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Los latinos y los afroamericanos de Estados Unidos invirtieron más que los blancos en las criptomonedas con la ilusión de una riqueza rápida y mucho más equitativa, sueño que se ha hecho trizas para muchos después del desplome de estas divisas digitales.

Bitcoin, la criptomoneda más popular que en noviembre del año pasado valía más de 67.000 dólares, ronda este mes los 20.000 dólares.

Similares caídas se registran en Ethereum, que pasó de valer más de 4.800 dólares en noviembre a menos de 1.000 dólares en junio, o en Dogecoin que pasó de 33 centavos de dólar en agosto de 2021 a 5 centavos de dólar en junio.

Según informe de la firma Morning Consult, tras preguntar en junio a más de 4.400 adultos, aproximadamente 25% de los encuestados negros e hispanos dijeron que tenían criptomonedas, en comparación con solo 17% de sus homólogos blancos.

«Los inversionistas que pertenecen a minorías, negros, latinos y LGTQ son, y de lejos, mayoritarios en el mercado de las criptomonedas, y han invertido en ellas porque las instituciones financieras los ha tratado injustamente. Estas minorías no han conseguido los préstamos que necesitaban y si han solicitado crédito, no han obtenido todo el que necesitan», explica a Efe el profesor de la Universidad de Nueva York John A Ladyzinski.

A las familias afroamericanas, con mayor frecuencia que al resto de la población, se les niegan hipotecas para poseer una casa, bien que durante mucho tiempo se ha considerado la clave del éxito financiero.

La desigualdad económica también se sigue viendo en este país en la riqueza media de un hogar. Según  encuesta de 2019 de la Reserva Federal, las familias blancas tienen riqueza promedio de 188.200 dólares mientras que las familias negras e hispanas presentan cifras mucho más bajas: la riqueza promedio de las familias negras es de 24.100 dólares, mientras que la de las hispanas es de 36.100 dólares.

Ladyzinski apunta que para las minorías es muy fácil invertir en esas divisas del siglo XXI porque no tiene que pasar por un tercero para que les apruebe.

Es una inversión que se puede hacer independientemente del historial económico de la persona, de si es indocumentado o del tipo de visado que tenga. Además, no se necesita un depósito ni hay que pagar unas tarifas mínimas, y tiene la ventaja de que se puede enviar esta moneda a otra persona de manera barata y sencilla.

«Es fácil invertir en criptomonedas. Hay intercambios como Coinbase, que lo hace muy fácil, pero esa no es la única forma en que se puede invertir. Hay cajeros automáticos de criptomonedas, específicamente cajeros automáticos de Bitcoin, donde se puede depositar efectivo y conseguir una criptomoneda», detalla el experto.

No obstante, también señala que el hecho de que estas monedas no estén reguladas por un banco central también se puede traducir en que haya más estafas.

En lo referente a la caída libre de las criptomonedas que se ha visto esto en los últimos meses, Ladyzinski apunta que este colapso probablemente haya afectado a los inversionistas de las minorías mucho más que a otros inversionistas.

El profesor dice que desde que introdujo las criptomonedas en su temario se ha dado cuenta de que por lo general la gente sigue sin entender la gran volatilidad que hay en este tipo de inversión.

«La criptomoneda es muy volátil, obviamente uno no debe invertir dinero que no pueda permitirse perder. Pero hay países que miran las criptomonedas y las ven como bastante estables», y pone el ejemplo de Venezuela, donde la tasa de inflación calculada por el FMI será este año de 500%, la más alta del mundo.

Ladyzinski también señala que otra ventaja de esta divisa, sobre todo para los que tienen familia en otros países, es que es muy fácil enviar dinero, siempre y cuando la otra persona tenga una billetera electrónica, porque otros servicios de trasferencia como puede ser Western Union tienen una comisión muy alta.


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