Moros Teatro
Foto Jesús Navas @navas_jesus

Cuatro baúles de diferentes tamaños y estilos se distribuyen en el escenario de la Sala Plural del Trasnocho Cultural. La luz tenue azulada los alumbra en una primera atmósfera que recibe al público mientras suenan los versos musicalizados del poema “Pequeño Vals Vienés” de Federico García Lorca. Las luces bajan, el público espera expectante. En cuestión de segundos entran en escena el novio (Jeizer Ruíz) y su madre (Verónica León) conversando sobre las uvas, las navajas y la muerte inevitable que esos pequeños cuchillos pueden causarle al hombre, que ya se cobraron la vida del primogénito de la familia.

El tema de conversación cambia; el novio y su madre caminan entre los baúles y comentan sobre el pronto compromiso con su novia (Josette Vidal). Desde el inicio queda en evidencia la desconfianza que siente la madre por la joven, su familia y su historia. Aunque es inevitable el compromiso ya decidido por su hijo, ella duda. Intenta conocer más sobre su futura nuera hasta que finalmente se entera de que en el pasado la joven tuvo una amiga muy cercana (Claudia Rojas). Una amistad que acabó abruptamente cuando esta última se casó con Leonardo (Erick Palacios). Por qué la relación se terminó es un misterio para el público que no conoce la tragedia  y que poco a poco, entre canciones de Rosalía, bailes e ingeniosos cambios de locación, va hilando la historia de El mal querer.

Moros Teatro
Verónica León y Jeizer Ruíz |
Foto Jesús Navas @navas_jesus

Dirigida por el actor y director Andrés Moros, de 27 años de edad, la obra se llevó el primer lugar de la octava edición del Festival de Jóvenes Directores Trasnocho, el 19 de marzo, después de las 48 funciones de teatro de los 8 montajes finalistas. Inspirada en la tragedia Bodas de sangre (1933), de Federico García Lorca, la idea de realizar una adaptación de este clásico surgió cuando el director, con ayuda del también actor y dramaturgo Jeizer Ruíz, se plantearon la pregunta: ¿qué pasaría si la novia en Bodas de sangre huye  otra mujer y no con el novio? El mal querer da respuesta a  esa incógnita, una historia que busca reivindicar la muerte de Lorca y contar la historia de aquellos que han sido juzgados por su forma de amar.

“Luego de plantearnos esa pregunta surgieron otras cosas como el disco El mal querer de Rosalía, de donde nació el título. Esa es la columna vertebral del espectáculo, fueron pasando estas capas y de ahí nace la pieza. Tuvimos que tener muchas reuniones para ver cómo íbamos a hacer esta versión y decidir qué queríamos contar. Tenía la idea clara de que quería hablar de la homosexualidad y el amor reprimido. Quería también reivindicar la muerte de Lorca, a quien asesinaronpor ser homosexual”, contó el ganador.

El jurado conformado por Antonio Costante, el actor Antonio Delli, la directora de producción y diseñadora de vestuario Eva Ivanyi, la guionista y parte del comité de programación del Trasnocho María del Pilar Arteaga y el director general del Trasnocho y crítico de teatro José Pisano, le otorgaron el primer lugar del concurso a Moros por su “acertado pulso en el manejo de los elementos vinculados con un montaje teatral”, señaló el veredicto.

El mal querer cuenta, según el jurado, con “una puesta en escena que parte de un texto capaz de sumergirse en las pasiones humanas para seducir en su representación de una forma precisa y conmovedora”. La pieza se presentará hasta el 9 de abril con funciones jueves, viernes, sábado y domingo a las 7:00 pm.

Moros Teatro
Josette Vidal como la novia | Foto Jesús Navas @navas_jesus

“Junta las palmas y las separa”

En El mal querer las luces, los baúles, la danza y las canciones del segundo álbum de Rosalía, publicado en 2018, están presentes en cada una de las escenas de la obra que dura más de dos horas. Los 12 actores que conforman el elenco y en el cual también participan Verónica Arellano, Rafael Monsalve, María Brito, Jéssica Arminio, Margareth Aliendres, Carmen Terife y Camila Borjas cuentan la historia de un amor imposible mientras envían un mensaje contra la homofobia. En la obra se fusiona la tradición flamenca con el pop y el trap, presentado de una manera irreverente, una idea que Moros tuvo clara desde el principio.

Moros Teatro
Foto Jesús Navas @navas_jesus

“Al crear la pieza con Jeizer ya tenía clara algunas cosas que quería llevar a escena, así que la puesta no fue tan complicada. Ya era algo que tenía en mi imaginario. Leyendo las letras del álbum de Rosalía nos dimos cuenta de que tenían mucho que ver con la pieza. Yo  decía: Rosalía tuvo que haber leído Bodas de sangre para este disco”. El álbum está basado en la novela Flamenca del Siglo XIII, de autor anónimo y sin final. Para Moros, tiene muchos elementos que se pueden conjugar con Bodas de sangre, como los cuchillos y la imagen de la luna que llevó a escena gracias a la bailaora Carmen Terife.

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Al terminar de leer las letras de los 10 temas del álbum, que hablan de una relación tóxica en la que triunfa la mujer, Moros se dio cuenta de que las canciones tenían cabida en ciertos momentos de la obra de teatro. “Esa fue la manera de incluirlas sin que se volvieran disruptivas sino que formaran parte de un todo”, explica. Así se aprecia en la pieza, cada transición entre las escenas viene acompañada por una canción de la cantante española e incluso los personajes muestran su evolución en algunas ocasiones con versos de las reconocidas canciones. En más de una oportunidad, la novia se debate entre su deber de casarse y el deseo que siente de estar con su amiga mientras canta. Un dilema que, al mejor estilo lorquiano, solo puede terminar de una forma: la muerte.

Los baúles cuentan la historia

Como director de teatro, la atención de Andrés Moros se centra en crear atmósferas. Eso fue esencial en su proceso para conjugar tantos elementos actorales, interpretativos y musicales en una pieza cuya escenografía se basa en 4 baúles. “La escenografía es simbólica, no realista”, comenta. Y añade: “Todo tiene que ver con el símbolo, cómo se mueven los baúles en escena, qué representan. Tener claro qué quiero contar y cuáles son las atmósferas que quiero crear”.

Durante El mal querer, los baúles se transforman, dependiendo de la situación, en una mesa, una tina de baño, una silla, una peinadora, un ataúd. No hay un único significado para este objeto que se usó en toda la historia y que los actores utilizan para crear locaciones. Ante la complejidad de un montaje así, Moros asegura que lo difícil no fue conjugar la idea para la obra de teatro sino ensayar. “Lo más complicado fue trabajar con 12 actores, fue un elenco muy grande y el tema de los tiempos se hizo difícil. Todos sabemos que los actores tienen otros compromisos. El hecho de reunirlos a todos en un momento determinado fue lo más complicado”.

Foto Jesús Navas @navas_jesus

Con El mal querer, Moros sabía desde el inicio lo que quería: hablar del amor imposible y las personas renegadas por sus preferencias sexuales. Entre escenas de la pieza, los actores salen con un espejo de luces. Cuentan al público casos de la vida real de jóvenes que fueron rechazados por su familia e incluso asesinados. Una reivindicación completa para Lorca, dramaturgo al que se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX. El también poeta español falleció a los 38 años de edad por sus ideales.

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Josette Vidal en la obra junto a Jeizer Ruíz | Foto Jesús Navas @navas_jesus

Atraer al público joven

El mal querer se presenta sobre las tablas con otro motivo principal: atraer a las audiencias jóvenes al teatro. Se quiere acercarlos a los clásicos de la literatura, enamorarlos del hecho teatral. Es uno de los propósitos de Moros, quien con esta versión escrita por Jeizer Ruíz buscaba hacer los clásicos de teatro digeribles para su generación. “Para mí es importante que los jóvenes vengan al teatro”.

Foto Jesús Navas @navas_jesus

“En un conversatorio comentaba que cuando estaba en bachillerato leí Cien años de soledad y no entendí nada. Luego leí 12 cuentos peregrinos y amé a Gabriel García Márquez. De eso se trata: cómo a mi generación le traduzco el contenido, hago que se interesen en el teatro y escuchen la poesía de Lorca. Para mí es algo mágico lograrlo”.

Moros reconoce que su músculo creativo está demasiado “despierto” luego de triunfar en el Festival de Jóvenes Directores Trasnocho. “Cuando uno termina procesos así quiere seguir creando. Ahora toca indagar en la investigación, seguirme formando y descubrir qué es lo que quiero decir, cuáles serán mis códigos, qué quiero contar”.


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