Estados Unidos sobrepasó en noviembre, por primera vez desde 1970, la barrera simbólica de los 10 millones de barriles de petróleo extraídos diariamente, según la Agencia Estadounidense de Energía. La producción de crudo llegó en promedio a 10,038 millones de barriles diarios, 4% más que en octubre.

La cifra está justo por debajo del tope de noviembre de 1970, que se ubicó en 10,44 millones de barriles por día y representó un punto de inflexión en la producción estadounidense, que desde entonces se replegó progresivamente hasta descender por debajo de 4 millones de barriles diarios en 2008.

Estados Unidos compite ahora con Rusia, que según la EIA producía 10,55 millones de barriles en 2016, y Arabia Saudita, que ese mismo año extrajo en promedio 10,46 millones de barriles. Esos dos países –junto con los socios de Riad en la Organización de Países Exportadores de Petróleo– se han comprometido desde entonces a limitar su producción con el objetivo de restringir la oferta en el mercado mundial y de esa manera intentar impulsar los precios.

La estrategia ha dado sus frutos: la cotización del petróleo en Nueva York y Londres rebotaron la semana pasada a su más alto nivel desde 2014. Ayer, los precios del petróleo intermedio de Texas y del Brent subieron 1,65% y 0,81% respectivamente, para situarse en 65,80 dólares y 69,61 dólares alentados por informes sobre un  equilibrio en el mercado entre oferta y demanda.


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