Colette Delazzone
Colette Delozanne. En "Gran lugar del alba" Bulevar de Sabana Grande, Caracas, Venezuela.

Escultora y ceramista, la artista francovenezolana Colette Delozanne falleció el martes. Vivió más de 50 años en Venezuela, donde desarrolló sus expresiones. Su obra aún se expone en los espacios públicos de la capital.

Nacida en París el 8 de enero de 1931, se recibió como agente de turismo y traductora en el Centro Nacional de Enseñanza Turística de París a los 19 años de edad. Cinco años después se establece en Caracas, que a pesar de la dictadura era un destino atractivo.

Doce años después comienza su formación como ceramista en el Taller de Arte Libre. En 1971 participó el I Salón Nacional de Artes del Fuego, donde obtuvo el primer premio con un conjunto de esculturas en cerámica.

En 1973 fue Mención Honorífica Artes Aplicadas en el XXI Salón Arturo Michelena. Ganó el Premio de escultura Julio Morales Lara en el XXXII Salón Arturo Michelena y luego en 1977 recibió el primer premio en el IV Salón Nacional de Escultura de Pequeño y Mediano Formato, realizado por la Universidad de Carabobo.

“La artista destaca en la escena de la escultura cerámica con trabajos poco usuales para un medio que aún se inclinaba por obras utilitarias y piezas de menor tenor”, recoge el portal especializado IAM Venezuela.

En la década de los 80 desarrolló estructuras de gran formato, en las que no solo hay barro y cerámica, sino cemento, fibra de vidrio y bronce. Por ejemplo, está la pieza Lugar del abrazo eterno. Conjunto de seres esenciales (1981), que se encuentra en el Parque del Este, o en las áreas verdes del Complejo Teatro Teresa Carreño.

En 2008 se le otorgó el reconocimiento Maestro Consagrado de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA). Un año después recibió las insignias de Caballero en la Orden de las Artes y las Letras, por decisión del ministro de Cultura de Francia.

La Sala Mendoza, en la Unimet, señala: “Le debemos la reinvención de la arcilla en el país, ya no como material para realizar objetos utilitarios, sino como material escultórico. A través de su emblemático cuerpo de trabajo, que se extendió a lo largo de más de cinco décadas, experimentó con formas, texturas, colores y técnicas de modelado que, atravesados por su fascinación por lo místico, lo sagrado y lo vegetal, han dejado una huella indeleble en las artes del fuego venezolanas”.

Asimismo, recuerda que una de las últimas exposiciones en las que participó se realizó en esa galería. Se trata de una exposición colectiva llamada Í-conos, en 2017, que reunió a 60 ceramistas emblemáticos del país en celebración de los 60 años que la institución ha trabajado por este lenguaje.

El embajador de Francia en Venezuela, Romain Nadal, también recordó a la artista e indicó que “ha dejado una profunda huella en el arte venezolano, su obra casi arquitectónica se puede contemplar en numerosos espacios”.

Con información de IAM Venezuela y la revista Artefacto


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