Annelies Marie Frank habría cumplido hoy 90 años de edad. Pero la Gestapo cambió su destino en 1942. No obstante, un diario guarda los registros emocionales e históricos de sus últimos dos años en “el anexo secreto”, ese lugar en el que su familia y otros judíos se escondieron de la policía nazi.

Su recuerdo persiste. “Lo que se hace no se puede deshacer, pero se puede prevenir que vuelva a ocurrir”, escribió Ana Frank en su aclamado diario.

Ana Frank nació el 12 de junio de 1929 en Frankfurt, Alemania. Fue la hija menor del matrimonio de Edith y Otto Frank, una pareja judía. Su hermana, Margot, era tres años mayor. En 1933, cuando Hitler había arreciado la persecución contra los judíos en Alemania, la familia Frank decidió huir a Holanda. Una vez establecidos, el padre fundó una compañía en Ámsterdam.

Fueron pocos años de relativa calma. En 1940 las fuerzas nazis ocuparon Holanda. Luego, a principios de 1942, el padre comenzó a construir un anexo en el mismo edificio donde trabajaba: ya temía la arremetida del régimen de Adolfo Hitler. Nunca pensó que en julio de ese año se refugiaría allí con su familia.

La hija mayor de Otto Frank recibió una llamada para  exigirle que debía reportarse en un “campo de trabajo” en la Alemania nazi. Sus padres sospecharon e imaginaron lo peor; por ello decidieron esconderse en el anexo junto con otra familia judía.

El día de su cumpleaños, Ana recibió un diario como regalo. Durante dos años, la adolescente registró sus pensamientos, emociones y cómo era la vida de una familia judía en tiempos de la invasión nazi. Las historias estaban redactadas en formato de carta: Ana le escribía a una amiga imaginaria.

En agosto de 1944 la Gestapo arrestó a todos los que se encontraban en el “anexo secreto”, nombre que le dio la joven al escondite. Los llevaron a una prisión en Ámsterdam y luego los condujeron al campo de concentración Auschwitz-Birkenau en Polonia. Los trabajadores de la compañía del padre resguardaron el diario de Ana Frank.

En noviembre, las hermanas Frank fueron trasladadas a Bergen-Belsen, otro campo de concentración. Sus padres quedaron en Auschwitz.

Las condiciones en Bergen-Belsen eran terribles: no había comida ni calefacción, y el lugar estaba contaminado con enfermedades contagiosas. Ana y Margot contrajeron tifus y fallecieron en 1945.

El único sobreviviente de la familia Frank fue el padre. Una vez que los rusos liberaron Auschwitz, volvió a Holanda y allí se enteró de que su esposa e hijas habían muerto en campos de concentración.

El padre conocía muy bien a sus hijas. Sabía que los intereses académicos de Ana iban orientados hacia la literatura. El diario lo impresionó, pero fueron sus amigos quienes lo convencieron de que difundiera las historias de su hija menor. En junio de 1947 se publicaron 3.000 ejemplares de El anexo secreto. Con el tiempo, los conmovedores escritos de Ana Frank fueron traducidos a más de 70 idiomas y adaptados al cine y al teatro. Este año se conoció la versión sin las correcciones efectuadas por la autora y su padre antes de la primera publicación.

En 1960, el anexo donde la familia Frank se escondió fue convertido en museo. Hoy, ese lugar es un recuerdo de los horrores que la familia vivió. Además, forma parte de la memoria colectiva del Holocausto.

La historia de la joven “reta a preguntarnos: ¿Qué podemos hacer para que nuestra sociedad supere los prejuicios y la discriminación? ¿Somos capaces de empezar por nosotros mismos y nuestro entorno más cercano para vencer la intolerancia?”, dice la Fundación Ana Frank.


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