Assassin’s Creed, la exitosa saga de videojuegos sobre una enigmática hermandad de asesinos, desembarcará en Netflix con una serie gracias a un pacto entre la plataforma digital y la desarrolladora francesa Ubisoft.

Esta producción de acción real para la pequeña pantalla será solo el primer fruto del acuerdo entre Netflix y Ubisoft, que pretenden lanzar posteriormente otros proyectos sobre el videojuego, por ejemplo, dentro de la animación.

Jason Altman y Danielle Kreinik, ambos de Ubisoft, supervisarán como productores ejecutivos esta nueva serie que todavía no cuenta con un showrunner (máximo responsable de una ficción televisiva).

«Durante más de diez años, millones de fans en todo el mundo han ayudado a dar forma a la marca Assassin’s Creed hasta convertirla en una saga icónica», dijo este martes en un comunicado Jason Altman, que es el jefe de cine y televisión en Ubisoft.

«Estamos entusiasmados de crear una serie de Assassin’s Creed con Netflix y tenemos ganas de desarrollar la nueva saga en el universo de Assassin’s Creed«, añadió.

También en Netflix subrayaron su ilusión por asociarse con Ubisoft en esta aventura televisiva de Assassin’s Creed.

«Desde sus impresionantes mundos históricos y enorme atractivo global como una de las sagas de videojuegos con más ventas de todos los tiempos, nos comprometemos a modelar cuidadosamente un entretenimiento épico y emocionante que se base en Assassin’s Creed y que sea un viaje aún más profundo para que lo disfruten sus fans y nuestros miembros en todo el mundo», apuntó el vicepresidente de series originales de Netflix, Peter Friedlander.

Esta serie no es la primera vez que el videojuego intenta el salto a la ficción audiovisual más allá de los videojuegos.

Así, en 2016 se estrenó en los cines Assassin’s Creed, una muy decepcionante película que dirigió Justin Kurzel y cuyo reparto lideraron Michael Fassbender y Marion Cotillard.

La cinta recibió un duro varapalo de la prensa (tiene solo 18% de reseñas positivas en el agregador de críticas Rotten Tomatoes) y su recaudación se quedó muy lejos de las expectativas de los analistas al obtener 241 millones de dólares en las salas de todo el mundo (a partir de 125 millones de presupuesto).


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