Viaja por placer y por trabajo constantemente, pero hace tres años que Alejandra Oraa no pisa suelo venezolano. No por ello el país deja de estar presente en su día a día. El domingo en la tarde en Pasadena, cuando recibió el Daytime Emmy como Mejor Talento Diurno, la guaireña de 31 años de edad le dedicó el premio a “los soñadores inmigrantes venezolanos que me han enseñado el verdadero significado de resiliencia”.

Desde hace nueve años, Oraa trabaja en la cadena CNN como presentadora de los programas Café CNN y Destinos, y es allí donde ve su futuro. Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas para  Acnur y Onusida, viajará pronto a Perú y Ecuador para visitar los campamentos de refugiados venezolanos.

–Es su cuarto Emmy consecutivo: ¿profesional y personalmente qué significa este reconocimiento?

–La verdad, aún no me lo creo. Este Emmy es muy especial por el hecho de ser uno personal: es un reconocimiento a mi trabajo luego de tantos años de lucha, de madrugadas y de escribir en español. El hecho de que la academia me reconozca como Mejor Talento Diurno es increíble. No puedo decir que es un sueño hecho realidad, porque, en realidad, nunca lo imaginé.

–¿Estaba convencida de que ganaría otro Emmy?

–Pensé que si en los tres años anteriores había ganado por los programas Café CNN y Destinos, y como la gente conocía mi trabajo, tenía la oportunidad de ganar; pero no estaba segura porque uno no debe contar los pollos antes de nacer.

–¿Le da mucha importancia a los premios?

–A este premio le doy gran importancia por lo que significa para la televisión y su magnitud. Es el premio de la gran academia, es global, y tener un jurado que vea lo que estoy haciendo es un sueño realizado.

–Hace ocho años dijo en una entrevista con El Nacional que quería llamar a CNN su casa, poner sus raíces y quedarse allí. ¿Cómo se siente en el canal hoy en día?

–En el periodismo lo único constante son los cambios. Poder estar estable en un medio de comunicación en Estados Unidos y tener una rutina es una bendición, y una anomalía en nuestra carrera. Yo me siento muy orgullosa y agradecida con CNN por tener nueve años en su pantalla y aún sentir el mismo compromiso que tenía el primer día.

–¿Qué significó la mudanza de Atlanta a Miami?

–Fue como ir de vuelta a mis raíces. Yo nací en el estado Vargas, pero me fui a Miami en el año 2000 y viví allí 10 años antes de mudarme a Atlanta. Fue un regreso a casa, no solo porque están mis padres, sino también porque fue una oportunidad para conocer a mi gente desde lejos y cerca. Yo me siento cómoda viviendo aquí, es mi hogar, y adaptarme de nuevo a la ciudad ha sido muy gratificante.

–En Café CNN se presenta siempre con mucha extraordinaria. Su rutina implica levantarse muy temprano, ¿qué la motiva todos los días?

–Trabajar y siempre mantener mi alegría y mi estima en alto. Para mí era un sueño, desde pequeña, trabajar en lo que hago hoy. Pero es importante tener un grupo de contacto, una vida más allá del trabajo que me inyecte energía cuando sea necesario. Un apoyo de gente que está allí y te recuerda lo importante que es seguir trabajando todos los días. 

–Ha visitado casi toda América Latina con Destinos, ¿cuál ha sido el lugar que más le ha impresionado y por qué? ¿Cuáles es el próximo destino?

–El más especial fue el que hicimos a Canaima. Nuestra primera grabación. Yo nunca había estado allí, y poder conocer el salto Ángel y los tepuyes fue impresionante. Me sentí sumamente orgullosa de mi tierra y de mis raíces. Además, fue especial porque yo lo produje de principio a fin, y porque fuimos solo un camarógrafo y yo. El próximo destino que vamos a visitar será La Paz, Bolivia.

–¿Qué disfruta hacer en su tiempo libre?

–Además de los viajes que hago con Destinos y Café CNN, estos últimos meses he ido a lugares a los que no voy con CNN. Me gusta la música y por eso estoy tratando de hacer periodismo musical. También, y más que un pasatiempo, una vocación, trabajo como embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas para Onusida y Acnur. De hecho, la semana que viene viajaré a Ecuador y a Perú con Acnur para conocer la situación de nuestros inmigrantes y refugiados venezolanos.

–Pocas buenas noticias se dan sobre Venezuela en los últimos tiempos. ¿Qué supone afrontar todos los días esta realidad como periodista?

–Hay que ser veraz, recordar que no puedo poner mi corazón al dar la noticia. Pero, por el lado personal, cuesta mucho ver que tu país produzca noticias negativas. Sin embargo, hay muchas noticias positivas que no se reseñan porque lo negativo tiende a vender más.

–¿Cómo se imagina en un futuro de manera profesional y personal?

–Profesionalmente me gustaría quedarme en Café CNN y en Destinos. Me gustaría poder regresar a Venezuela para ver a mi familia pronto. No voy desde hace tres años y los extraño mucho.


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