Antonio Banderas
Antonio Banderas: “Quería traer el musical tal y como se representó en el Broadway de los 70” | Foto EFE

El espíritu del mítico Broadway de mediados de los años 70 está ahora en el corazón de Málaga, España, con A Chorus Line, el musical que codirige y protagoniza el actor Antonio Banderas y con el que inauguró el viernes el Teatro del Soho, el espacio escénico que ha creado en su ciudad.

Veintiséis intérpretes en el escenario y, en el foso, veintidós músicos bajo la batuta del compositor y director de orquesta Arturo Díez Boscovich ofrecen, con música en riguroso directo, un espectáculo de dos horas y diez minutos con un ritmo trepidante que no da un solo respiro al espectador.

Aunque el gran día marcado en el calendario para el estreno es el 15 de noviembre, Antonio Banderas ofreció el martes una función para la prensa en la que se ha podido disfrutar de voces prodigiosas y números de baile que podrá descubrir el público malagueño hasta el 19 de enero, antes de comenzar la gira del musical.

“Quería traer el musical tal y como se representó en el Broadway de los 70”, afirmó en un encuentro con periodistas tras la función un Banderas que ha respetado A Chorus Line como “si fuera un clásico, porque lo es”.

Se trata de un espectáculo “que parece muy simple a ojos del espectador, pero que es un artefacto terriblemente complicado” en el que está “todo matemáticamente medido, incluso los números que no son musicales”.

Las audiciones

Antonio Banderas aseguró que derramó muchas lágrimas en el trayecto de los ensayos por lo emocional y por lo que significa el espectáculo para todos, y sentía que en las audiciones para seleccionar al elenco ya estaba en el espectáculo.

Aquellas audiciones fueron “un proceso increíblemente agridulce” en el que vieron a 1.800 personas y hubo que eliminar a personas muy buenas.

“Al final tengo la impresión de que nos quedamos con lo mejor desde el punto de vista artístico y humano. Me siento muy respaldado, y en el escenario siento la sangre de todos conmigo”.

Y en el terreno emocional, Banderas alcanza por fin el deseo largamente acariciado, desde hacía casi veinte años, recuerda, de crear un teatro en su ciudad.

“El impulso final llega cuando tengo un ataque al corazón y me doy cuenta de que nos morimos. El dinero en el banco no es más que un proceso intelectual maquiavélico, pero un teatro tiene el disfrute de poder hacer lo que amas, y eso no tiene precio”, comentó.

El actor tenía “esperanzas de que el público reaccionara bien”, pero no se “creía” que al ponerse las entradas a la venta se vendieran 15.000 localidades en solo diecinueve horas.

“Estamos prácticamente con todo el papel vendido antes de empezar, y eso es una inyección de moral para la compañía y para todo el proyecto en general. La respuesta de Málaga ha sido muy contundente y no queremos defraudar esas expectativas”.

Después de estar en su ciudad habrá una gira que pasará por Bilbao, Barcelona y Madrid y se está viendo la posibilidad del salto a América, para lo que se han iniciado las conversaciones.

“Me encantaría que eso ocurriera, y sería importante porque podríamos hacer que se representara en español, en una ciudad como Nueva York, que vive de la diversidad. Ir a Nueva York sería plantar una bandera enorme en un lugar maravilloso”.

Reconoce que hubo nervios en el estreno, pero estos son consustanciales a su profesión, y los actores se tocan mucho porque tienen miedo.

“En nuestra época parece que las cosas que no están grabadas no existen, y el teatro es un arte efímero. Después de verlo, de este espectáculo quedará el recuerdo y crecerá dentro de todos. El teatro es un arte de 3.000 años que ha resistido todo ese tiempo por alguna razón», concluyó el actor.


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