El regreso a la competición de la tenista rusa Maria Sharapova el miércoles, en el torneo WTA de Stuttgart (Alemania), tras una suspensión de 15 meses por dopaje y, sobre todo, las medidas tomadas por Rusia para facilitar su vuelta, no ha conseguido la unanimidad del mundo del tenis.

Dos aspectos han levantado ampollas. Primero, el torneo alemán comenzó el lunes, es decir, dos días antes de finalizar la sanción de Sharapova por su positivo al meldonium. Este «obstáculo» se superó haciendo jugar a la rusa el miércoles, algo que está reservado solo a los cabezas de serie.

El segundo problema es que Sharapova no tiene ránking WTA al no haber jugado desde el Abierto de Australia de 2016. Solo podía participar en Stuttgart con una wild card (invitación) que entregan los organizadores de cada torneo de manera discrecional, pero que suelen otorgarse a jugadores locales, a aquellos que regresan de largas lesiones o a promesas que apuntan a ser futuras estrellas.

«Va a poder llegar el miércoles y comenzar el torneo así (…) Es un poco extraño para las otras jugadoras», comentó en marzo la alemana Angelique Kerber, número dos mundial, cuando se confirmó el regreso de Sharapova.

«Es un torneo alemán, hay jugadoras alemanas que deberían tener una invitación», criticó la germana, que tomará parte en un torneo con una gran participación, donde jugarán además la checa Karolina Pliskova (N.3), la rumana Simona Halep (N.5) y la británica Johanna Konta (N.7).

Un «mensaje negativo» 

La danesa Caroline Wozniacki, ex número uno mundial, también lamentó que el regreso de Sharapova no se haya retrasado una semana y que no haya sido en un torneo de menos calibre: «Es muy discutible permitir a una jugadora aún suspendida, sea quien sea, participar en un torneo la misma semana en la que finaliza el castigo».

«Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Pero, al mismo tiempo, encuentro que un jugador suspendido por dopaje debería volver a empezar desde cero y ganarse su regreso, es diferente a una lesión», añadió la danesa.

Del mismo modo, las estrellas del circuito masculino criticaron la situación. El número uno mundial, el británico Andy Murray, estimó que hay que «trabajar para volver» y el francés Jo-Wilfried Tsonga fue aún más claro: «Es como dar un caramelo a un niño que ha hecho una tontería, lo volverá a hacer. Se envía un mensaje negativo».

Otros han sido más comprensivos, como la rumana Halep, convencida de que Sharapova podía «regresar fácilmente, incluso sin wild card, o la estadounidense Venus Williams, quien se felicitó de «verla de nuevo en el circuito».

«La menor de mis preocupaciones» 

Ya desde el mismo momento en que se reveló su positivo, la rusa contó con defensores que trataron de minimizar la gravedad de su falta.

Algunos alabaron la franqueza de la ganadora de cinco Grand Slams, que reconoció de inmediato su error de no comprobar que el meldonium había sido incluido en la lista de productos dopantes el 1 de enero de 2016.

Su gran rival en las pistas, Serena Williams, que acaba de anunciar su adiós a las pistas hasta 2018 por su primer embarazo, destacó que la rusa «demostró mucha valentía al admitir lo que hizo», mientras que su compatriota Svetlana Kuznetsova declaró que lo sucedido «no es tan serio».

¿Será recibida con los brazos abiertos? «Es la menor de mis preocupaciones», declaró Sharapova la semana pasada a la revista alemana Bild. «Ni siquiera he pensado en ello. Sé que se me respetan. Lo veo en la manera en que ellas (las otras jugadoras) juegan contra mí», añadió la exnúmero uno mundial, que regresará contra la italiana Roberta Vinci.


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