Derbi del noroeste de Inglaterra. Treinta y ocho títulos de liga combinados. Manchester United y Liverpool, los dos equipos más laureados en la historia del balompié inglés, se veían las caras en Old Trafford con realidades muy dispares: los visitantes, líderes y con pleno de victorias en 8 jornadas; los locales, con más dudas que certezas y en la posición 14 de la tabla, muy lejos de un rendimiento que esté a la altura de su historia.

La lesión del nobel defensor Tuanzebe en el calentamiento previo obligó a Solskjaer a improvisar, y el entrenador noruego optó por darle entrada a Marcos Rojo en la defensa para dibujar un 3-4-1-2 sobre el terreno de juego. Sorprendentemente, la apuesta funcionó, y el United jugó uno de los mejores partidos, ante uno de los rivales más exigentes, en lo que va de campaña.

El esquema táctico del United sorprendió al Liverpool

Wan Bissaka y Ashley Young, en teoría los carrileros del esquema táctico local, retrocedían constantemente para armar una línea de 5 defensores junto a Lindelof, Maguire (líbero) y Rojo. Este planteamiento defensivo no sólo cuidaba efectivamente la incursión en ataque de los laterales del Liverpool, sino que le impedía ser ancho al equipo dirigido por Jürgen Klopp, que contaba con la muy sensible baja del extremo egipcio Mohamed Salah.

El Liverpool tuvo que desembocar su juego hacia el carril centra de la cancha

Evidentemente, el Manchester United sacrificó versatilidad en ataque a cambio de solidez en defensa, y logró desacelerar a un Liverpool que no encontraba respuestas. Cuando recuperaban el esférico, los locales se aferraban a transiciones rápidas basadas en las galopadas de Daniel James y de Marcus Rashford, uno de los mejores del partido por su efectividad en los traslados y su talento para el desequilibrio.

De esa manera fue que llegó el único gol de los locales. Los Red Devils recuperaron el balón luego de una entrada sobre Origi que el Liverpool reclamó como falta, James desbordó por la banda derecha y su centro a media altura encontró a Rashford incursionando en el área y batiendo de primera a Alisson Becker. Contundencia y efectividad.

El segundo tiempo mantuvo el mismo guion de la primera parte, pero el plan del United ameritaba una intensidad física que inevitablemente iba mermando con el pasar de los minutos. El Liverpool, que poco a poco iba adelantando líneas, empezó a tener más la pelota y a encontrar más espacios.

El Manchester United defendió muy cerca de su arquero, David De Gea

Cerca del final del partido, y por un fallo de Andreas Pereira en la presión defensiva sobre la banda derecha, el lateral izquierdo Robertson, con tiempo y espacio para pensar, sacó un centro que encontró a Adam Lallana en el segundo poste. Uno a uno fue el resultado final. El Manchester United jugó uno de sus mejores partidos de la campaña, aunque no por ello su propuesta fue vistosa o suficiente para conseguir la victoria. El Liverpool mantiene su invicto en la liga, fue creciendo con el transcurrir de los minutos, terminó teniendo más oportunidades de anotar que su rival y, tal vez, mereciendo incluso el triunfo. Al menos así lo indican los “goles esperados” (xG) de @Driblab, una métrica que cuantifica la calidad de las ocasiones de gol que genera un equipo.

El Liverpool creó más ocasiones de gol, sobre todo en el segundo tiempo

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