Selena Quintanilla
Foto: Archivo

“Ser mexicoamericano es duro. Los anglos se te echan encima si no hablas un inglés perfecto; los mexicanos, si no hablas un español perfecto. Tenemos que ser el doble de perfectos: hay que ser más mexicano que un mexicano, y más gringo que un gringo. Todo, al mismo tiempo. Es agotador”. La frase, extraída de la película oficial Selena (1997), es pronunciada por Abraham Quintanilla Jr., padre de la protagonista, mientras la familia discute la posibilidad de tocar en Monterrey, México.

Selena Quintanilla, de raíces latinas, cantaba desde chica canciones en español a instancias de su padre, más allá de que su pronunciación fuera graciosa, tal como confiesa el personaje interpretado por Edward Olmos, en la película que le valió el salto al estrellato a Jennifer Lopez . En cualquier caso, Abraham Quintanilla Jr., que en su juventud había participado en el grupo musical Los Dinos, sabía que tenía en Selena un diamante en bruto.

Los primeros años

Decidido a llevar adelante su sueño, Quintanilla Jr. renunció a su trabajo como empleado de envíos de Dow Chemical en 1980 para abocarse de lleno a la música. Curiosamente, reflotaría Los Dinos junto con sus hijos A.B. III (bajista), Suzette (baterista) y Selena (cantante).

Sus primeras presentaciones fueron en el restaurante Papa Gayo’s que el propio padre abrió tras dejar su puesto de oficinista. La apertura del establecimiento gastronómico-musical era la excusa perfecta para que Selena y Los Dinos se dieran a conocer a la comunidad de Texas.

Sin embargo, no todo aconteció como Abraham lo había previsto: la fuerte crisis de los años ochenta por la caída del precio del petróleo lo obligó a cerrar el restaurante.

Sin casa ni trabajo, la familia se mudó a la ciudad de Corpus Christi. El camino elegido para salir de la crisis fue la música. Bajo el nombre Selena y Los Dinos, la banda siguió tocando en fiestas de 15, ferias y casamientos. El indudable talento, carisma y desparpajo de su líder hizo que el grupo musical creciera en popularidad, y en 1984 firmara su primer contrato con el sello Freddie Records.

¿Un tumor?

El nacimiento de Selena Quintanilla fue ciertamente inesperado. Recién mudados a Lake Jackson, los médicos diagnosticaron a Marcella Ofelia Zamora con un tumor. Sin embargo, en una interconsulta, la noticia dio un vuelco de 180 grados: en realidad estaba embarazada por tercera vez. Ya era madre de AB III y Suzette.

En Selena: la serie (Netflix), la segunda producción fílmica oficial desde su deceso, se narra la particular manera en que los padres decidieron el nombre de su hija. A la espera de un varón, la pequeña tomó desprevenidos a los padres.

Lo contrario le ocurrió a una compañera de habitación, quien estaba decidida a bautizar a su hija bajo el nombre de Selena. “Está disponible. Es todo tuyo”, le dice, en la biopic, la flamante madre a Marcella. “Me gusta como suena”, responde Zamora.

Talento precoz

A la corta edad de 8 años, Selena se convertiría en la cantante de la banda de su padre, Los Dinos. Abraham Quintanilla Jr. había advertido su talento cuando le enseñaba a su hijo mayor, AB III, a tocar la guitarra. Para completar la banda, según consta en la serie de Netflix, el padre convenció a Suzette de tocar la batería.

Al poco tiempo, Quintanilla Jr. se corrió de la banda por considerar que desentonaba entre los niños-adolescentes, y pasó a ocupar el lugar de mánager.

De acuerdo con la biografía no autorizada El secreto de Selena, la dedicación de Selena a la música tuvo impacto en su desempeño escolar. Una de las maestras de la niña, Marilyn Greer, cuestionó el comportamiento de los padres, y amenazó con denunciarlos ante la Junta de Educación de Texas. Greer no fue la única docente preocupada por la joven artista. El cansancio de la joven artista durante el horario curricular era evidente.

Finalmente, la artista terminaría sus estudios a distancia; a nivel universitario, llegaría a inscribirse en la carrera de administración de empresas.

Selena: una artista con luz propia

Al margen de cualquier disquisición, al igual que ocurre en otros casos de prodigios infantiles, Selena supo desarrollar una carrera que la llevó a destacarse por encima de la media. Quizás, la primera decisión de volcarse al tex-mex es la que marcaría, para siempre, su recorrido musical, pues no era nada habitual la presencia de mujeres en este género.

Su amplio rango vocal, su talento innato para la danza y sus trabajados vestuarios impusieron rápidamente a la mexicanoestadounidense en la escena del tex-mex. Incluso en contra de la voluntad de su padre a quien, como refleja el filme Selena, le disgustaba que su hija usara bustier. También tuvo que imponer su estilo a las discográficas.

Su primer suceso discográfico sería Alpha (1987), por el cual la banda familiar se llevaría el premio Tejano Music Awards al Álbum Revelación del Año, y la cantante, a Mejor Vocalista Femenina.

El ascendente recorrido de Selena y Los Dinos tuvo sucesivas señales en los discos Muñequito de trapoPreciosa y Dulce amor.

En 1989, firmaría su primer contrato con el sello EMI. El relanzamiento de la banda, bajo el nombre Selena, sumado a la potencia de la disquera internacional, llevaron a la artista a otro nivel.

El casamiento con Chris Pérez

La vida de Selena Quintanilla giraba en derredor de su carrera y su banda. Había poco espacio para explorar otros mundos. En ese marco, la artista navegó en el amor, como era previsible, dentro de su propio ecosistema.

Fue así que se involucró sentimentalmente con el guitarrista de la banda, Chris Pérez,  músico formado en el ámbito del rock y con un look acorde con los estereotipos de la época. Reemplazó a Roger García en 1989, a los 30 años de edad. Selena tenía 18 años.

La relación, resistida por Abraham Quintanilla Jr., creció al punto tal de que contraerían matrimonio a escondidas en 1992. El objetivo de Selena era que Pérez fuera aceptado por la familia y en particular por su padre.

Tras mudarse juntos a una casa en Corpus Christi, el responsable de la carrera de Selena se acercó al domicilio para pedirles disculpas a los novios, y conciliar posiciones. El guitarrista fue aceptado por la familia y se reintegró a la banda, luego de haber sido provisoriamente apartado por la relación con la líder del grupo.

Otro amor

En 2012, un cirujano plástico brasileño, Ricardo Martínez, reveló en el programa Primer impacto que mantuvo una relación extramatrimonial con Selena Quintanilla. “A pesar de que fue muy corto, hubo una entrega completa”, contó este médico, quien conoció a la reina del tex-mex en noviembre de 1994 en el estadio de béisbol de Monterrey, al finalizar el concierto que la artista brindó en ese lugar.

Para el doctor, Selena sintió atracción por él al “encontrar algo de madurez en una persona que no estuviera en su entorno y en quien pudiera confiar». «Estaba muy controlada en su ambiente”, señaló en la misma entrevista.

Siempre según el cirujano, ambos tenían sus encuentros en Monterrey, México, y Selena iba acompañada siempre de la presidenta de su club de fans, Yolanda Saldívar. Para evitar ser vistos, debido a la alta exposición de Selena, Martínez aseguró en el mismo programa de televisión que tenía un equipo que se encargaba de protegerlos.

El trágico final de Selena

Una serie de incongruencias financieras decretaron el despido de Yolanda Saldívar, presidenta del club de fans de Selena, devenida en responsable de la empresa de indumentaria Selena & Etc. Puntilloso, Abraham Quintanilla Jr. advirtió que Saldívar no había hecho entrega de un dinero ofrendado por el club de fans. Ante este hecho, la devenida empresaria fue despedida de su cargo. La joven artista, en tanto, rompió su vínculo afectuoso con Saldívar.

En un hecho confuso, el 31 de marzo de 1995, las examigas se reunieron en la habitación 158 del hotel Days Inn. Tras una acalorada discusión, Selena se disponía a retirarse del aposento, cuando recibió un tiro por encima de un brazo. Quintanilla se habría arrastrado por el pasillo del hotel para pedir ayuda, tras lo cual fue asistida médicamente. Al llegar al hospital Corpus Christi Memorial, fue declarada con muerte cerebral, y luego de una intervención quirúrgica hizo un paro cardíaco fatal.

Cadena perpetua

Después de apretar el gatillo, durante 10 horas Yolanda amenazó, atrincherada en su auto, con quitarse la vida con el mismo revólver Taurus 85 calibre 38 que disparó a Selena. Pidió llamar a su mamá. Al poco tiempo se entregó y fue sometida a juicio. De gran cobertura mediática, el proceso culminó con una condena de cadena perpetua para la asesina de Selena, con posibilidad de libertad condicional en 2025.

Años atrás, ante la inminencia de su salida por libertad condicional, Abraham Quintanilla Jr. aseguró que “si la sueltan, la pueden matar”. En la misma entrevista de 2018, el periodista Tony Dandrades le consultó al empresario si cambiaría algo de su vida: “Quizás, a lo mejor, no haber metido a mis hijos en el ambiente de la música. Si hubiera sido de otro modo, a lo mejor Selena estaría viva ahorita”.

Ante la trágica muerte de su esposa, Chris le cedería los derechos a Abraham Quintanilla Jr. del nombre, la voz y la historia de vida de la cantante. En su libro A Selena, con amor, Chris Pérez denunció públicamente que Abraham Quintanilla Jr. habría ejercido presión sobre el joven músico para que firmara ese documento. El guitarrista permitió que el representante de Selena fuera el administrador de su legado. Pérez se conformó con recibir, en correspondencia con la ley de Texas, la mitad de la fortuna heredada.

Selena en la cultura popular

El concepto presente alrededor de la figura de la artista latina está estrechamente vinculado a la figura de Selena Quintanilla. La irrupción y suceso de estrellas del espectáculo estadounidense, como su tocaya (que lleva su nombre en honor alde la reina del tex-mex) y Eva Longoria, se explican a partir del éxito de la tejana.

Dueña de un carisma único, una belleza incontrastable y una historia que, con matices, cumple con el formulario del sueño americano, el legado de Selena trasciende ampliamente a su propia vida y se transfigura incluso en quienes no tuvieron la oportunidad de conocerla.


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