Es cierto. La idea no es del todo nueva. Se remonta a finales de los 80 y no con un científico, petrolero o investigador, sino con Phillip McCrory, un estilista de Alabama que quedó absolutamente devastado, según su relato, después de haber visto en televisión cómo una nutria, cubierta de una densa capa negruzca, intentaba flotar en las prístinas aguas de Alaska. ¿Cómo era posible? El animal estaba completamente cubierto de petróleo, pero un halo de incuestionable pulcritud lo rodeaba. ¿A qué se debía ese singular hecho? La respuesta no tardó en llegar: tenía que ser su capa de pelo.

De esta manera, concluyó que este podía aprovecharse para absorber cualquier derrame contaminante y, en un dos por tres, diseñó un prototipo que llegaron a testar hasta los científicos de la NASA. Al fin y al cabo –razonó por entonces McCrory– si los humanos pasan media vida aplicándose champú para eliminar la grasa de su cabello, ¿por qué no aprovechar esas mismas melenas para eliminar vertidos de crudo? Y esto es precisamente lo que, desde hace 2 meses, hace Proyecto Sirena en Venezuela, específicamente en el estado Zulia, pero con miras de colaborar en cualquier zona del país que lo requiera.

Selene Estrach, fundadora de Proyecto Sirena

De la alerta y la mitología

Selene Estrach, fundadora de Proyecto Sirena, se identifica como ciudadana del mundo. Nació en Argentina, pero es tan venezolana como el sancocho de guaraguara típico de Monagas, estado que –asegura– fue su primer hogar. Tiene 28 años, pero desde que entró en la adolescencia, un llamado hacia la ecología supondría su presente y, por supuesto, su futuro. Con apenas 15 se unió a Meven (Movimiento Ecologista Venezolano) y hoy día, a pesar de también haber estudiado Artes, Letras y desempeñarse como educadora virtual y madre, sus ideales siguen siendo los mismos: salvar el planeta.

Paradójicamente, sus padres, reconocido petroleros, fueron el punto de partida en este camino. Siendo testigo del día a día en sus trabajos, entendió que quería intentar cambiar el entorno. Vivir en la periferia de las ciudades y tener una entrañable relación con la naturaleza le enseñaron a valorarla desde pequeña. Cuando logró ser parte de Meven, única organización en la que ha militado permanentemente, se dio cuenta de que se podían hacer grandes cosas.

No se equivocó. Sin embargo, no fue sino hasta que se estableció en Maracaibo hace 6 años que su vida o, mejor dicho, su misión de vida, cobró un nuevo sentido. Reforestar mangles, proteger y reinsertar a sus hábitats especies en peligro como mapaches, toninas, nutrias y manatíes, así como recolectar plástico, fue el principio. La escandalosa proliferación de lemna (o lenteja verde) y los constantes derrames de petróleo sobre el Lago motivaron el nacimiento de Proyecto Sirena.

«Nacimos oficialmente el 29 de agosto de 2023″, dice Selene, inspirada en la labor de Matter of Trust (MOT), una organización sin ánimo de lucro fundada en 1998 por Lisa y Patrice Gautier con un propósito claro: aprovechar un recurso natural (el pelo) para plantar cara a problemas ambientales de primer nivel (la contaminación).

«Las sirenas son una alerta, nos hablan de un estado de emergencia», subraya Strach con respecto al nombre. «Queremos que la gente sepa que no es el planeta el que está en peligro de extinción, es la humanidad. La Tierra vivió millones de años antes que nosotros y seguirá existiendo a pesar de».

“Lo que está en peligro son las condiciones de vida y debemos tomar acción”

Pero la mitología define a las sirenas como las guardianas de las aguas. «Lo que estamos desarrollando en el Lago de Maracaibo, por ejemplo, tiene que ver con la protección de ecosistemas acuáticos y marinos, uno de los más importantes en el planeta. ¿Sabían que en el océano existe un porcentaje mucho más alto de oxígeno y procesamiento de dióxido de carbono? No es en los árboles como se ha estimado. Eso fue lo que nos impulsó a tomar el nombre», afirma.

MOT, Proyecto Sirena y el Lago de Maracaibo

Ejemplo de los dispositivos de cabello elaborados por la organización Proyecto Sirena

Para Selene y equipo de, por ahora, 5 personas, la organización internacional ha servido de inspiración porque, apenas presentaron el proyecto ante las autoridades pertinentes, se contactaron con ellos y comenzaron, sin pausa pero sin prisa, la asesoría y el acompañamiento en el proceso de la creación de los dispositivos que más se adecuarían para intentar resolver lo que ocurre sobre las aguas del Lago.

Así pues, MOT, que existe desde el año 98, está presente en 33 países y tiene 107 partners alrededor del globo, les facilitaría el «secreto» del éxito de sus cilindros de pelo capaces de frenar dramáticamente los derrames de, en este caso, petróleo y otras sustancias tóxicas. «Nos dimos cuenta de que no necesitaríamos tecnología sino materia primera, de allí la facilidad y la sustentabilidad de este proyecto», ataja su fundadora.

Actualmente, existen dos tipos de dispositivos que ayudan a frenar desastres químicos. Los primeros son las alfombras de pelo, un proceso más industrializado. Con una máquina, parecida a las de hacer fieltro, el pelo (de entre 10 y 15 cm) se introduce y ésta lo aplana y teje hasta crear algo parecido a un drelo o rasta pero mucho más grande. Luego se corta y modifica para ser usada como una esponja 100% efectiva para absorber sustancias. Se ubica en las orillas, sobre todo, de litorales o costas. En muchos países, de hecho, se disponen en los muelles asemejando las estructuras de los aires acondicionados: se colocan en jaulas delgadas alrededor del atracadero y éstas van evitando que los aceites en las aguas se expandan.

Ejemplo de las «salchichas de pelo» elaboradas por Proyecto Sirena en los laboratorios de la Universidad del Zulia

Los segundos, describe, fueron los elegidos específicamente en Proyecto Sirena y se adaptan mejor a sus planes tanto a corto como a mediano plazo. «Son barreras que se usan mucho más dentro del agua», explica.

“Queremos ir a las manchas profundas para dispersarlas. No darles oportunidad de nada”

Son unas salchichas gigantes, dice, reiterando la facilidad de su fabricación. «Usamos una malla tubular parecida a la tripa que se usa para hacer las salchichas, pero en vez de carne, se rellena con pelo». El resultado es un tubo que, enganchado junto a otros similares y entremezclado con boyas, logran flotar exitosamente encerrando la marcha y absorbiéndola.

Proyecto Sirena: buscando validez científica

La sencillez del proceso ha jugado negativamente para Proyecto Sirena poniendo en tela de juicio su efectividad. Expertos creen imposible un buen funcionamiento de este tipo de dispositivos. Ante este escenario, y entendiendo las críticas e incluso la preocupación, Selene Estrach y su equipo despejan dudas.

Hay mucha desinformación, enfatizan. En Perú, por ejemplo, el fracaso más notorio en este tipo de proyectos fue debido a una falla al momento de retirar el derrame. Al parecer, cuando intentaron hacerlo se habían tardado demasiado y el crudo se secó, plastificándose. Y así es imposible de absorber. «El problema no fue el método, pero la gente a veces pone su foco en lo más obvio, exagerando y haciendo más latentes las dudas», aclara.

«En Proyecto Sirena tenemos largas semanas trabajando en los laboratorios de la Universidad de Zulia, nuestros aliados, comprobando peso, diámetro, y formas, a modo de ensayo y error, para construir nuestro dispositivo ideal», manifiesta la ecologista.  «Tenemos que hacer cientos de pruebas para que este proyecto tenga la validez científica que buscamos».

Junto con los laboratorios de la Facultad de Ciencias y Agronomía de la LUZ, elaboran un documento que tendrá rigor científico. «Será publicable y servirá para explicar el funcionamiento de todo lo que construimos».

Actualmente, tienen armados dispositivos de pelo humano, animal y sintético, que resultarían en 21 pruebas, en las que se ha comparado desde cómo flotan o si dejan residuos, si cambian el PH o alteran los valores básicos del agua, el nivel de absorción y en cuánto tiempo, hasta cómo absorben la sustancia en movimiento (simulación de oleajes) y en calma.

“Para el Lago, estamos creando el dispositivo ideal. Estandarizado y con sentido científico. Esto no es un sueño hippie, es una realidad tangible”

Para llegar a este punto tuvieron que pasar primero la aprobación de PDVSA, la Gobernación del Zulia, diversas alcaldías y el Ministerio de Ecosocialismo. Este último fue el primero en darles permiso de «volverse locos» y comenzar a recolectar y movilizar pelo alrededor del país.

«Hubo poco rechazo. Siempre hubo disposición, pero nos encontramos después con que PDVSA ya estaba usando sus dispositivos –como era de esperarse– para solventar el tema del crudo. ‘Tenemos nuestro sistema de confianza’, nos decían. No obstante, sus dispositivos sintéticos son más costosos y menos eficientes que los de nosotros, explicábamos».

Sin embargo, entre el escepticismo, y con la idea de que ellos como autoridad también pudiesen llegar a usarlos en un futuro, les permitieron actuar. Gracias a ese salto de fe, hoy Proyecto Sirena es una opción viable para mejorar ciertas condiciones del medio ambiente.   

Jornada de corte de cabello que se hizo en uno de sus espacios de recolección en Caracas, en la Universidad Central de Venezuela

Peluquerías, las mejores aliadas de Proyecto Sirena

En apenas dos meses, las peluquerías se han hecho eco de su necesidad. «No hemos invertido en advertisement o mercadeo, pero nos hicimos virales a través de TikTok simplemente porque la gente comenzó a donar su pelo», recalca Selene.

Las redes sociales se han convertido en un músculo que no solo le da visibilidad al proyecto, sino que activa la consciencia colectiva y la fibra sensible y ecológica que, según dice, todos en el país llevan dentro, no como venezolanos sino como humanos. «Somos pocos trabajando formalmente, pero cientos de voluntarios que en tan poco tiempo se han sumado a este bien llamado movimiento ecologista ciudadano. Avanzamos muy rápido y estamos conectando con nuestra responsabilidad con el mundo. En 12 años trabajando en esta área, jamás vi un comportamiento así en el país con respecto a un movimiento», añade.

«Todos pueden colaborar: peluquerías, barberías y centros de aseo animal. Cuando presenté el plan pensamos que nuestra capacidad se limitaba a buscar en Maracaibo 100 peluquerías en promedio de un año», enfatiza, dándose cuenta que en apenas 60 días lograron concretar el apoyo de 725 en todo el país, cifra que implica una recolección de alrededor 6,5 toneladas de cabello en un período de 3 meses.

«Sacando el cálculo, por lo mínimo, una peluquería recopila 750 gramos de pelo a la semana. Con 725 aliados trabajando en conjunto (no incluyendo los centros de aseo animal), se harían 1.631 dispositivos de 4 metros cada uno. En petróleo recogido, por su parte, serían 32 toneladas. Y si eso no es bastante para la gente, no sé qué lo sería», apunta.

El pelo está hecho de un 95 % de keratina y tiene la capacidad de absorber hidrocarburos, aceites vegetales y animales

Futuro prometedor

Selene Estrach confía en que el camino estará plagado de bendiciones desde Proyecto Sirena para el medio ambiente y para el país. Incluso si eso implica seguir invirtiendo con músculo propio en el proceso, cosa que hasta ahora han hecho. Se manejan con colaboraciones y aliados, pero buscan también patrocinantes de pequeñas, medianas o grandes empresas, e incluso autoridades que quieren involucrarse.

Además, se plantean la construcción de alternativas más sostenibles no solo para los dispositivos sino para el producto final, el petróleo. «Queremos utilizar bacterias para procesarlo y así convertirlo en una biomasa que puede ser usada como combustible. También soñamos con producir energía eléctrica desde el desecho», describe. El cabello, por su parte, puede ser reutilizado al lavarse o podría convertirse en algún material reciclable que contribuya a mejorar el planeta. «El pelo es un recurso ecológico 100 %».

“Lograr sustentabilidad es una meta, con ella podremos seguir salvando a Venezuela”

Miembros de proyecto sirena haciendo los dispositivos que se utilizarán en el Lago de Maracaibo

En Proyecto Sirena creen viable normalizar que el pelo llegue directamente a sus sedes. «No queremos que lo tiren a la basura. Es algo ambicioso, pero no imposible», concluye Selene Strach.

Para colaborar/donar

Ingresar en las redes sociales del movimiento. Exhortan a quienes quieran apoyar con la causa de manera independiente a llevar sus donaciones a las sedes dispuestas en sus plataformas e invitan a participar en sus jornadas corte de pelo en todo el país.

No hay especificación para donar pelo: largo, cortísimo, decolorado. Sirve el color y el tamaño que sea; pero debe ser natural (humano y animal), no sintético.

Coordenadas

Para más información sobre Proyecto Sirena, ingresar a su Instagram: @proyectosirenaorg.

Para unirse al programa, hacer click aquí.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!