Juanes concierto

La vida cotidiana de Juanes transcurre entre Miami y su casa en las afueras de Medellín. Rodeado de naturaleza y en un clima que tiende al frío, con un espejo de agua en la entrada y un paisaje de montañas para admirar desde las ventanas. A ese refugio suyo invitó durante días a grupos de amigos cercanos y periodistas de medios internacionales y locales.

Lo hizo, aunque no es muy dado a abrir de par en par su intimidad de la que su casa hace parte, en coherencia con el título del álbum Vida cotidiana. En él volvió a ser el Juanes que todos conocen, el que saca de sus vivencias diarias el material para sus canciones, el que conecta con la gente contando, por ejemplo, que llegó un momento en el que no supo cómo tratar a su hija mayor cuando era una adolescente de 17 años (ahora tiene 20) y que solo cuando entendió que se estaba equivocando con ella tuvo el valor para convertir en canción una disculpa.

Esa disculpa, que ahora se extiende a sus otros hijos y a los hijos de quienes la oigan, se titula «Vida cotidiana». Es la que le da nombre al álbum y no es la única composición en la que Juanes pone lo que es él, lo que pensó y sintió a lo largo de un período de tiempo que comenzó con la pandemia, en su casa, encerrado.

Y no le da miedo ni pena ni timidez contar y explicar por qué cada canción. Ni la que es prueba de que su matrimonio tembló por un momento durante esos duros meses («Cecilia»), ni aquella en la que levanta su voz de protesta por las desapariciones («Canción desaparecida») o las causas sociales que tanto preocupan al país («Mayo»).

Juanes venía de haber presentado un álbum, Origen, en el que se le vio vestido de roquero de los 80, de beatle y de muchos otros personajes, en referencia a la música que lo marcó. Ahora vuelve a ser él, más íntimo, y con el sonido que lo hace inconfundible.

En su encuentro en una charla posalmuerzo con amigos y periodistas, previa al lanzamiento del álbum, relató cómo incluso ver a las víctimas del conflicto hablando de reparación o el tema de las marchas que tanto afectaron a cada ciudadano en el país entre 2019 y 2021 le arrancaron canciones. Y dijo que había decidido producir Vida cotidiana con la fuerza y los mensajes definitivos que quisiera dejar si acaso fuera su último álbum. Espera que no, aclara, pero, por si acaso…

El cantante habló con El Tiempo. Y el tema del comienzo fue la razón de haber abierto su casa. “Creo que el álbum tiene mucho de intimidad. Realmente fueron canciones escritas durante la pandemia, que hablaban mucho de esas relaciones personales, de lo que es la vida, la cotidianidad, los sentimientos, amores y desamores, encuentros y desencuentros con mis hijos, con mi esposa, con Colombia y el mundo. En ese contexto me parecía extraña la idea, pero después sentí que sería bonito hablar de estas canciones desde mi casa. Siento que me hace más liviano. Me siento cómodo pudiendo contarte de dónde vienen cada una y todos esos sentimientos que he vivido, porque al final es la realidad de mi vida.

—El video de «Canción desaparecida», aún pendiente de estreno, es duro: aparece Juanes herido y su artista invitada, Mabiland, está “muriendo” en escenas. Muchos de sus primeros espectadores quedaron impactados y conmovidos por la letra.

—Desde el título de la canción te podrás imaginar un poco de qué va. «Canción desaparecida» es como una necesidad, como un grito en el alma. Tenía hace rato la intención de volver a escribir una canción social y en este caso hablamos de desaparecidos en Colombia. El año pasado y el antepasado, por alguna razón, empecé a ver algunas transmisiones. Veía victimarios y víctimas, algunos todavía no encuentran a sus familiares. Eso me partió el alma. Cuando empezamos a pensar en el video, queríamos una historia real. Y recordé una de una niña que iba para la escuela (y vivió una tragedia), narré esa historia que me pareció muy fuerte. Mabiland aparece con un tiro en la frente y yo, con un tiro en el pecho. Eso significa que nosotros también estamos como almas desaparecidas. Y es como un llamado a que la memoria no se pierda. Lo que hemos vivido ha sido horrible y es importante que en Colombia algún día podamos superar esta situación.

—En otras épocas abrazó muchas causas sociales importantes. Tanto que la gente, acostumbrada a esto, ya quería forzarlo a pronunciarse en ciertos momentos duros del país. Sin embargo, ahora con las letras de estas canciones esa posición suya sale más natural…

—Lo siento así. Las canciones sociales y las canciones en general no nacen cuando la gente dice: “Hazte la canción” o “habla sobre esto o aquello”. Las cosas vienen cuando tienen que venir. Y también el silencio es un derecho. Hacía años no componía una canción social porque no me salía. Era como un bloqueo, pero siento que cuando comencé a hacer este álbum me planteé una idea que es medio extraña. Me dije: ¿y si este es mi último álbum, por alguna razón en la vida…?

—Suena fuerte.

—Sí, suena fuerte, pero no lo veo así. Entonces, dije: si fuera mi último álbum, ¿qué pondría en él? Tenía que ser algo que mostrara al cien por ciento lo que estoy sintiendo, lo que pienso, lo que he vivido y no solo con mis hijos y mi familia, sino con mi país. También por eso quería hablar de esos temas sin miedo. Esto no es activismo político, ni mucho menos. No me interesa. Esto es una manera de narrar una historia desde el arte y desde la música para que haya, de alguna forma, una memoria. Y que alguien pueda ver el video algún día y escuchar las canciones con la esperanza de que esto algún día pueda cambiar.

—Pasando a temas más dulces, ¿cuál es la canción más dulce de Vida cotidiana?

—Hay mucha dulzura y nostalgia en el álbum. Creo que «Vida cotidiana» tiene dulzura. Es una canción que les ofrece disculpas a mi hija y a mis hijos, por no entender a veces lo que significa ser adolescente y comportarse como adolescente. Uno, como padre de familia, no necesariamente entiende lo que está pasando a pesar de que también lo vivió. Ese desprendimiento, de pasar de ser el niño de la casa a ser el adolescente a veces lleva a peleas. Y es algo fuerte, pero también es hermoso, porque es lo que hace a una familia. Hay un crecimiento y la familia se construye también con los problemas.

—Y está «Cecilia».

—Es una canción que le hice a mi amada y adorada Karen Cecilia. Porque en algún momento del covid tuvimos una discusión muy fuerte, en la que pensamos que de pronto esto no iba a seguir. Y «Cecilia» es esa canción de reconciliación, de amor, de bailar juntos esta vida. Además, está Juan Luis Guerra cantando conmigo. Ha sido un honor inmenso cantar con él.

—Hay otro título que genera curiosidad: ¿cuáles son los «Amores prohibidos» de Juanes?

—Durante el covid, un día me desperté en la mañana, leí un artículo en un periódico, escrito por una mujer, que decía: “¿Qué va a pasar ahora que estamos todos encerrados con esos amores prohibidos, con la gente que tiene esos amores por fuera de la casa y no puede salir?”. Eso me dio mucha risa. Realmente me pareció chistoso y dije: quiero componer una canción sobre esto. Empecé a escribirla, pero inicialmente era una cumbia. Después le puse guitarra eléctrica y luego le puse un sonido diferente. A lo mejor esa canción tenga muchas lecturas, pero es que los amores prohibidos son parte de la vida, los he tenido, los tendré, los tengo…

—A lo largo de su trayectoria ha hecho álbumes con sonidos más experimentales. Pero el consenso, con este nuevo álbum, es que hay una vuelta al sonido que lo ha identificado siempre.

—Para mí es importante seguir construyendo el sello de mi música. Siento que en este álbum he podido abrir otras puertas y entrar a otro lugar de la armonía musical para darles cierta variedad a mis canciones. Pero tampoco quiero hacer música que no sea de mi estilo. Cuando digo experimentar, quiero tomar elementos de la cumbia, por ejemplo, mezclarlo con guitarra eléctrica, o pensar en el bajo del vallenato y cantar como en el son cubano, son unas mezclas que solo están en mi cabeza. Pero si escuchas la canción sabes que están ahí. Pero tienen capas que hacen que llegue ahí.

—El disco anterior fue como si jugara a ser los artistas que influyeron en su sonido, les hacía un tributo, este es de Juanes volviendo a ser él mismo.

—Ese disco, Origen, fue importante porque fue el preámbulo perfecto. En Origen quise irme a visitar las canciones de mi infancia y juventud y hacer estas versiones. Pues encontré el sonido con el que me presento realmente, que es el sonido más en vivo, más del rock. Y justo cuando terminé de grabarlo, a las tres semanas estalló el covid. Y me preguntaba qué hago. Y me puse a componer y pasé más o menos un año componiendo, pero ya más inspirado en lo que había pasado con Origen. Eso me ayudó mucho a volver al camino.

—Y aún, tantos años después, sigue siendo para muchos el artista de «La camisa negra». ¿Qué tanto influye esa canción en usted ahora?

—Mucho. Cuando voy por la calle o en el aeropuerto, la gente dice: “Ahí va el de ‘La camisa negra”, además porque casi siempre me visto de negro. Y me da como risa. Es una canción que amo. Sin embargo, no he vuelto a hacer una canción así, porque no quería sentarme a componer una canción “como” «La camisa negra«. Porque fue algo espontáneo, de un momento único que pasó en el tiempo y no quiero ponerme a repetirlo porque, supuestamente, es lo que funciona. No estoy haciendo música para seguir una tendencia o darle gusto a nadie en particular. Quiero hacer las canciones que me nacen del alma, y en este momento me salen estas canciones. Quizás en algún momento me salga algo natural así como «La camisa negra», pero por ahora me encanta tocar esa canción en vivo, me encanta ver a la gente disfrutarla.

—¿Cuándo comenzará a presentar este álbum en concierto?

—Vamos a comenzar por Europa después de mediados de año, luego estaremos en México y en el Festival Cordillera, en Bogotá. Después vamos a tocar en el fin de año en Estados Unidos. El año entrante ojalá pueda ir por el resto de Colombia.

—Y aunque dice haber hecho este álbum como si fuera el último, ¿aún le quedará alguna canción soñada?

—Como decía Joaquín Sabina, la canción soñada es la que todavía no he podido componer. Sigo buscando la canción soñada, no sé cuál es, pero me mantiene con ganas de seguir.


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