesidad de obtener likes en las redes sociales. Con la pieza, el grupo voltea la mirada y escucha las palabras de Cabrujas o Wells, esa mujer que en los 80  tenía inquietudes que no pierden vigencia: el papel de la mujer en la sociedad, o por qué una mujer artista de 40 años debe sentir que está en la última etapa de su carrera, por qué a esa edad una mujer que no se ha casado se le trata como si no cumplió su misión de vida.

En escena Hernández también representa algunos de los más icónicos papeles de Doris Wells | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

La pieza la trabajan desde mayo de este año. Fue un arduo proceso para Hernández, quien tenía previsto un viaje a Francia durante el mes de julio. Lo que plantearon, entonces, fue trabajar y tener el boceto terminado antes de que ella partiera. Así fue. “Me tocó trabajar la memoria muy rápido. El proceso actoral tiene etapas: primero estás leyendo el texto, luego lo sueltas pero tienes que recurrir a él, luego puedes ir a piso y  moverte porque no te preocupa. Pero aquí fue todo al mismo tiempo, era más complejo y lo logramos”, confiesa la actriz.

Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

Diez años de teatro y pasión

Tras una década de estrenarse en las tablas como agrupación, Hernández describe estos últimos años como “una aventura maravillosa en todos los sentidos”. Una década que llevaron con mucha pasión y entrega y que, como toda aventura de este tipo, requirió de mucho esfuerzo. “Creo que crecimos mucho porque en el camino es mucho lo que hemos aprendido. En ese mismo recorrido también revisamos cosas, ya no somos los mismos. Hay cosas que ya no nos interesa hacer, hay muchas que nos interesan, hay cosas que como todo proceso se van dejando en el camino porque ya sentimos que no son necesarias”.

Si tuviera que definir el estado actual de la agrupación, señala que están  buscando eso que se suele decir en el teatro: menos es más. “Menos es más, pero ese menos se debe hacer de la mejor forma. Han sido 10 años de teatro y pasión. Pasión absoluta y vivir un estilo de vida que nosotros creemos que es hacer teatro”.

La obra estará en escena hasta el 26 de agosto | Foto Lino de Andrade @jlinoandrade

Los retos han sido muchísimos, sobre todo por el contexto social, político y económico que les ha tocado enfrentar. “Vivimos momentos tan difíciles… en nuestras interacciones nos ha tocado tener un estreno con bombas lacrimógenas, cargar actrices que se estaban ahogando, cruzar una ciudad en llamas para llegar a un ensayo o a una función. Fuimos perseguidos porque levantamos la voz frente a una situación que no creíamos que estuviera bien”, recuerda.

Pero Deus Ex Machina continuó. Hizo obras y entendieron las tablas como una ventana con la que podían respirar, tomar aire, un impulso para seguir. “Nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo, lo que nos mueve. Estamos posando la mirada en el futuro, quisiéramos dar a conocer nuestro trabajo a nivel internacional. Eso ya lo estamos haciendo poco a poco, pero queremos llevar ese teatro de Venezuela a otros lugares. Soñamos con tener nuestra escuela de teatro, eso sería lo más grande, para dedicarnos allí a una labor más intensa, más constante”.


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