Yelena

Nada dura para siempre, menos aún en el Universo Cinematográfico de Marvel, que ya ha visto a dos de sus estrellas, Chris Evans (Steve Rogers/Capitán América) y Robert Downey Jr. (Tony Stark/Iron Man) salirse de la franquicia debido a viajes en el tiempo o la muerte de su personaje. Ahora con el estreno de Black Widow este 9 de julio le decimos adiós también a Scarlett Johansson y su interpretación de la superespía Natasha Romanoff, más conocida como la Viuda Negra, una despedida ya anticipada debido a la muerte de este personaje en Avengers: Endgame (2019). En su lugar queda Florence Pugh y su personaje de Yelena Belova.

Black Widow es la película que permitirá pasar el título de la heroína a su sucesora. Los avances muestran una relación más unida entre ambas superespías que su versión en los cómics, donde Yelena y Natasha tienen una relación usualmente antagonista.

Amigas y rivales

Creada por la dupla de la guionista Devin Grayson y el artista J.G. Jones, Yelena Fyodorovna Belova apareció por primera vez en los cómics en enero de 1999, como parte de la historia de Inhumans (Vol.2) #5. En ella se la presenta como una hermosa y letal espía graduada del programa de la Academia de la Habitación Roja, la misma organización soviética detrás del entrenamiento de Natasha Romanoff, así como la sucesora al título de Viuda Negra luego de que la heroína desertó a sus maestros.

Pero no fue hasta que Devin Grayson publicó la miniserie Black Widow (1999) que el personaje de Yelena empezó a adquirir profundidad. En una entrevista con Marvel, Grayson reveló que concibió al personaje como una manera de contrastar al de Natasha.

Black Widow (1999) era sobre Natasha confrontando su propio envejecimiento, así que para ilustrar eso necesitábamos a alguien más joven para que se le oponga”, remarcó la escritora. La transformación de la Unión Soviética a la Federación de Rusia a inicios de los 90 sirvió como punto de contraste para contrastar a los personajes, en particular al de la Viuda Negra, tan intrínsecamente relacionado a la Guerra Fría.

“Habíamos recientemente vivido esta extraordinaria transformación política, y Yelena me dio una manera de diferenciar la generación de rusos que crecieron como ciudadanos soviéticos y los que le siguieron después del Tratado de Belavezha”, explicó.

Entre Natasha y Yelena hay una compleja relación, más cordial que enemigas y menos cercana que aliados. La relación también tiene un punto juguetón, ya que Natasha se refiere a su contraparte con el apodo de “Pequeña”, en cierto modo apuntando a una relación cuasifraternal. En su primera historia juntas, la confrontación entre las dos agentes termina sin una confrontación final.

Dos años después, esta rivalidad continúa en Black Widow (2001), una historia en la que Natasha le enseña lo lóbrego y truculento que puede ser el negocio de los espías, al robarse el argumento de la película Face/Off (Contracara en Hispanoamérica) e intercambiar su rostro por el de Yelena. El trauma de la situación, que incluso hace que la espía más joven dude de su propia identidad, lleva a que se retire de este estilo de vida por un tiempo y se convierta en una modelo y empresaria.

“Cuando primero conocemos a Yelena (Black Widow, 1999), ella es joven, impetuosa y ávida de probarse a sí misma frente a Nat. Ella considera a Natasha más un título que una persona, y uno que Natasha ya no merece. En la siguiente serie (Black Widow, 2001), la cual escribí junto a Greg Rucka, Nat se esfuerza en mostrar a Yelena la magnitud en que, incluso como una ‘rusa libre’, Yelena todavía es una espía y una graduada de la Habitación Roja y, por lo tanto, una herramienta de su gobierno y/o quien ofrezca más”.

Natasha está anclada en sensibilidades y la crianza soviética y Yelena refleja a la Rusia contemporánea”, explicó la guionista. “Obviamente, ellas son más que eso -Nat es mayor, más experimentada y menos interesada en la aprobación de los demás, así como una persona muy apasionada que forma conexiones profundas con otras personas sin querer, mientras que Yelena es de alguna manera menos cínica de su habilidad para cambiar al mundo que Nat, menos obstaculizada por una asociación con conocidos de altos principios, y más probable a identificarse como asexual que seguir los caminos románticos de Nat- pero esa es la tensión central entre ambos personajes”.

En 2002, Yelena Belova regresó con su propia miniserie, una precuela que muestra su origen, titulada Black Widow: Pale Little Spider, en la que investiga el asesinato de de su mentor. Pero su retiro no fue interrumpido hasta 2005, cuando S.H.I.E.L.D. la reclutó para investigar una operación de minería ilegal de vibranium -el material del que está hecho el escudo del Capitán América- en la Tierra Salvaje, un refugio de dinosaurios en la Antártica.

En esta misión la espía será críticamente herida y convertida en una especie de androide. No sería su única transformación y en los próximos años Yelena sería asesinada, clonada, así como sometida a otros giros de tuerca que no le permitieron recuperar la prominencia que tuvo en sus primeras apariciones.

Solo en los últimos años ha empezado a aparecer más, con su mayor evolución como personaje ocurriendo en Black Widow (2020), cuando un clon del personaje con las memorias de la original asume la identidad de White Widow (Viuda Blanca) y rescata a Natasha Romanoff de un intento de lavarle el cerebro. En esta saga la relación entre las heroínas es mucho más cordial, asemejándose quizás a la contraparte fílmica que debió salir a la par con estas historietas cómicas si no fuera por el covid-19.

Salto a la gran pantalla

Cuando se observe a Florence Pugh y Scarlett Johansson compartir la pantalla este 9 de julio, ya se nos ha adelantado que entre sus personajes no habrá la amarga rivalidad que sus contrapartes en los cómics que recién han dejado atrás.

Esto fue una evolución a lo largo del proyecto, reveló la propia Johansson, quien funge también como productora ejecutiva de Black Widow.

“Queríamos incluir al personaje de Yelena temprano en el proyecto, pero este se fue transformando durante los meses de preparación y desarrollo”, afirmó la actriz en diálogo con Collider. “Diría que la historia de dos mujeres compitiendo entre ellas y tratando de traerse abajo era poco interesante (…) Se sentía anticuado y no verídico”.

Así, la relación entre ambas se transformó en algo diferente, “basada en una experiencia compartida, un conocimiento y una hermandad”. Esto, aclara, no significa que no haya conflictos entre Yelena y Natasha, adelantando que habrá muchos “sentimientos complicados”.

“Tengo mucha empatía por esa relación y por la historia y trauma de ambos personajes”, añadió. “Esa historia compartida, oscura como parezca, las une y hay mucho amor entre ellas. Su relación es contenciosa y todo lo demás que viene de ese tipo de vínculos de hermandad”.

Esta línea de pensamiento fue compartida por la propia Pugh, quien describió a su personaje como “la molesta hermana pequeña que dice todo lo que se le viene a mente sin consecuencias”.

“Cuando la conocemos, ella está descubriendo el mundo de una nueva manera”, continuó. “Está herida, es complicada y se rebela. Cuando se encuentra con el personaje de Scarlett, Natasha, Yelena está redescubriendo quién es después de estar en la Habitación Roja por tanto tiempo. Y juntas se dan cuenta de que las dos están sufriendo en maneras muy similares”.

Para saber cómo se resolverá esta relación tendremos que esperar hasta el 9 de julio, cuando la cinta por fin llegue a cines y Disney+. Lo que sí sabemos es que Yelena está para quedarse como la nueva Viuda Negra, con una aparición ya programada en la serie de Disney+ Hawkeye.


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