Hace cuatro meses, después de haber completado uno de sus últimos ciclos de quimioterapia, Cayito Aponte quiso agradecerle a los profesionales del Centro Médico Docente La Trinidad por la atención y el buen trato que recibió. No se le ocurrió nada mejor que cantar. Lo que tan bien hacía. Fue así como invitó a Miguel Delgado Estévez y Aquiles Báez a ofrecer un concierto dirigido a los trabajadores y los pacientes con cáncer.

“Creo que la última vez que Cayito cantó en público fue conmigo y Aquiles. Fue un acto realmente hermoso y habla mucho de su generosidad”, recuerda el músico, compositor y humorista Miguel Delgado Estévez.

Rafael José Aponte Álvarez, humorista, cantante lírico, actor y uno de los fundadores del programa Radio Rochela, falleció ayer a los 80 años de edad luego de una ardua batalla contra un cáncer de próstata, una lucha en la que fue acompañado por familiares, amigos y seguidores que le apoyaron a través  de una campaña de donación.

Nacido en La Victoria, estado Aragua, el 22 de abril de 1938, se le conocía como Cayito desde niño por haber nacido el día de San Cayo. De pequeño vivió en una enorme casa junto con su familia, en la que era el último de cuatro hermanos. Al venir a Caracas estudió en el Liceo Aplicación. En esa época solía dormir en la biblioteca del poeta Luis Pastori. Afirmaba que también quería ser poeta, pero que no se atrevía a escribir ningún verso por ser muy “cursi”.

Estudió Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela hasta el octavo semestre: a pesar de que tenía buenas notas no lo dejaron presentar su último proyecto porque tenía 25% de inasistencias. “Yo tenía que trabajar. Pero sí llevaba una buena nota”, contó el humorista en una entrevista.

En 1959 comenzó a actuar en Radio Caracas Televisión. En ese momento también se dedicaba a cantar tangos por la noche en “La Tapera” del restaurante La Estancia. Después formó parte del icónico programa que le llevaría a la fama: Radio Rochela, en el que realizó imitaciones de personajes como Arturo Uslar Pietri, Cantinflas, Renny Ottolina y el ex presidente Carlos Andrés Pérez, la más recordada.

“El humor importante es el que se nutre de su entorno social, económico, político. La comicidad puede ser hasta universal, pero el humor es muy difícil exportarlo porque es parte clave de la idiosincrasia de un pueblo”, reflexionó Cayito en la década de los ochenta.

En 1989 se alejó de Radio Rochela tras casi 30 años para formar parte del programa La noticia bomba, transmitido por Televen, en el que hacía parodias de los noticieros. Sobre su salida del show que lo llevó a la fama, indicó: “Luego de 30 años en RCTV decidí renovarme, tomar nuevas fuerzas”.

En 1991 regresó al canal de Bárcenas para asumir la conducción de Cuéntame ese chiste. Después retornó a Radio Rochela con el objetivo de recuperar la audiencia que tenía el programa. “Voy a luchar para adecentar el idioma, tanto oral como visual”, indicó Cayito.

Emilio Lovera asegura que era un gran profesional, uno de los que se tomó más en serio el oficio de humorista cuando lo importante era tener una “profesión seria”. Lo vio por última vez a comienzos de año, algo adolorido, cansado, pero no por la edad sino por la vitalidad que ya no tenía. Y es que lo recuerda, en especial, como un hombre extraordinariamente fuerte. 

Lo que más admiraba Lovera de él, de quien escuchó innumerables consejos, era su capacidad para interpretar al mismo tiempo, en un mismo sketch, varios personajes. Atesora con especial afecto los días de La Guacharaca, aquel local de Altamira, templo del humor en la década de los años ochenta, en el que desarrollaron espectáculos en vivo que nada tenían que ver con la televisión. “Cayito buscó, seleccionó y pulió a todo el personal que trabajó con él allí. Fue una gran época”, dice.

Cayito Aponte también se destacó como cantante lírico. Llegó a interpretar el personaje de Sparafucile en el Rigoletto de Verdi en la Ópera de Puerto Rico y en 1980 realizó una gira por Europa, Nueva York y Medio Oriente, en la que actuó en Don Pasquale y L’Elisir d’Amore.

Isabel Palacios, fundadora de la Camerata de Caracas, recuerda que la primera vez que vio a Cayito fue en una reunión en la casa de sus padres, cuando ella tenía 16 años. El humorista cantó una pieza popular y causó impacto en la soprano. Luego lo volvió a ver en la Ópera de Caracas, con la que el actor participó en Don Pasquale y Don Giovanni. La cantante lírica considera que ambas carreras de Aponte, la de actor y cantante, se complementaban: “Era un actor de profesión, su quehacer más común, pero su trabajo como cantante era muy profesional”.

Cayito Aponte, además de su profesionalismo, es recordado por su entrañable personalidad. “Era una persona con una generosidad increíble. Tenía una vitalidad extraordinaria”, expresa Palacios con la voz entrecortada. “En él había una ausencia absoluta de ego”, agrega Delgado Estévez. “Era una extraordinaria persona, un ser absolutamente talentoso”, destaca Lovera.

Quizás esa actitud ante el mundo formaba parte de su filosofía: “La vida hay que vivirla con gran felicidad. Con una sonrisa. Por eso es que trato de sembrarla”.


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