Chayanne tiene 51 años y se ha hecho famoso por canciones como ‘Tiempo de vals’, ‘Provócame’ y ‘Este ritmo se baila así’ | Cortesía del artista

Una charla con Chayanne deja claro que la sonrisa con la que posa en las fotos y que resalta durante sus presentaciones en vivo no es falsa: 15 minutos al teléfono prueban que le sobran buen humor y risa a carcajadas.

Tiene 51 años de edad y la energía de alguien de 20. “Todo lo hago con amor. Esa debe ser la clave. Yo soy muy activo, pero no es que haga mucha dieta, por ejemplo, acabo de comerme una pasta al pesto”, cuenta Chayanne.

Está en Miami, a punto de abordar un avión para retomar su gira Alma Tour, que empezó en agosto del año pasado y que el jueves y sábado lo llevarán a Bogotá y Medellín.

Pasaron años para que el cantante, compositor, bailarín, actor y productor puertorriqueño viajara a Colombia, y en menos de un año repetirá conciertos.

Chayanne conversó acerca de su gira, de los preparativos y de cómo se ha adaptado a los requerimientos de la industria musical actual.

-Esta gira recopila temas de toda su carrera, que no son pocos. ¿Cuál es el acercamiento a esos éxitos que todo el mundo le pide?

-De alguna manera a los éxitos puedes hacerles variantes musicales, cambiarles el arreglo, sin alejarse del original, para que la gente disfrute y lo asocie al momento en el que lo escuchó: en la discoteca, con la familia, en algún cumpleaños.

Por eso cuando voy a ver un show, qué sé yo, Journey, Phil Collins o Janet Jackson, quiero escuchar aquellas canciones que oía cuando yo tenía 12, 15, 20, 25 años, que estaba en cualquier situación personal de alegría, tristeza, melancolía y que me acompañaron en ese momento. En eso pienso cuando voy a montar mi espectáculo: qué podría estar haciendo aquella persona cuando escuchó “Provócame”, aunque musicalmente no será la misma canción que esté oyendo, pero sí la transportará a esa etapa de la vida que le marcó: en la disco o dando aquel besito a escondidas.

-¿Qué detalles tiene en cuenta para el montaje de la gira?

-Si hablamos de preparación física, llevo varias semanas de ensayos con los chicos de la banda, y en esta nos dedicamos a las coreografías. Ensayamos entre seis y ocho horas diarias.

Tuvimos que ir a varios discos y modificar arreglos de canciones como “Dejaría todo”, “Y tú te vas”, “El centro de mi corazón”, “Este ritmo se baila así”, “Tiempo de vals”; igual con las coreografías: vas viendo de qué manera las harás, si sales de la parte de atrás del escenario, por el tercer piso; vemos cómo va a ser la estructura de lugar: con pisos, rampas; los efectos especiales, las luces, qué gráficas se van a usar de acuerdo con las canciones.

Hoy en día vas usando la tecnología a tu favor y hay muchos cambios de una gira a otra, hay actualizaciones, se van refrescando los sonidos y agregando temas nuevos como “Qué me has hecho”, “Di qué sientes tú”, “Choka choka”, que son sencillos del que será mi próximo disco.

-Precisamente, esas canciones recientes demuestran su proceso de adaptación a los cambios de la industria.

-Sí. Antes las canciones sonaban en radio, que era de dueños independientes, ahora forman parte de grandes empresas de medios; antes solo aparecías en la TV en certámenes especiales, como los reinados de belleza, festivales, era la única forma de exponer la música.

Hoy, con todas las plataformas que hay, escuchas la música por todas partes.

A mí lo que me ha mantenido es que hago distintas cosas: antes hacía un disco, me iba de gira, paraba y grababa una telenovela o serie, retomaba lo de los álbumes. Ya no. Ahora se graban los sencillos. Y he incursionado en otros géneros también, yo soy muy fiel al pop, pero esa música te da libertad de hacer fusiones con otros estilos, te vas al pop rock, a algo más tropical, pero sin dejar lo suave.

-Hay fanáticos suyos espantados porque el afiche de los conciertos dice “gira de despedida”…

No, para nada. No me estoy despidiendo de mi carrera, es el cierre de la gira, porque pueden pasar años mientras regreso a los escenarios. Pero yo todavía tengo energía para rato.


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