Brandt

Por Mariela Díaz

Leopoldo Brandt Graterol, abogado y escritor, se estrenó en la ficción con su ópera prima Cinco puntas. Una novela publicada este año por la editorial venezolana Lector Cómplice, y que ya ha sido distribuida tanto en Estados Unidos, el país donde reside actualmente el autor, como en Venezuela y en España, tanto en formato digital como en papel.

Sin embargo, llegar hasta acá no es fácil para ningún escritor. Planificación, horas de escritura en soledad, corrección, dudas y revisiones, entre otros procesos, signan un trabajo que está detrás de las portadas, y muchas veces es ignorado por los lectores. Pero Brandt Graterol asegura que quiere seguir esta senda.

Y es que la escritura no le es un quehacer desconocido. Como abogado ha expresado su opinión en diversos artículos de prensa y en trabajos ensayísticos, en los que aborda el impacto de  las tecnologías en diversas legislaciones.

En lo que se refiere a la ficción, relata que ya se encuentra trabajando en la segunda parte de esta novela y en otros textos. «Tengo otros dos proyectos engavetados, uno tipo diario, y una novela juvenil también de ciencia ficción». Además de la novela, el cuento breve forma parte de su quehacer como escritor, ya que está escribiendo uno «sobre los fluidos del cuerpo humano y sus quejas dentro del organismo».

De modo que como escritor, Brandt Graterol asegura que sus metas son sencillas y consisten en seguir escribiendo «las locuras que imagino y distraer, divertir, hacer reflexionar y generar controversia a fin de estimular una discusión sana de ideas en los lectores y que rieguen la voz de lo que leyeron».

Cinco puntas es su primera novela, ¿cómo fue el proceso para encontrar la idea inicial y posteriormente concretarla en un texto de ficción?

-Las cinco puntas o el objeto de cinco puntas es algo alegórico a un supuesto poder superior que acompaña al protagonista de la novela. La idea inicial surgió de un momento personal muy difícil, en el cual, un día revisando mi documento de divorcio rogué pidiendo que viniera alguien a resolver todos mis problemas y que viniera acompañado, para que hubiera algún tipo de certeza o «refuerzos». Los personajes protagónicos fueron desarrollados desde un principio, y su comportamiento dentro de la trama cambió constantemente para adecuarse a las situaciones  que se desarrollan y las interrogantes que quedan después de leer Cinco puntas.

El escritor, abogado de profesión, nacido en Caracas, Venezuela, expresó que fue un gran reto hacer que distintos caracteres lograran acoplarse a una relación armónica con el ser creado artificialmente, «sin tomar bando», dentro de la narración.

En esta novela la trama se desarrolla a partir de la investigación que realiza el genetista Lucius Green, que decide clonar al hombre que había sido arropado con el Sudario de Turín. El germen de esta investigación había sido desarrollado por el Vaticano, cuyo Consejo Científico recurrió a Green para llevar a cabo un proyecto denominado la Molécula de Turín, y que perseguía la clonación que Green realizaría al margen del proyecto italiano.El resultado fue la creación de un ser con características divinas, que Green bautizó como Salvador, y alrededor de quien transcurren los giros de la narración.

-En Cinco puntas aborda un tema que desde siempre ha estado en el imaginario de los seres humanos, como es la existencia de un Dios que vendrá a salvar a la humanidad, como persona ¿cree en ello?

-Fui criado y educado bajo la fe católica y en efecto creo en la existencia de un dios  o poder supremo, pero creo que el libre albedrío juega un papel más fundamental en salvar a la humanidad. Son las propias personas quienes con sus decisiones generan causas y efectos.

-Ha dicho que quiere transmitir un mensaje de esperanza con Cinco puntas, mas en la novela encontramos enfrentamientos entre amigos, traiciones, mentiras, desesperación, huída… ¿es posible transmitir esperanza en ese contexto?

-En efecto para que algo mejore debe haber algo dañado o en mal estado. A pesar de la gran cantidad de teorías que se hilan en la novela y de los conflictos, siempre predomina un manto de cordialidad, armonía y todos los personajes, buenos o malos, siempre quieren que todo mejore, según sus intereses. El mensaje final es un balance positivo.

La infancia como materia prima

Muchos escritores afirman que los recuerdos de la infancia son una materia prima indispensable en su escritura. A Leopoldo Brandt Graterol le ocurre algo similar. Estar lejos del país en el que creció y de la familia, le hicieron poner la lupa en aquellos días lejanos pero felices de su infancia. Desfilaron por su memoria Mazinger Z, Ultraman, Godzila, Meteoro… y formaron una cosmogonía que ahora no lo abandona.

-Recientemente comentó que había comprado muchos de los juguetes que usó cuando niño porque, de alguna forma, es un caldo de cultivo para su imaginación como escritor, ¿puede ampliar esta idea y decirnos si es así efectivamente?

-Efectivamente es así y los tengo en una repisa detrás de mi escritorio. Obviamente no todos, pero podría decirse que los más significativos, aquellos que dejaron huella en mí y en todos los niños de la época: El túnel del Tiempo, Viaje al Fondo del Mar, Tierra de Gigantes, Daktari, Fantasmagórico, Espacio 1999, Mazinger Z, Ultraman, Godzilla, el Hombre Par, Meteoro, entre otros. A través de los años he seguido adquiriendo algunos selectivamente de películas como The Matrix, Tron, The Circle, etc. En este tema ocurrió algo increíble. Cuando me comenzaron a llegar algunos de estos juguetes, se abrió en mi mente como una caja mágica de memorias y cosas que había vivido y pensado de niño comenzaron a ser recordadas como si las hubiera vivido el día anterior. Esos pensamientos me han ayudado a nutrir mis ideas actuales.

-En cuanto a ser un escritor venezolano que está fuera del país, ¿le tienta escribir desde la distancia sobre alguna arista de la situación venezolana actual?

-Han ocurrido tantas cosas en Venezuela los últimos 12 años que he estado fuera, que sería una irresponsabilidad de mi parte escribir algo coherente sobre lo que ocurre. No tendría los elementos necesarios. Si bien somos igual de venezolanos que los que continúan en nuestra tierra, nuestra forma de ver las cosas desde el exterior, en mi opinión, no nos permitiría ser objetivos.

-En una entrevista comentó sobre la necesidad de permanecer vinculados con el país, para de alguna forma aportar a su reconstrucción; sin embargo muchos venezolanos se van para olvidar las muchas penurias que han pasado. ¿De qué forma se puede dar esa vinculación de forma constructiva y armónica?

-Personalmente pienso que la forma armónica y constructiva de hacerlo es apreciar todo de una forma «holística» o integral. Todas las experiencias, pasadas, presentes o futuras forman parte de nuestra vida y como tal debemos tenerlas siempre presentes y adaptarnos a todas las circunstancias que nos rodean. Todo eso es parte de cada uno de nosotros, dejarlo atrás pensando que no nos afecta sería una mentira. Trata de armar un rompecabezas sin todas las piezas y entenderás a qué me refiero. La idiosincrasia no se puede matar. Nuestras raíces siguen estando allí, y en lo más profundo de cada uno de los venezolanos que estamos fuera de nuestro país. Aunque en algún momento estemos al margen de las situaciones locales de Caracas, por ejemplo, hay una parte de nosotros que sigue alerta y que termina averiguando qué, cómo o cuándo ocurrió un determinado evento. Muchos de nuestros familiares siguen en Venezuela.


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