Bradley Cooper Maestro
Foto: Archivo

El actor y director Bradley Cooper, que interpreta al genio de la música Leonard Bernstein en Maestro, en Netflix a partir del 20 de diciembre, explica a la AFP que este filme le obligó a crecer.

A los 48 años de edad, el actor -que hace cinco años se inició como director con la película Nace una estrella (con Lady Gaga)- dedicó años a investigar, escribir, rodar y actuar en este biopic sobre el famoso compositor y director estadounidense.

Maestro detalla en dos horas la vida sentimental de Bernstein, fallecido en 1990, su homosexualidad y su relación atormentada con su esposa de origen chileno Felicia Cohn Montealegre, interpretada por Carey Mulligan.

La película muestra también las relaciones de Bernstein con sus tres hijos, a quienes oculta su homosexualidad.

La extraordinaria carrera del compositor, que dirigió la Orquesta Filarmónica de Nueva York y que sigue en los anales por su partitura de West Side Story -gran éxito de Broadway- no es más que el telón de fondo.

En Estados Unidos, Maestro fue precedida por una polémica sobre la decisión de Cooper de usar una prótesis nasal para encarnar a este hijo de migrantes judíos ucranianos.

Algunos lo vieron como una forma de alimentar los estereotipos, pero los hijos del compositor lo apoyaron.

La película fue nominada a los Globos de Oro en las categorías de Mejor película, Mejor actor y Mejor actriz.

Coproducida por Martin Scorsese y Steven Spielberg, no recibió ninguna mención en el Festival de Venecia en septiembre.

—Bradley, ¿qué le atrajo: la música o la relación de los esposos?

—Lo primero fue la obsesión por la dirección de orquesta. (…) Pero, durante mi investigación y escritura del guion, fue la relación entre Leonard y Felicia lo que me intrigó y se convirtió en el punto central.

—¿Qué cambio le produjo interpretar a Leonard Bernstein?

—Me convertí en adulto gracias a esta película, apropiándome de su forma de vida. Una búsqueda incesante, orientada hacia una meta.

—¿Qué le pediría a Leonard Bernstein si estuviera vivo?

—Le preguntaría si se siente perdido. En los años que siguieron a la muerte de su esposa, ¿se sintió libre para vivir lo mejor de su vida? ¿Le gustaría hablar con alguien para calmarse?

—Para el papel, pasó meses aprendiendo a dirigir una orquesta. ¿Sería capaz de hacerlo realmente?

—¡En absoluto! ¡Sería un desastre (risas)! Solo aprendí a dirigir seis minutos de Mahler (…)

—¿Qué aprendió sobre la dirección de orquesta?

—Es como cabalgar un semental. La orquesta es un ser en sí mismo, que respira. Es muy poderoso y tiene su propia mente. El genio de Bernstein era poder ser muy duro pero siempre con amor. Sabía lo que hacía. Conciliaba romance y pasión con un verdadero sentido musical.

—Carey, ¿considera a Felicia una víctima en esta pareja?

—Carey Mulligan: Estaba decidida a no serlo. Obviamente ella hizo muchos sacrificios pero los hizo de corazón, sin dudarlo, y fue solo más tarde en su vida que la alcanzó.

—¿Cómo reaccionaría ella ante su personaje en la pantalla?

—BC: ¡Sus hijos dijeron que Felicia estaría horrorizada porque era muy tímida, pero secretamente feliz de ser interpretada por Carey Mulligan (risas)!

—CM: Le escribí una carta cuando estábamos a punto de empezar el rodaje. Obviamente, no la envié. Pero escribí: «Espero que estés bien y no te enfades conmigo» (Risas).

—Bradley, usted hizo una película sobre el rock (Nace una estrella) y esta sobre el clásico. ¿Qué sigue?

—Carey Mulligan interrumpe a Bradley Cooper: «¡La techno!»


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