La Fórmula 1 requiere resistencia, energía, reflejos, un amplio campo de visión, capacidad de análisis, de toma de decisiones y una sangre fría fuera de lo común. Cualidades que los pilotos trabajan durante todo el año en los entrenamientos.

Que nadie piense que los pilotos no son atletas, puesto que su disciplina necesita una condición física impecable.

“Hay mucho cardio, carrera, bicicleta, piscina”, detalla el piloto francés Pierre Gasly a AFP.

“Hacemos pesas, pero no necesitamos levantar 150 kilos –indica–. Trabajamos más la resistencia muscular porque las carreras duran por lo general una hora y media y no puede ser que a la hora y 20 te den calambres”.

“Hacemos sobre todo mucho trabajo de abdominales para tener una buena estabilidad”, añade. Tampoco es cuestión de desarrollar en exceso la masa muscular, puesto que el peso es un factor determinante en Fórmula 1.

Los kilos equivalen a décimas de segundos perdidos o ganados.

¿Qué ejercicios convienen?

El doctor Riccardo Ceccarelli, fundador de Formula Medicine, empresa que supervisó en el pasado el entrenamiento del monegasco Charles Leclerc (vencedor en Monza) y actualmente de Robert Kubica, explica: “Trabajamos mucho en circuito, pasando de un ejercicio a otro, para que sea intensivo pero no aburrido y hacer trabajar alternativamente varios grupos de músculos”.

“También utilizamos muchas posiciones inestables. Esto trabaja el equilibrio y la sensibilidad del cuerpo, lo que es muy importante, porque los pilotos deben ser muy sensibles a los movimientos del coche”, añadió.

En un video publicado en Instagram, se puede ver al francés Romain Grosjean hacer flexiones con las manos y los pies apoyados en balones.

Por otro lado, los pilotos se ven sometidos a aceleraciones y desaceleraciones brutales y a fuerzas laterales importantes en las curvas, hasta de cinco o seis G (la inicial de la gravedad). Eso significa que tienen que soportar cinco o seis veces el peso de la cabeza y del casco que la protege.

De ahí la importancia de un trabajo específico de musculación del cuello con ayuda de aparatos que parecen instrumentos de tortura.

“Existen elásticos o cuerdas que se colocan alrededor de la cabeza a lo que se puede poner un peso o incluso casos como lastre”, precisa el piloto finlandés de Mercedes Valtteri Bottas.

“Lo suelo hacer en casa, pero me ha ocurrido que llamo la atención de algunas miradas extrañan en el gimnasio. Puede ser un poco doloroso cuando retomas los entrenamientos tras la pausa invernal, pero me gusta”, agrega.

Entrenamiento mental

“El resto se juega en la cabeza”, dice Ceccarelli, que propone a los pilotos módulos de entrenamiento de tres horas en media jornada, la mitad basado en el físico y la otra mitad en lo mental.

“Cuando alcanzas una alta condición física y que puede pilotar sin cansarte, basta con mantener esto –explica–. Por contra, siempre se puede progresar en el plano mental y es eso lo que mejora tu rendimiento”.

Este tipo de entrenamientos de cerebro, que se inició hace 25 años, progresó a gran velocidad a partir de comienzos de la segunda década de este siglo, paralelamente al progreso de la informática y de las tecnologías de la imagen.

Los pilotos trabajan sus reflejos y su campo de visión con una máquina en la que unas luces se encienden después de otras y que hay que apagarlas lo más rápidamente posible tocándolas, atrapándolas o devolviendo pelotas enviadas de todas partes.

Más recientemente, los ejercicios se hacen con cascos de realidad virtual. “Es neuroestimulación –dice Grosjean–. No utilizamos todo nuestro cerebro, eso se sabe. Se trata de activar las neuronas que permiten tratar más informaciones de lo que podías hacer anteriormente.

“Los ojos nos envían siempre mucha información, pero no podemos tratarla más, para ser capaces de hablar y de ver al mismo tiempo que alguien está jugando con un lápiz y que en la televisión aparece Hamilton”, explica el piloto francés.

Nueva frontera del entrenamiento mental, en Formula Medicine los pilotos se conectan durante los ejercicios a máquinas que miden su ritmo cardíaco y su actividad cerebral, para evaluar su nivel de estrés y de energía consumida para, con el tiempo, aprender a reducir estos valores.

“A veces tenemos la impresión de que estamos estresados cuando no lo estamos, o al contrario. Lleva años aprenderlo”, asegura Leclerc, un adepto de esta metodología. “Después, cuando lo sabes, solo hace falta aprender las técnicas para relajarte o motivarte, para tratar de estar siempre en la buena ventana mental para poder dar lo mejor de uno mismo”, agrega.


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