Alejandra Otero estaba preparándose para salir de gira con ¿Cómo te explico?, un stand up comedy que hace con su esposo Jorge Parra, fundador de Doctor Yaso e Improvisto, cuando la pandemia llegó a Venezuela. Como la de muchos, su casa se convirtió en oficina y sitio de trabajo, y la comedia dejó de hacerse de pie para hacerse a través de Zoom e Instagram Live. Las clases de Escuela de Humor también se adaptaron al formato online, pero, lo más importante, la cuarentena no detuvo proyectos que tenía en mente.

Uno de ellos fue el podcast Pelo a pelo, que también hace con su esposo y salió al inicio de la pandemia, en marzo. Ya lleva dos temporadas -y está por iniciar la tercera- en la que cada domingo, durante 45 minutos, hablan sobre la vida de pareja.

Además, todos los jueves a las 7:30 pm realiza un Instagram Live con su hermana, Ana Isabel Otero, llamado «Pijama Pari». «Creo que yo necesitaba un refrescamiento en mi Instagram, sentía que estaba estancada y se nos ocurrió hacerlo. Si bien trabajamos en áreas distintas, tenemos muchos puntos en común y ha sido un espacio chévere de conectarnos con otras personas desde la echadera de vaina, regalamos premios, entrevistamos», explica.

También formó parte del numeroso elenco de la Radio Cuarentena, una iniciativa de Reuben Morales que reúne a destacados humoristas venezolanos, como Emilio Lovera, Laureano Márquez, Claudio Nazoa, Napoleón Rivero, entre otros, reconocidos por su participación en el exitoso programa Radio Rochela, que se transmitía los lunes, a las 8:00 pm, en el desaparecido canal RCTV.

«Yo me sorprendí muchísimo porque casi todo el elenco formó parte de Radio Rochela. Cuando me llamaron dije sí. Somos pocos los que no pertenecimos al elenco original. Imagínate trabajar con todos esos humoristas consagrados que en algún momento vimos desde la televisión en nuestras casas. Como todo con ellos, ha sido divertido y un gran aprendizaje, sobre todo en estos tiempos de cuarentena, donde todo ha sido tan rudo y difícil poder trabajar en lo que uno hace. Al final uno se adapta y sigue haciéndolo. Igual agradezco que me haya caído un proyecto así en estos tiempos», dice Otero, madre, además, de una niña de dos años.

—¿Cómo fue adaptar el trabajo y la vida doméstica a un solo lugar?

—Fue un cambio importante. Aunque ya nosotros trabajamos bastante desde la casa y estábamos mucho tiempo juntos, igual fue, como para todo el mundo, un extremo. Desde el principio quisimos adaptarnos, esta es la realidad. Decidimos invertir un poco más en equipos, micrófonos, para no depender de más nada y hacer todo desde la casa.  Pero la clave de todo es la organización. Por ejemplo, con el podcast estamos bastante estructurados: grabamos dos episodios un martes sí y un martes, así tenemos listo el contenido para dos semanas. Con los videos de Instagram tenemos un escritor que nos apoya en la parte creativa. Creo que es importante delegar, pese a que trabajamos en conjunto. Con respecto a la casa y teniendo a Paulina, no es fácil trabajar. Yo estoy con ella en la mañana y su papá en la tarde. Viene una persona a ayudarnos en la casa una vez a la semana. Pero es un tema de organizarse para poder trabajar los dos, sino es imposible.

Las rutinas de stand up, las clases en la Escuela de Humor migraron a Zoom. ¿Qué rescatas del formato virtual?

—Es una experiencia distinta, uno se acostumbra un poco. Ahora no podemos hacer shows en vivo, pero al menos nos vemos las caras, a veces escuchas las risas. Cuando hago este tipo de show prefiero que tengan la ventana abierta, que se puedan ver, porque uno necesita de ese feedback, sino es muy raro. El feedback en el Live de Instagram es un comentario. Pero no hay nada como ver una expresión o escuchar una risa. En ese sentido es distinto. En un Live quizás te ve un poco más de gente, es masivo. Pero sí prefiero ver a la gente, tener un poco de feedback. Le agarré un poco el gusto, pero prefiero los shows de antes con el gentío viéndote, que puedas verles la cara y te puedas contagiar de la energía de ellos. Eso otra cosa. Pero yo amo mi trabajo, entonces si tengo que hacer stand up en Zoom, lo hago y me divierto. Yo creo que después del coronavirus seguirán este tipo de formatos.

—Recientemente fuiste tendencia por una de las parodias que realizaste sobre María Corina Machado. ¿De dónde surgió la idea de imitarla?

—Yo empecé a imitarla hace siete u ocho años en un stand up porque nadie lo hacía. Casi todos imitaban a hombres, porque son la mayoría. Y yo sentía que María Corina estaba empezando a ser importante. Aunque al principio no le encontraba nada, me senté varios meses a ver sus videos hasta que dí con algo. Lo primero que le vi fue la semi sonrisa esperanzadora eterna (risas), luego vino la voz, los ademanes que hace con el cuerpo. Es una imitación que me sale mejor y hay gente que me dice que nos parecemos y me pregunta si somos familia. Este último video, el más viral, fue una propuesta de Carlos Rojas. Trabajamos juntos cuando yo estaba en la radio con Mujeres en pelota y ahora nos apoya con el contenido en redes sociales. Recuerdo que en ese programa teníamos una sección que era María Corina diciendo las noticias del tráfico. Cuando me mandó el guion, fue increíble, aunque no me imaginé que se viralizaría.

—Incluso hay quienes señalan que la imitación es un plan tuyo y de tu papá, Miguel Henrique Otero, para imponerla en la agenda.

—Hay gente que piensa que ella me paga para hacer esos videos; hay de todo, pero lo que hay detrás, realmente, es algo espontáneo, que se hace con muy buena onda.

—¿Crees que a los políticos les hace falta más sentido del humor?

—No sé si generalizar. Creo que en Venezuela se han perdido espacios como Radio Rochela, donde se hacían parodias de políticos, donde los candidatos y presidentes eran imitados. Por eso creo que la gente agradece que se haga este tipo de contenido. No es la primera mujer política que yo imito, también he hecho a Lilian Tintori. Pero es precisamente porque hace falta ese espacio. Creo que María Corina ha demostrado que es una política inteligente, en el sentido de que se toma mi imitación con humor y responde. No todos los políticos responden ni se toman el humor y las imitaciones de la mejor manera. En ese caso sí rescato a María Corina.

—¿A qué otra mujer de la política nacional te gustaría caracterizar?

—Tengo rato poniéndole el ojo a Delcy (Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela). No me he puesto seria a hacerlo, pero tiene cosas realmente imitables. Creo que esa puede ser mi próxima imitación. Delsa (Solórzano, diputada a la Asamblea Nacional) también. En algún momento, hace años, creo que para un proyecto de El Chigüire Bipolar, en una audición imité a Iris Varela. Creo que por ahí hay algo.

—¿No te da temor parodiar a un político en este momento?

—Si, un poco. Hacer este tipo de humor es delicado. De vez en cuando lo hago, pero yo no me caracterizo por hacer humor político. Mi humor es bien variado, pero creo que siempre, como en todo, hay que hacerlo de una forma inteligente para que el mensaje que quieres enviar llegue y no tengas demasiadas consecuencias.

—¿Cuáles son los límites del humor?

—Yo creo que uno puede hacer chistes de absolutamente todo. El tema está en el momento en el que lo hagas y la forma. Pero no hay límites.

—¿Cuál es el concepto que tienes de un buen influencer?

—Lo define el contenido que genera. Tiene que ser un contenido coherente con esa persona, que conecte con su comunidad y que haya esta famosa palabra del marketing digital que es el engangement (fidelidad de la audiencia). Para mí es lo principal, más allá de la cantidad de seguidores. Que tengas engagement y que eso se refleje en la respuesta de ellos al momento de publicar el contenido.

—¿Y te consideras una influencer?

—Yo creo que sí. Yo me doy cuenta, por ejemplo, cuando recomiendo algo o cuando hablo de algo que a la gente le llega. La respuesta es muy positiva. También cuando recomiendo una receta de mi mamá y unas 50 personas me mandan una foto de la receta que prepararon. Eso, creo, es un tipo de influencia que uno tiene. Siempre de manera positiva. Y hay que aprovecharlo. Yo también vivo de mis redes, tengo clientes en Instagram y es algo que también me ha salvado en esta cuarentena.

—¿Crees que el país está para reír?

—Sí, siempre es un buen momento para el humor. El humor te salva en muchos sentidos, es necesario, te conecta contigo y con otras personas, sana sociedades. Es fundamental. A diferencia de gente que dice que uno hace chiste de todo y que evade la realidad, más bien es todo lo contrario: el humor hace que te encuentres con la realidad sólo que desde otro punto de vista.


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