Comprar ropa y calzado nuevo se ha convertido en un lujo que muy pocos venezolanos se pueden dar en su país. La mayoría de los ciudadanos no recuerda la última vez que fueron a un centro comercial para adquirir estrenos.

Si bien es cierto que la vestimenta no es un gasto fijo, es considerada una necesidad básica en todo el mundo. Un venezolano que percibe un salario mínimo (Bs. 392.546) debe trabajar más de 50 meses para adquirir unos zapatos marca Adidas en un centro comercial del municipio Chacao de Caracas, los cuales tienen un costo de 20 millones de bolívares.

Ni siquiera los ingresos de los trabajadores profesionales son suficientes para adquirir ropa. Muchos han recurrido a lugares de venta de segunda mano para tener algo “nuevo” que ponerse.

“Los únicos zapatos que compro son para mi hijo por su colegio, negros. Hace como cuatro años fue la última vez que me compré unos tenis, una Navidad. Sobrevivimos con los zapatos ‘heredados’. Tenemos familia en Colombia y ellos le mandaron a mi hijo unos zapatos Nike nuevos de allá. Si no es así, no se puede”, relató Mónica Rodríguez, de 47 años, a El Nacional Web.

El poder adquisitivo de los venezolanos se ha desplomado considerablemente en los últimos años producto de la hiperinflación. La mercancía importada frente a una devaluación del bolívar con respecto al dólar ha generado que diversos productos se vendan a costos que están por encima de los ingresos de los ciudadanos.

“Yo recuerdo que en 2013 ganaba Bs. 2.300 en mi trabajo. No lo consideraba mucho, pero solo con un mes de trabajo pude comprar unos zapatos nuevos en un mercado de Capitolio que costaron Bs. 450.000. Ahora ni multiplicando mi salario puedo hacer esa gracia. Qué lástima”, agregó la entrevistada.

El Nacional Web realizó un recorrido por principales centros comerciales para tener una referencia sobre los costos de la ropa en la actualidad, al tener en cuenta que han sido lugares casuales para la compra de vestimenta.

Foto:Pinterest

Franelas, camisas y abrigos

En el proceso de investigación, la franela más barata vista por el equipo de prensa tuvo un costo de Bs. 999.999 -dos meses y medio de trabajo para un venezolano que gane sueldo mínimo-.

El precio de una franela marca Pull & Bear es de Bs. 1.900.000 –casi cinco salarios mínimos mensuales-.

Sobre las camisas, para ocasiones más formales, los precios “más accesibles” varían entre Bs. 1.500.000 a Bs. 2.500.000 –al menos cuatro meses de trabajo para muchos venezolanos-.

Una chaqueta de semicuero tiene un costo de Bs. 4.200.000, lo que se traduce a más de 10 salarios mínimos. Mientras que una deportiva puede costar al menos Bs. 3.000.000. Los suéters, con o sin capucha, tienen un precio un poco por debajo de las chaquetas (de 2.000.000 hasta 3.000.000 bolívares).

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Pantalones, shorts y faldas

Tanto para damas como para caballeros, el promedio de costos de los pantalones tipo jeans se encuentra en 2.500.000 bolívares.

Entre las prendas más baratas están las faldas cortas de tela, con un costo de 700.000 bolívares.

Un short de playa, marca Billabong, cuesta de 1.900.000 bolívares; mientras que los shorts para mujeres tienen precios por el orden de los 800.000 bolívares.

Foto: Referencial

Ropa interior

Por su pequeño tamaño, la ropa interior de mujer, vendida por unidades, es lo más barato que se pudo conseguir. Una pantaleta tipo ‘hilo’ cuesta Bs. 300.000 y los sostenes entre Bs. 400.000 y Bs. 500.000. Esto precios igualan o incluso superan el ingreso mínimo mensual de los trabajadores.

Para los hombres, un paquete de cinco bóxers marca Fruit Of The Loom fue visto en 3.700.000 bolívares, precio que está muy por encima de los salarios de cualquier empleado.

Foto: Referencial

“Con las manos atadas”

La mayoría de la ropa que se vende en estos centros comerciales es importada y, por lo tanto, el comportamiento del dólar dentro de la economía venezolana es el principal factor que incide en los precios.

Vendedores consultados afirmaron que no tienen acceso a dólares habilitados por el Estado, por lo que recurren a surtidores que importan la mercancía a un precio similar a tasas  del dólar no oficial.

Los comerciantes, por esta razón, deben fijar estos elevados precios para obtener ganancias y pagar los costos del alquiler del local, según aseguran.

Mientras que la economía venezolana esté sumergida en la hiperinflación, el bolívar continúe devaluado y la tasa de cambio del dólar fluctúe, los precios de este tipo de productos serán inalcanzables para los ciudadanos que perciban sus ganancias en bolívares.


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