“Señora espere un momento que acaba de aumentar el precio del medicamento”, le dijo por teléfono la encargada de una farmacia a una mujer que preguntaba cuánto costaba la azitromicina de 500 mg. Segundos antes la empleada le había dicho que un blister de 3 cápsulas estaba en 6,1 millones de bolívares. 

“¿Cómo que acaba de aumentar?”, preguntó angustiada. “Sí, a 6,9 millones de bolívares”, respondió la empleada. La mujer decidió llamar a otro establecimiento de esa misma red de farmacias y volvió a preguntar por el antibiótico. “Son 3,3 millones de bolívares por 3 cápsulas”, le informó la trabajadora. “¿Cómo es posible que en una misma cadena tengan diferentes precios?”. La empleada argumentó que seguramente había llegado mercancía con precio nuevo a la otra sucursal. 

El cambio brusco de precios es el principal síntoma de los países envueltos en procesos hiperinflacionarios, dijo el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica: “En hiperinflación el sistema de precios se destruye y es normal encontrar varios precios de un mismo producto”.

En octubre de 2017 Venezuela entró en hiperinflación. Alcanzó por primera vez en su historia la barrera de 50%. La racha siguió en mayo pasado: la inflación del mes fue de 110,1% y la acumulada subió a 1.995,3%, según cálculos de la Asamblea Nacional.

Ángel Alvarado, economista y miembro de la Comisión de Finanzas del Parlamento, señaló que la inflación es tan alta que los precios cambian cada vez con más frecuencia. “Antes, la gente ajustaba los precios cada mes, después cada 15 días y ahora estamos en un ritmo semanal, incluso diario, porque la inflación se ha ido acelerando. Los precios están subiendo 2,5% diarios”, dijo.

En el mercado de Chacao el kilo de pollo costaba la semana pasada 3,57 millones de bolívares. Un trabajador del frigorífico indicó que en junio el precio aumentó 4 veces. “La primera y la segunda semana subió un millón de bolívares, la tercera 500.000 y esta vez 200.000 bolívares”. Agregó que las ventas cayeron 75% en 2 años. “La gente compra pocas cantidades y aún así gasta un dineral”, afirmó.

La economista Sary Levy alertó sobre los efectos de la situación: “La hiperinflación ha provocado un deterioro continuado y abismal del nivel de vida de los ciudadanos. Además, según el sector agropecuario, hay una reducción sustancial de los cultivos y todo lo que tiene que ver con alimentos, por lo que la oferta será mucho más baja. Todo indica, y asusta, que pueda llevarnos a una hambruna como las sucedidas en otros sistemas socialistas”. 

Los consumidores diariamente dan fe de ello. Una mujer, que estaba el viernes pasado en el mercado de Chacao, lo expresó claramente: “La calidad de vida de los venezolanos ha desmejorado. Ahora uno compra para amortiguar, no para alimentarse de verdad”. 

Un hombre la interrumpió y añadió: “Antes comía pollo prácticamente cada día y ahora dos veces a la semana”. 

Las historias se repiten una y otra vez debido al incremento acelerado de los precios. Otra consumidora aseguró que compra “solo un kilo de carne y lo rinde para todo el mes”. En el mercado de Chacao el kilo de mechada costaba 5,5 millones de bolívares. 

“Me siento mal porque hay precios nuevos cada vez que voy a comprar comida”. Aseguró que  su salario de 20 millones de bolívares y la pensión que percibe al mes no son suficientes. “Mi esposo compra el café en Catia donde lo consigue más barato”.

El 31 de mayo se necesitaban 25,14 millones de bolívares para poder comprar por lo menos 9 de los 60 productos que integran la canasta alimentaria: un cartón de huevos, un litro de leche, un kilo de carne mechada, de pollo, de queso guayanés, de jamón de pierna, de café, de azúcar y de pasta.

El viernes pasado, un mes después, se requería el doble –50 millones de bolívares– para adquirir esos 9 productos.

El economista Ronald Balza Guanipa explicó que a medida que la hiperinflación se hace más severa los precios suben a una velocidad tan vertiginosa que los productos terminan siendo comprados por unos pocos, que tienen acceso a divisas y pueden venderlas a cambio de bolívares.

Recordó las causas que condujeron a Venezuela a la hiperinflación: la emisión monetaria acelerada y la caída de la producción de muchos rubros. “El déficit fiscal genera un problema si es financiado con emisión monetaria. Y tener una política tan agresiva, que estaba desmantelando los sistemas de producción públicos mientras se destruían los privados, pues no podía causar sino la caída de las importaciones y de la producción”, agregó. 

Alvarado refirió que la hiperinflación es siempre un fenómeno fiscal: “Es cuando el Estado mantiene un déficit sumamente elevado, por encima de 10%, y se hace insostenible”. 

El Banco Central de Venezuela está financiando el déficit del gobierno al prestarle directa o indirectamente. “El déficit termina generando inflación. Se emite una gran cantidad de dinero y la gente empieza a buscar bienes que no están en los anaqueles; eso lleva el valor del dinero a cero y los precios al infinito. Por eso hay que resolver el problema fiscal”, insistió. 

Henkel García, analista financiero y director de Econométrica, aseguró que los procesos hiperinflacionarios son devastadores para todos los actores económicos. “Los empresarios están expuestos a una pérdida de inventario y descapitalización importante, lo que a su vez se refleja en menos productos disponibles. Esto no se detendrá hasta que se aborde con seriedad la crisis económica”, advirtió.

En esa misma línea, Luis Vicente León, economista y presidente de Datanálisis, indicó que la hiperinflación es un fenómeno que continúa hasta que se detiene con un cambio profundo del modelo y se rescata la confianza de los agentes económicos. Sin embargo, el modelo económico que ha implementado el gobierno es cerrado y controlado. 

“La repuesta del gobierno ha sido controlar más, sin darse cuenta de que el problema no es que haya controlado mal, el problema es que ha controlado y ya”, afirmó. 


Sugerencias para frenar la escalada de precios 

1. Publicar las cifras oficiales. El economista Ronald Balza Guanipa declaró que como primer paso para controlar la hiperinflación el gobierno debe difundir los números de inflación, los últimos son de 2015. “Es lo que permite hacer una evaluación sobre la gravedad de la situación. También hay que elaborar una planificación que incluya la ayuda de otros países”. Y es esencial contar con asistencia financiera internacional.

El economista y diputado Ángel Alvarado coincidió en que es necesario conseguir financiamiento externo o un rescate financiero que permita  el serio problema que vive el país.

2. Política fiscal transparente. Balza señaló que la política fiscal  debe ser clara y transparente. Se deben hacer importantes recortes, pero no en el gasto social, sino en “los muchos gastos que el gobierno ha estado haciendo y de los que no se tiene información”. 

3. Aumentar la producción. Es básico que haya claridad en el tipo de relación entre los sectores público y privado, de modo que se incremente la inversión y la producción, dijo Balza. “Sin eso no es posible que el país tenga una oferta suficiente de productos”.

Con el aumento de la actividad productiva se podrá generar una abundante oferta de buena calidad, que llevará a la reducción de los precios. 

4. Liberar el mercado cambiario. Economistas sostienen que es indispensable levantar el control de cambio para lograr un equilibrio en el mercado y quitar la presión del dólar paralelo sobre los precios. 

Botellón de agua (20 litros)

A mediados de mayo lo expendían en 200.000 bolívares. 15 días después aumentó a 400.000 bolívares y la semana pasada costaba   700.000 bolívares, promedio, lo que representa un alza de 250% en menos de 2 meses..

Kilo de café

El kilo de café en el mercado de Chacao costaba el viernes pasado 18 millones de bolívares. La semana anterior 16 millones de bolívares y el 31 de mayo 8 millones de bolívares. Un aumento de 125% en un mes.

Té helado en polvo 

El sobre pequeño estaba en 400.000 bolívares hace 3 semanas y el sábado pasaba del millón de bolívares, lo que equivale a un repunte de 150%. “Siempre lo compro porque me gusta mucho, pero lo devolví cuando vi el precio nuevo”, dijo una consumidora. 


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