La palabra molestia se queda corta para describir el estado de ánimo de los comerciantes de los mercados municipales de Quinta Crespo y Guaicaipuro, al ser obligados a rebajar el margen de ganancia a 10%, 15% y 20%, cuando la Ley de Precios Justos establece como tope 30%. Coinciden en que los ajustes de precios realizados por la Superintendencia de Precios Justos agudizará la escasez de alimentos.

El mercado de Guaicaipuro estaba tomado ayer por la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana, un día después que la Sunddedesplegara un operativo de fiscalización y ordenara a los vendedores bajar los precios entre 10% y 20%.

Mientras los guardias nacionales custodiaban la cola que hacían los consumidores para comprar el pollo entero al precio nuevo fijado por la Sundde de 24.500 bolívares el kilo, los policías nacionales recorrían los pasillos y las entradas del mercado.  

La mayoría de quienes formaban la cola eran trabajadores de la zona y amas de casa. Todos aguardaban con incertidumbre, no sabían si realmente alcanzarían a comprar el pollo porque se rumoraba que se había terminado.

El encargado de un frigorífico afirmó que el precio fijado para la venta del pollo no es rentable porque los proveedores lo comercializan en 21.000 bolívares el kilo y la ganancia de 3.500 bolívares por cada kilogramo de pollo vendido no le es suficiente para pagarles a los empleados y cubrir los gastos del local.

Manifestó que debido a la imposición de precio del kilo de pechuga (26.500 bolívares), muslos (26.500 bolívares) y alas (26.000 bolívares) tomó la decisión de no vender el pollo despiezado para evitar mayores pérdidas. “Nunca se había visto que el muslo y la pechuga cuesten lo mismo, ni que la diferencia entre el precio de la pechuga y el ala sea de 500 bolívares”, dijo.

Con relación a la distribución de pollo, el comerciante indicó que es muy inestable. “En este momento para la venta solamente tenemos muslo de pavo en 52.000 bolívares el kilo y huevos de codorniz en 35.000 bolívares la bolsa pequeña y 70.000 bolívares la bolsa grande”.

En los mercados de Quinta Crespo y Guaicaipuro no están vendiendo carne de res. Al preguntarle a uno de los carniceros por la ausencia del producto en las neveras el comerciante dijo: “Aquí tienes el resultado de la regulación en el precio de la carne”.

Otros de los comerciantes afectados por las medidas de la Sundde son los que tienen puestos de charcutería. “Si la imposición de precios de la Sunddecontinúa, yo cierro mi negocio”, afirmó la dueña de un local en el mercado de Guaicaipuro a quien obligaron bajarle 20% al margen de ganancia de los pocos productos que posee en inventario.

En Quinta Crespo un vendedor afirmó que de forma arbitraria los fiscales de la Sundde los obligaron a bajarle 15% al margen de ganancia de la charcutería y 20% al queso blanco. “No vamos a vender más queso duro porque con 10% de ganancia es difícil reponer el inventario. Actualmente los proveedores lo venden en 80.000 bolívares”, afirmó.

Agregó que los funcionarios no tomaron en cuenta los gastos operativos que posee la charcutería. “Una bobina de plástico para envolver la bandeja cuesta 900.000 bolívares, las bolsas cuestan 600.000 bolívares y el alquiler del cubículo subió más de 60% en 2 meses. Eso no lo consideraron al imponernos el ajuste”.

Elevadas multas. En Quinta Crespo los vendedores de pescados también manifestaron su indignación y asombro ante una medida, sin justificación, que tomaron los fiscales de la superintendencia. Todos los expendios de pescado fueron multados con 1,5 millones de bolívares.

La superintendencia también ajustó el precio del atún bonito a 11.830 bolívares por kilo. Uno de los trabajadores de un expendio de pescado dijo que lo está vendiendo a pérdida porque el kilo lo compró en 30.000 bolívares al proveedor. “Los fiscales llegaron y ni pidieron factura, ya no venderemos ninguno de los pescados a los que el Sundde les fijó precio de venta”, puntualizó.

Otro vendedor, al igual que su compañero, dijo que para evitar confrontaciones con la superintendencia no venderá ninguno de los pescados que aparecen en la lista de ajuste de la Sundde. “Para vender a pérdida, prefiero quedarme en mi casa o irme a la playa. Venderé los pescados que no están regulados hasta que el gobierno decida fijarle precios de venta a todos”.


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