Sebastian Llovera
Dispositivos para trayectorias no lineales, la obra de Sebastián Llovera, está compuesta por mapas antiguos de distintas partes de Venezuela y de Colombia. Se complementa con la aplicación Artivive y con códigos QR que llevan a archivo de audio | Foto Manuel Sardá

Cuando Sebastián Llovera comenzó a trabajar en la pieza para la edición 22 del Salón Jóvenes con FIA no estaba pensando en ganar. Simplemente quería hacer una obra con la que se sintiera satisfecho y que fuese congruente tanto a nivel conceptual como de desarrollo. «No estaba pendiente de eso. Fue una sorpresa para mí que me eligieran como ganador», cuenta. En Venezuela expuso un par de veces en el Centro Cultural de la UCAB, pero es la primera vez que participa en un salón y compite por un premio.

Entró al Jóvenes con FIA por invitación. El curador de la exposición, Humberto Valdivieso, se puso en contacto con él. Conversaron sobre su trabajo y el concepto curatorial. Luego, comenzó la composición.

Nómadas: habitar un mundo que se transforma es el nombre del salón, pero también define la premisa que une a los 22 artistas que participan en la muestra, que estará hasta finales de noviembre en la UCAB.

Las obras se caracterizan por ser arte procesual. Es decir, que una vez inaugurada la muestra, pudieran seguir reorganizándose los elementos. Su instalación Dispositivos para trayectorias no lineales está compuesta por mapas antiguos de distintas partes de Venezuela y de Colombia.

«Me interesó invertir el sentido original del mapa como algo que es determinante, una representación del espacio que delimita. En este caso, lo que hago es invertirlo y son mapas para trayectorias que no son determinadas, porque realmente no puedes, o tienes que hacer un esfuerzo para poder ver el dato de cada mapa», explicó.

También señala que hace uso del concepto de estructuras disipativas del físico químico belga Ilya Prigogine. «Son estables, pero no están en equilibrio y, a medida que la energía aumenta, se bifurcan y crean otras formas de vida. En ese sentido, yo agarro todos esos mapas y los organizo en el espacio, pero ellos no están estáticos. Por eso planteo que yo estoy en un montaje continuo, uso tecnologías nuevas como la realidad aumentada y dialogo con tecnologías antiguas como la cianotipia, que es una técnica de revelado de 1840», agregó.

Su obra se complementa de forma interactiva con la aplicación Artivive, que permite mostrar otros espacios al pasar el teléfono por algunos de los mapas. De igual forma, tiene códigos QR que llevan a archivos de audio relacionados con el sitio señalado.

El artista nació en Valera, estado Trujillo. Vivió parte de su infancia en Timotes, Mérida. Llegó a Caracas con su familia a los 9 años de edad. Regresó a Mérida para culminar estudios de bachillerato. El interés por el arte siempre estuvo. Al momento de hacer elecciones universitarias pensó en Psicología y Cine, pero se decantó por lo que siempre le llamó la atención: Arte.

Estudió un año de Artes Plásticas en la Universidad de Cuyo, en Argentina. «Aprendí bastantes cosas. Tienen una metodología de enseñanza distinta. Son tradicionales en el sentido de lo técnico. Mucho énfasis en dominar las herramientas de dibujo a la perfección, la pintura objetiva. En los últimos años era cuando podías desarrollar un planteamiento personal», recuerda sobre su experiencia en Mendoza.

Decidió retornar a Venezuela y se retiró a las montañas de Mérida con el artista Lutz Podolski. «Quería estar alejado de la urbe, en contacto más directo con la naturaleza y adquirir conocimientos que no se encuentran en el ámbito académico», indicó.

En 2013 retomó la licenciatura en Artes Plásticas en Unearte, de donde egresó hace dos años. Ha mostrado piezas en CICA Museo de Arte Contemporáneo, Corea del Sur; Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Emergente Eve-Maria Zimmermann (BACOS), España; y en el Museo de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Desde su perspectiva, el arte es investigativo. Su línea de trabajo está orientada a sus principales inquietudes: la impermanencia de los fenómenos materiales y mentales, los descubrimientos de la ciencia del siglo XX a la actualidad, y algunas tradiciones orientales y sus postulados filosóficos.

Considera que su práctica artística es una herramienta para tomar conciencia de esos procesos y formular preguntas. En cuanto a la técnica, no se limita. Las emplea de acuerdo con lo que quiera comunicar. «Pienso que un artista no tiene por qué estar casado con una técnica en específico; yo decido hacer usos de ciertos medios dependiendo de lo que quiera decir», explicó.

Luego del salón quiere seguir investigando. Le interesa la colaboración con profesionales de otras áreas y continuar discutiendo, formular preguntas y nuevas metodologías de abordar el arte.

Sobre el arte contemporáneo venezolano está claro: «Creo que la situación del país determinó mucho las manifestaciones artísticas de los últimos años. Es importante hablar de esas cosas; pero desde otro punto de vista, creo que hablar sobre las cosas que nos están sucediendo desde lo inmediato, todo el tiempo, nos limita en nuestra manera de comprender el mundo. Por eso me gustó la temática del salón, porque abre paso a plantearnos otras inquietudes que no necesariamente tengan que están divorciadas del contexto. El espacio que nos rodea, nuestro contexto inmediato, tiene sus particularidades: una fuerte crisis política de la que tenemos que salir pronto, pero no creo que sea una obligación estar creando siempre en función de eso».


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