El viernes pasado, pocos minutos antes de las 10:00 pm, Porfirio Torres hizo la presentación. Pero no de Nuestro insólito universo sino la de Corazón Llanero Radio, la emisora que tomó el dial 92.9 Tu FM.

Sin un procedimiento administrativo abierto, Conatel decidió esa noche que la icónica emisora radial saliera del aire para darle paso al proyecto que lidera el capitán Juan Escalona. “El ‘Bola jala’ más nunca sonará”, se escuchó en la primera transmisión en referencia a un sketch escrito por Fernando Ces que durante más de 10 años transmitió el medio.

Cuando en 2004 surgió el tema de colocar música folclórica por la Ley Resorte, el locutor no quiso seguir el camino fácil de transmitir canciones conocidas. “La música del llano no es esa que cantaba Simón Díaz, sino aquella que habla de una zona en la que la gente se desvirga con burras”, dijo.

Entonces, escuchó “El jala bolas” de Rafael Garrido, un tema que habla de un adulador a toda hora y se vanagloria de eso. “Así pensé que la línea de la emisora tenía que ir en ese sentido”.

Surgió de ese modo un espacio en el que diariamente se transmitía música llanera con doble sentido, como por ejemplo, la escena que detallaba la vida en una finca en la que un par de trabajadores tenía que rendir cuentas a un capataz que, a su vez, cumplía las órdenes de un jefazo que nunca daba la cara. Una obvia alusión a la política nacional. “Criticamos tanto al oficialismo como a la blandenguería ante los planes para doblegarnos e imponer la dictadura”, aseveró.

En octubre de 1990, Ces también inició junto con Guillermo Zambrano Rockadencia, uno de los programas emblemáticos de la emisora. El productor se enorgullece al asegurar que en ese espacio moldearon el gusto de varias generaciones. “Además, somos los responsables de que en la radio se hablara como la gente normal. Antes todos eran como Iván Loscher”.

En el programa sonaron grupos como Oasis, Depeche Mode, Metallica, Foo Fighters, AC/DC. Desde lo más clásico hasta la vanguardia, sin dejar a un lado a grupos nacionales. “La primera vez que sonó Caramelos de Cianuro en radio fue con nosotros. Fue con un cassette, en un reproductor al que le colocamos el micrófono para que saliera al aire”, recuerda Ces, quien ahora conduce el programa junto con Miguel Carrasco.

“La 92 fue mi escuela”, dice Tom Monasterios, conductor de El monstruo de la mañana, que comenzó en la emisora en 1997 como productor y guionista del programa cuando era presentado por Luis Chataing; también está a cargo de El último round (por el que pasaron Ana María Simón y Henrique Lazo) y El show de la gente bella.

“El slogan 100% libre se practicaba. Nunca nos censuraron y muy pocas veces, en casos muy puntuales, nos pidieron mesura”, explica el comunicador, que considera que el cierre de 92.9 es retaliación política.

Pero no solo una escuela. Para los adolescentes de los años noventa, la 92.9 creó espacios de manifestación y encuentro. Marcó, además, un antes y un después en las transmisiones radiales en el país al darle un lugar privilegiado al lenguaje callejero, al pop rock y a la diversidad.

Joaquín Ortega también se formó en la emisora. El conductor de La hora verde fue productor y guionista de espacios como Macho y no mucho y El último round. También fue talento de El show de la gente bella.

“La 92.9 fue fundamentalmente creativa y libre. Le abrió espacio al lenguaje de la calle”, dice. Ortega recuerda que fue esa emisora la que marcó un precedente al presentar a un hombre abiertamente homosexual y a otro machista en Macho y no mucho.

Los noventa de la 92. En los años noventa, 92.9 celebró cada aniversario con un gran concierto en el Poliedro de Caracas. Aunque la fecha de inauguración de la emisora era en noviembre, se aprovechaba el feriado del 5 de julio. Cypress Hill, King Changó, Desorden Público, Los Pericos, The Noise, Los Amigos Invisibles, entre muchas otras, fueron algunas de las bandas con las que la estación radial cantó cumpleaños. Las entradas costaban entre 7 y 11 bolívares.

Las efemérides de sus programas eran un poco más pequeñas, pero no menos ambiciosas. El show de la gente bella, por ejemplo, transmitía en vivo desde la sala Anna Julia Rojas en el antiguo edificio del Ateneo de Caracas, o desde la plaza Alfredo Sadel. Guillermo Tell Troconis sopló las velas del primer aniversario de La hora del gato junto con su “patota” en el Poliedro, con Los Gusanos y Zapato 3.

En 1994 se realizó el primer concurso Garganta Radioactiva. Sin saber qué era un reality, la 92.9 produjo uno e innovó en la manera de buscar talentos para la radio. A la convocatoria asistieron más de 1.200 jóvenes. El ganador de esa edición fue el periodista Manuel Sáinz Llamas, quien luego pasó a ser locutor y, más adelante, coordinador de producción.

“Ese año fue el resurgir de la radio juvenil en el país. A partir de ahí coincidimos muchos jóvenes desconocidos con ganas de hacer cosas creativas: Anabelle Blum, Érika de la Vega, Luis Chataing, entre muchos otros. Siempre nos manejamos con criterios de producción elevados”.

Guillermo Tell se siente orgulloso de lo logrado con La hora del gato, programa que tuvo gran éxito en los noventa cuando se transmitió por 92.9 entre junio de 1994 y diciembre de 1997. “Los chamos no tenían chance de hablar y el espacio se convirtió en una terapia grupal. Los jóvenes me veían como a un hermano mayor al que podían contar sus problemas”, evoca.

Pero todavía hay 92.9. Los programas de la emisora encontraron su espacio en Internet. En tunein.com se podrán escuchar La hora verde,RockadenciaEl último round y El monstruo de la mañana, entre otros.


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