Luis Miguel en
En 1990 Luis Miguel grabó en Los Roques el videoclip de "Tengo todo excepto a ti" | Captura

Vino por primera vez a Venezuela en 1982 luego de haber debutado en la boda de la hija del presidente mexicano José López Portillo. Titulares de prensa lo reconocían como el hijo de Luisito Rey, pero la verdad es que Luis Miguel ya se había hecho un camino en el país con el hit “Frente a una copa de vino”.

Aquella presentación fue en el programa Fantástico transmitido por Radio Caracas Televisión. Fue el inicio de una relación a prueba del tiempo y que trascendió generaciones entre el público venezolano y Luis Miguel Gallego Basteri: una relación que perdura hasta hoy y que lo llevó por diversos escenarios del país con llenos totales en cada una de sus presentaciones. Del Poliedro al Forum de Valencia, del Teresa Carreño al estadio de fútbol de la UCV, especiales tanto en RCTV como en Venevisión, que tenían los más altos índices de audiencia y múltiples discos de Oro y de Platino por las ventas de sus álbumes.

Ocho años después de su primera visita a Venezuela,  grabó en Los Roques el videoclip de “Tengo todo excepto a ti”, uno de sus mayores sencillos, incluido en el disco 20 años, que representa la transición del Luis Miguel adolescente a un artista adulto y maduro, a pesar de su juventud.

Henrique Lazo fue quien dirigió y conceptualizó la producción que contó con la participación de Ruddy Rodríguez. El locutor, cineasta y guionista, que ha dirigido videos de artistas como Franco de Vida, Simón Díaz, Guaco, entre muchos otros, recuerda al  Luis Miguel de aquel 1990 como una persona con un agudo sentido del humor, “como buen mexicano”, resalta.

De esos días recuerda que el llamado Sol de México le regaló un “azteca”, el balón oficial que se usó en la Copa Mundial México 1986.

“Trabajar con Luis Miguel fue muy placentero. Es de esos artistas que colabora en lo posible y comparte con sus compañeros de trabajo. Conmigo fue muy especial”, comenta el locutor.

Es apenas un detalle del Luis Miguel que se refleja también en la serie que vuelve este domingo a las pantallas de Netflix con el mexicano Diego Boneta en el papel principal.

La producción cuenta la fascinante vida del cantante, que desde que comenzó su carrera ha vivido entre enormes éxitos y sus complejos problemas personales, que tienen como eje la misteriosa desaparición de su madre, Marcela Basteri, y la dura relación con su padre, Luis “Luisito” Rey, el hombre que lo formó, pero de quien se alejó por sus excesos y su insensible personalidad, según se refleja la producción de Netflix.

El final de la primera temporada, estrenada en 2018, cierra con la muerte de Rey con un Luis Miguel enfocado, como siempre, en sus próximos proyectos, pero sin dejar de pensar en su mamá, cuyo paradero es desconocido desde 1986.

Luis Miguel y Henrique Lazo en Los Roques cuando grabaron el videoclip de «Tengo todo excepto a ti» | Foto sacada del Instagram de Shirley Varnagy (@shirleyvarnagy)

Para la segunda temporada, según revela el tráiler, se verá a un Luis Miguel más maduro, obsesionado con el trabajo, sufriendo por los abusos de quienes se aprovechan de su talento y, por supuesto, buscando incansablemente a su madre.

Henrique Lazo dirigió el videoclip de “Tengo todo excepto a ti” luego de haber sido recomendado por el director mexicano Pedro Torres, con quien estudió cinematografía en Inglaterra y quien solía dirigir los videos de Luis Miguel, quien había manifestado su deseo de grabar en una exótica playa del Caribe.

“Me llamaron por teléfono y hablé con Luis Miguel por primera vez y me explicó, brevemente, cuál era la canción, que luego me enviaron para que fuera haciendo el guion. Lo escribí basado en sus indicaciones”, explica Lazo.

Estuvieron cinco días en Los Roques y las escenas se rodaron al amanecer y el atardecer porque la luz en la isla era muy fuerte durante el día. Luis Miguel se levantaba todos los días a las 4:00 am, siempre de buen humor y muy dispuesto. “Es de esos artistas con los que provoca trabajar”.

Todas las decisiones las toma Luis Miguel, él es quien manda, dice Lazo.

“Después de filmar Luis Miguel me pidió que él quería editarlo, y así fue. Nos reunimos un domingo y él invitó al embajador de México para la sesión. Yo conversaba con el embajador mientras Luis Miguel editaba el video con el editor. Otra jornada muy placentera con Luis Miguel”, afirma el locutor, quien subraya que el cantante y su equipo quedaron muy satisfechos con el videoclip, que en YouTube tiene 26 millones de vistas.

De la personalidad de Luis Miguel, Lazo considera que, a pesar de que estaba pasando por un momento personal muy difícil, se comportó como “un extraordinario profesional”.

“Conversamos mucho, especialmente sobre la música del Caribe y de su maravillosa contribución al rescate del bolero. Es una persona de una sensibilidad especial, y como dije antes, posee un afinado sentido del humor. Le conté todo mi repertorio de anécdotas graciosas”.

De hecho, dice, suelen hablarse en diciembre: “Él es uno de los mejores amigos de Pedro Torres, gran amigo mexicano”.

Lazo, además, quedó sorprendido con la madurez de Luis Miguel, así como con su disposición para trabajar y su personalidad. En ese momento el músico tenía apenas 20 años de edad.

Atemorizados

El testimonio de Lazo contrasta con el de Santiago Otero, presidente de Evenpro, que ha organizado los últimos conciertos de Luis Miguel en Venezuela.

Otero destaca el conocido talento de El Sol de México y su profesionalismo, pero sí percibía que durante los conciertos el equipo estaba muy tenso por la intolerancia de Luis Miguel.

“Me da la impresión de que era excesivamente intolerante, al punto de que el equipo le tenía pánico. Por ejemplo, yo recuerdo con claridad cuando trajimos a Eric Clapton y me impresionó que el show rodaba solo, fluía bien, y lo que comento de Luis Miguel es quizás lo contrario, todo fluye pero el equipo está muy tenso. Hacen un buen show, es un gran profesional, pero hay mucho miedo en el ambiente”, recuerda el empresario.

Tampoco llegó a tratar directamente al cantante porque era muy distante con los promotores en Venezuela. “Siempre me quedó la duda de si era por el manager o por él mismo, pero la información que teníamos es que él no quería hablar con los promotores que lo habían contratado para el show”.

Y agrega: “Siempre se mantuvo aislado. Del hotel al ensayo. No variaba su rutina. Era muy hermético”.

Cuenta Otero que el cantante se movilizaba en su avión privado con su equipo más cercano. En algunas oportunidades se quedó en hoteles como el Hilton (ahora Alba Caracas), el Meliá y el Marriott, pero en otras salía de un concierto y de una vez partía a otra ciudad.

En Venezuela se presentó con Evenpro en Caracas, Valencia y Maracaibo.

Su último concierto en el país, lo recuerda Otero, fue en el estadio de fútbol de la Universidad Simón Bolívar, en noviembre de 2013, como parte la Gira Grandes Éxitos. También estuvo ese mismo mes en el Forum de Valencia.

“En la USB tuvimos un día a Luis Miguel y al día siguiente a Beyoncé. Esos fueron los últimos espectáculos grandes. Podemos decir que Luis Miguel marcó nuestra despedida de la escena por los momentos”, expresa Otero.

De aquel concierto en la USB el empresario recuerda que percibió a un Luis Miguel muy interactivo con el público, profesional, que llenaba por completo la escena. “Sentí que el show rodaba solo. Vi a un Luis Miguel distinto al de antes, más cercano con la audiencia. Eso me llamó la atención. Creo que el público lo notó, de hecho fue uno de los comentarios más importantes  que dejó el concierto”.

A pesar de esas tensiones que marcaron algunos momentos en escena, Otero destaca siempre el poder artístico de Luis Miguel. Reflexiona también sobre que tal vez la compleja vida personal del cantante ha podido influir en sus momentos de intolerancia. “Siento que hicimos espectáculos grandes por muchos años. El balance general es bien positivo. Si pudiéramos volver a presentar a Luis Miguel, lo haríamos nuevamente”.


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